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Ciudades del Futuro: Coca Cola, Andreani y Toyota, tres miradas de compromiso en materia de sustentabilidad

Empresas líderes en el mercado contaron qué medidas aplican en el presente y tendrán un impacto indiscutible en el futuro. La economía circular y las ciudades.

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Ciudades del Futuro: Charla con representantes de Coca Cola, Toyota y Andreani en Editorial PERFIL. | © Marcelo Aballay

En el marco del encuentro Ciudades del Futuro, que tuvo lugar en Editorial Perfil el jueves 15 de agosto, tres empresas que lograron éxito en la región en materia de políticas de sustentabilidad compartieron sus ideas y debatieron del rol de las compañías a la hora de implementar vías de desarrollo de sus productos y servicios en pos de aportar a una economía circular.

Entrevistados por Ursula Ures Poreda, Mariale Álvarez, Directora de Asuntos Públicos, Comunicación y Sustentabilidad de Coca-Cola Argentina, Gabriel Pérez, gerente de Desempeño Ambiental de Andreani y Diego Prado, Director de Asuntos Corporativos de Toyota, buscaron puntos en común en la experiencia en sus políticas como empresas, cada uno desde su propio mercado.

Mariale Álvarez abrió el panel y contó que Coca-Cola tiene un desarrollo de políticas de sustentabilidad a nivel corporativo, que después tienen que ser implementadas a nivel local. "Lo que pasó en los últimos años es que la realidad local muchas veces es mucho más importante que la gran política corporativa", sostuvo. Y agregó: "Nos llevó en el camino de tener que repensar los mismos productos que vendemos en nuestro portafolio, reconocer que nuestros negocios solo pueden prosperar en comunidades que prosperan: las problemáticas aún muy locales, de comunidades chiquitas, son importantes en políticas de sustentabilidad en empresas como la nuestra", explicó Álvarez.

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Mariale Álvarez, Directora de Asuntos Públicos, Comunicación y Sustentabilidad de Coca-Cola Argentina. 

A su turno, Diego Prado señaló que desde la compañía no consideran que tienen "una política de sustentabilidad", sino que conciben el negocio de la única forma que tiene que ser, y es de manera sustentable. "Tiene que ver con el inicio de la compañía, y su origen en Japón después de la guerra: un país con muchas restricciones en recursos naturales y económicos en aquella época. Se concibió el negocio desde la década del 50 a través de un contrato social de círculos de confianza con todos nuestros públicos de interés, pensando siempre con una visión de largo plazo más que en la coyuntura", relató ante la prensa presente en el panel.

En 2015, Toyota Motor Corporation presentó seis objetivos ambientales a conseguir pensando en 2050. Frente a desafíos globales claves como el cambio climático, la escasez de agua, el agotamiento de recursos y la degradación de la biodiversidad, el Desafío Ambiental de Toyota 2050 aspira a reducir el impacto durante la fabricación y conducción de vehículos. Con ese fin, Toyota produce y promueve además vehículos eléctricos híbridos, eléctricos de batería y eléctricos de celda de hidrógeno, que son efectivos para lograr un menor consumo de combustible y promueven el uso de combustibles alternativos, indispensables para ayudar a resolver los problemas ambientales actuales.

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Diego Prado, Director de Asuntos Corporativos de Toyota.

En el caso de Andreani, el gerente de Desempeño Ambiental de la empresa detalló que la sustentabilidad “está en su ADN y en la razón de ser” de la compañía. Uno de los claros ejemplos de dicha política, contó, es que llevan diez años rindiendo cuentas a través de la emisión de reportes de sustentabilidad. “La estrategia que tenemos se basa en cuatro pilares: valor humano, eficiencia ambiental, compromiso social e innovación estratégica. Entendemos que el negocio no puede ser concebido de otra forma que no sea sustentable y somos conscientes del impacto que generamos en las ciudades”, aseguró Gabriel Pérez.

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Gabriel Pérez, Gerente de Desempeño Ambiental de Andreani. 

La compañía es el primer operador logístico en incorporar vehículos 100% eléctricos, ideales a la hora de la distribución de paquetería liviana en zonas densamente pobladas, y que además generan menos ruido y emisiones que un vehículo tradicional. En pos de lograr una movilidad segura y sustentable, durante 2018 innovaron en la tecnología de transporte para cada etapa del proceso de distribución. Así, por ejemplo, incorporaron las motos carrozadas a su flota: las mismas generan un 58% menos de emisiones.

En el marco de su compromiso con las emisiones y el impacto en las ciudades, en Andreani realizan mediciones de ruidos molestos en las plantas principales del área metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires, donde generan un mayor impacto: durante 2018 los resultados mostraron que se cumplen con todos los parámetros permitidos.

Para Álvarez, el trabajo que tienen por delante las compañías "es un desafío muy difícil". “Tenemos que buscar soluciones que no sean de tipo filantrópico, sino que tengan circularidad económica, porque si no, no es sostenible en el largo plazo. Es una preocupación que toda la industria reconoce”, manifestó. Coca-Cola tiene, entre sus objetivos, recolectar y reciclar para el 2030 el equivalente al 100% de los envases puestos en el mercado, y alcanzar un portafolio total de envases reciclables para 2025. En Argentina todos los envases de la compañía son 100% reciclables, e impulsan localmente una red de puntos de reciclaje a los que los consumidores pueden llevar envases de plástico, vidrio y tetrabrik para su clasificación, almacenamiento y empacado.

En ese marco, señaló la Directora de Asuntos Públicos, las empresas como Coca-Cola por la visibilidad que tienen toman la delantera, pero destacó que hay un nivel de conciencia mayor que en otros años. “Entendemos que el sector privado tiene una cuota aparte de responsabilidad y un aporte que hacer”, aclaró.

En la misma línea opinó el Director de Asuntos Corporativos de Toyota, quien contó además que la automotriz produce y promueve vehículos eléctricos híbridos, eléctricos de batería y eléctricos de celda de hidrógeno. “La sinergia que genera la integración del sector público y el sector privado en la transformación de estos procesos es muy potente. Así como Coca-Cola tiene un problema con el tema del reciclado, nosotros tenemos los autos, que hoy funcionan con motores a combustión, y emiten gases y dióxido de carbono. Siempre tenemos que trabajar en términos de sustentabilidad y balancear los beneficios y los impactos en términos de desarrollo tecnológico”, apuntó Prado. En sus palabras, “no sirve de nada que solo Toyota venda vehículos que no emiten gases de efecto invernadero si el resto lo sigue emitiendo”. Por eso, Prado hace hincapié en que la sinergia es de suma importancia.

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Toyota, Coca-Cola y Andreani compartieron sus compromisos con la sustentabilidad de cara a los próximos años. 

Economía circular.

En relación a este punto, desde Toyota tienen la visión de que la industria automotriz desaparecerá, al menos tal como la conocemos en 2019. "Así como está concebida hoy, la industria automotriz va a desaparecer: va a vivir un proceso de transformación. Hace 100 años surgió el motor a combustión, y los caballos se reemplazaron por autos en menos de diez años. En los próximos diez se va a dar en una magnitud superior a esa”, opinó el Director de Asuntos Corporativos de la compañía. El cambio, señaló, vendrá asociado a desarrollos tecnológicos. "Autos autónomos, eléctricos, compartidos, pero también con cambios de hábitos de conducta de los consumidores. Hoy el 95% del tiempo el auto está estacionado en casa o donde estás trabajando, y no hay administración racional de los recursos disponibles. Los nuevos consumidores van a ser más inteligentes de lo que fuimos nosotros en el pasado, no están dispuestos a hacer esas inversiones. Todo lo que tenga que ver con economía circular y compartida, va a ser cada vez más potente”, vaticinó Prado.

Por su parte, desde Andreani aseguran que para funcionar como tal, la economía circular "tiene que ser colaborativa". "Me contaban que hay cooperativas en zona costera de Mar del Plata que tienen mucho plástico para que vuelva a la industria y no tienen quién lo transporte a Buenos Aires, donde hay plantas recicladoras que están funcionando a un 40% de su capacidad. Eso es un problema", explicó Gabriel Pérez.

Para la logística, sostuvo, la economía circular es también sinónimo de logística inversa, y una posibilidad de negocios más rentables. “Cuando uno se sienta con un transportista y le dice que con un cambio de hábito ahorra combustible, al principio no lo creen. La sustentabilidad sí es un buen negocio. Ayuda a reconvertir a las empresas, su matriz de costos, donde los costos de la energía son cada vez más importantes”, detalló. Y agregó: “La legislación tiene que apoyar un poco, esto de que cuando hay residuos la responsabilidad es de quien lo produce son cosas que se tienen que empezar a discutir, para que haya incentivos económicos para que todos esos materiales vuelvan al proceso productivo y se revaloricen”, destacó.

Respecto a este tema, Mariel Álvarez consideró que, en algunos casos, el concepto de "economía circular" está mal utilizado o "sobrevalorado". “Hay muchos ejemplos que no fueron concebidos para sostenerse en el tiempo a gran escala. Un buen proyecto ambiental puede ser muy bueno y muy valioso, pero si no es realmente sustentable y sostenible, no es economía circular”, opinó. “Son muy pocos los ejemplos en el mundo que tienen circularidad genuina, y en general fueron concebidos desde el diseño del producto, los materiales, el servicio, y generalmente tienen que ver con situaciones de contexto”.

Para la representante de Coca-Cola, "forzar la circularidad" nos va a llevar de vuelta a soluciones que no son sostenibles en el largo plazo. “A veces un proceso lineal, si está bien diseñado y se compensa, sirve igual”, destacó. Para explicarlo con un ejemplo, señaló una experiencia de la compañía con el reciclado de envases. “Los envases retornables tienen circularidad, y en los envases descartables tenemos un contenido de recina reciclada de entre 11/15% que volvemos a usar en nuevos envases. Si a eso quisiéramos forzarlo a que fuera reciclado en un 100%, lo distorsionamos, y quizás haya otros usos para ese material más eficiente, más sostenibles, para beneficio de otros mercados”, argumentó. Por eso, apuntó a que la economía circular debe analizarse en cada caso y siempre en relación a un sistema.

Visión de futuro: ¿qué pasará en diez años?

Para Prado, la ciudad de Buenos Aires está recibiendo un transformación muy potente, donde la integración se va a dar entre el transporte público y el transporte privado. En ese marco, explicó que están trabajando en la generación de incentivos con el gobierno de la Ciudad. "Se desgravaron del pago de patentes los vehículos electrificados, híbridos y o eléctricos, y analizamos la posibilidad de flotas de transporte público con vehículos que funcionen a hidrógeno en la ciudad, donde hay una problemática ambiental en términos de movilidad", detalló.

Pérez destacó el e-commerce, y señaló que en Latinoamérica el total de ventas alcanza solo el 3% de la totalidad, por lo que consideró que "no hay techo" para el crecimiento, y que es sin dudas algo que impactará. Esto, dijo, implica un cambio en la visión de la logística, con distintos patrones de consumo que cambian constantemente. Por un lado, habló de ciudades más “resilientes”, donde el peatón está cada vez más en el centro de la escena, pero también de ciudades saturadas, con más gente consumiendo. “Hay que cambiar la lógica de ciertos procesos, ciertas formas de consumir, y adaptarnos a ese desafío. Lo veo con buenas oportunidades”, pronosticó.

Por su parte, Álvarez destacó el desafío de planificar las ciudades desde su origen y poner un límite al crecimiento, a contramano de la idea de hace años donde el foco era que las ciudades crezcan sin limitaciones.“Las ciudades tienen un límite y no es deseable que se vuelvan muy grandes, ni muy concentradas. Hay que tener una planificación sostenible. Van a tener que ser necesariamente más chicas, más conectadas desde sus orígenes. Eso cambia la lógica del abastecimiento, y de las logísticas inversas para los residuos generados”, sostuvo, y dejó en claro la idea de que todos los procesos están, en cierta forma, conectados.

A.G./