Una de las últimas cosas que hizo Alberto Nisman en vida fue adquirir la edición de NOTICIAS de aquella semana, que lo tenía en tapa. El fiscal acababa de sacudir la agenda pública con su denuncia contra el gobierno de Cristina Kirchner. Era el personaje central de la escena política.
Producto de aquella tapa, Nisman había mantenido una dura conversación por Whatsapp con su ex esposa, la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, quien, enterada por él mismo de la portada ni bien la vio promocionada en la web, lo acusó de sólo pretender figuración.
Dos semanas después de la misteriosa muerte, Arroyo Salgado se presentó en Tribunales con un ejemplar de la revista. En la nota interior, la foto principal del funcionario mirando a cámara exhibía un detalle macabro: había un punto negro dibujado en su frente. ¿Una amenaza previa al presunto asesinato?
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En medio de un escándalo mediático, la revista debió probar que jamás se había editado esa foto con semejante acto de mal gusto. Y, a través de sus abogados y un escribano público, se logró constatar que había un solo ejemplar con ese "detalle": el presentado por la propia denunciante. Lo había recibido en su casa un tal Guillermo Elazar, su entonces pareja, mientras ella estaba de vacaciones en Europa junto a sus hijas.
Por acción u omisión, el episodio terminó resultando apenas una de las "cortinas de humo" del caso. El juez federal Luis Rodríguez, quien tenía abierto un expediente por amenazas contra Nisman, nunca comprobó el origen de aquella marca. Poco después, Elazar y Arroyo Salgado dejaron de estar juntos.
