OPINIóN
Submarino

Tripulantes del ARA San Juan: héroes de todos los argentinos

Los familiares sospechan por las demoras injustificadas del juzgado federal de Caleta Olivia en la causa que sigue caratulada como “Averiguación de delito”.

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Ara San Juan | cedoc

La desaparición del ARA San Juan conmocionó a la Argentina. Fueron días de intensa angustia y enorme expectativa para toda la sociedad. Desde luego, los familiares y amigos de los tripulantes sufrieron cada segundo de incertidumbre, cada información falsa, cada declaración irresponsable, cada promesa incumplida. La mayor parte de ellos está disconforme con la conducta del Gobierno y el Poder Judicial. Muchos de ellos marcan que existen graves responsabilidades penales por parte del Ministro de Defensa Oscar Aguad, el jefe de comando de las fuerzas submarinas Claudio Villamide, y el jefe de comando de alistamiento Luis López Masseo.

Los familiares sospechan por las demoras injustificadas del juzgado federal de Caleta Olivia a cargo de Marta Isabel Yañez en la causa 17379/17 que sigue caratulada como “Averiguación de delito”. Ejemplo de ello es la tardanza de cinco meses en mostrar las imágenes recolectadas por Ocean Infinity, la falta de conformación del equipo de peritos, los constantes maltratos del juzgado y la inescrupulosa utilización de una licencia por vacaciones para dilatar la causa.

Cronología: día por día, la búsqueda del submarino ARA San Juan desde su desaparición

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Hace unos días tuve el honor de recibir a un conjunto de familiares. Antes de conocerlos, más allá de expresar mi solidaridad y ofrecer mis respetos a través de una carta privada, nunca me había manifestado públicamente sobre el tema. Hacer politiquería sobre el dolor de otro es vil. A veces, es mejor un acompañamiento silencioso. Del mismo modo actué frente a los estragos de Cromañón y Once. Participé de las manifestaciones y luego conocí a José Iglesias, papá de Pedro y Lujan del Rey, mamá de Lucas. Dos personas maravillosas que luchan por respeto, verdad y justicia; con las que comparto algunos puntos de vista y disiento en otros.

Este grupo de familiares me explicó con claridad los padecimientos y situaciones de revictimización a los que fueron sometidos. Muchas familias están en una situación de vulnerabilidad económica que nunca se abordó con políticas públicas reparatorias e incluso se intentó aprovechar para silenciar reclamos. Hay viudas de héroes que hoy no pueden darle de comer a sus hijos y huérfanos que no pueden comprarse un par de zapatillas. Para colmo, la arbitraria radicación del expediente en Caleta Olivia les impide a muchos el seguimiento de las querellas. Por su parte, la comisión bicameral aún no emite su dictamen sobre las responsabilidades mediatas e inmediatas de la tragedia que, sospechan, será borroso y condescendiente con las autoridades políticas.

Las historias de los 44 tripulantes del ARA San Juan

He podido ver de primera mano las abrumadoras evidencias sobre el nexo de causalidad entre la desidia estatal y el desenlace final de estos héroes que fueron a defender el patrimonio ictícola de la Patria frente a los intereses depredatorios de grandes empresas y posiblemente a recabar información sobre movimientos militares de los usurpadores de las Islas Malvinas. Lo cierto es que Aguad y los mandos militares mencionados ordenaron una misión de alto riesgo a un submarino que nunca debió haber zarpado. Ellos sabían que existían más de treinta ítems de suma importancia que debían repararse en dique seco. Entre las fallas correctamente reportadas por el Capitán con debida antelación, se destaca la rotura de dos de los tres sensores del snorquel, que de haber estado operativos hubieran impedido la filtración de agua que finalmente produjo una electrólisis en las baterías.

Las grandes tragedias y el dolor de las víctimas siempre constituyen un capital político atractivo para los dirigentes y figuras públicas. El dolor da legitimidad. Estar cerca de las víctimas es siempre “políticamente correcto”. En la medida que esa cercanía sea para acompañar tanto dolor, bregar por justicia y proyectar cambios que permitan evitar la reiteración de situaciones similares es legítima y fructífera.

Qué dicen los medios del mundo sobre el ARA San Juan

Lógicamente, ser víctima no te da automáticamente la razón ni te convierte en buena persona, pero sí te da algunos derechos. La ley 27.372 sobre derechos y garantías de las personas víctimas de delitos los establece con claridad. Entre ellos, cabe mencionar el de “examinar documentos y actuaciones, y a ser informada verbalmente sobre el estado del proceso”. En la causa del ARA San Juan este derecho se está incumpliendo gravemente para una enorme cantidad de víctimas. Se trata de 24 hermanos y hermanas de tripulantes, patrocinados por el Dr. Luis Alberto Tagliapietra, a quienes hasta la fecha no se les permite asistir a la videoconferencia del 23 de abril en la que se proyectarán las imágenes recolectadas por Ocean Infinity, con la excusa lamentable de que no hay salas disponibles y otras triquiñuelas.

Voy más lejos y planteo que esas imágenes deben ser de domino público preservando la intimidad de las víctimas y dándole prioridad a sus familiares. Sé que algunos familiares no están de acuerdo con esto y los respeto, pero conocí a muchos otros que comparten mi posición.

La megacausa del ARA San Juan: 70 testigos, 60 mil fojas y la Armada en la mira

Los tripulantes del ARA San Juan son héroes nacionales y el submarino es de nuestras Fuerzas Armadas, institución indispensable para una patria justa, libre y soberana, pero que aún carga con los crímenes de la última dictadura y no ha logrado reinsertarse plenamente a la vida nacional. Flaco favor le hacen quienes reafirman la cultura del secreto y la endogamia militar impidiendo que el Pueblo sepa qué pasó con sus 44 héroes. Todo investigador, periodista o ciudadano que quiera acceder a esas imágenes debería poder hacerlo… Pero que los hermanos no puedan porque la señora jueza no encuentra un salón “lo suficientemente grande” es, ya, intolerable.