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En Argentina la Justicia es una de las instituciones más cuestionadas de la sociedad

Existen datos que indican la creciente percepción de que la Justicia no es independiente, sino que está condicionada por factores políticos y económicos externos a ella.

Palacio de Tribunales
Palacio de Tribunales. | Cedoc

El sistema judicial es un componente básico del funcionamiento normal y democrático de un país. Su buen funcionamiento asegura los componentes básicos de la economía de mercado: la seguridad de los derechos de propiedad y el cumplimiento de los contratos (Palumbo et al., 2013, pág. 8). También garantiza el equilibrio de los poderes, siendo un contrapeso necesario para evitar excesos de la clase política.

En teoría, al menos, funciona así. Los datos muestran que, en Argentina, la Justicia es una de las instituciones más cuestionadas de la sociedad: solo un 11% de la gente confía en ella (el único sector peor ranqueado son los sindicatos, con un 8%). Hay dos razones principales para esta crisis de legitimidad. La primera es el aumento del delito y la incapacidad del sistema para darle una respuesta a este fenómeno (muchos fallos, en cambio, terminan despertando la indignación popular).

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Por otra parte, existe la creciente percepción de que la Justicia no es independiente, sino que está condicionada por factores políticos y económicos externos a ella. En otras palabras, que responde al poder de turno antes que a las leyes y los procedimientos. Esto es un problema ya que el PJN es el único de los tres poderes sin cargos electivos. ¿Qué herramientas le quedan a la ciudadanía para mostrar su disconformidad con las acciones de los jueces?

Esta última semana tuvimos un caso testigo, un ejemplo de cómo la sociedad explotó ante lo que se percibía como una arbitrariedad y una ¨runfla ¨de conflictos de poder entre la Justicia y el gobierno. No hace falta reponer los detalles de los ires y venires entre la Corte Suprema y el TOF2 en torno a la causa “Vialidad” y la audiencia oral (prevista para el próximo martes) de la ex presidenta Cristina Kirchner.

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Lo interesante del caso es que la presión, ejercida desde los medios de comunicación y las redes sociales, motivó la marcha atrás de la Corte y evitó que la audiencia fuera postergada. Un análisis de medios hemos llevado junto a GlobalNews nos muestra el peso que tuvo este tema en distintas plataformas, con más de 5000 notas publicadas. Es destacable la relevancia de los medios online, que engloban más del 85% de estas publicaciones, mientras que el resto se reparte en los medios tradicionales (en radio, por ejemplo, cerca del 3%).columna-reina-17052019-01

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Estos datos nos muestran además dos picos de interés, los días 16 y 17 de mayo. También podemos ver que la mayoría de las notas se publicaron en medios pertenecientes al Grupo Clarín, y en segundo término al Grupo América y al Grupo Indalo. Es decir, hubo una ¨lucha de intereses ¨ entre los ¨atacantes y defensores¨, mientras que los “neutrales” están mucho menos representados).columna-reina-17052019-01

En lo tocante a las redes sociales, contamos con las nubes de palabras como una forma de visualizar de forma rápida cómo y de qué manera se tocó este tema. Abundan los términos y los hashtags que hacen referencia a la indignación y la búsqueda de justicia: #sinjusticianohayrepublica, #cacerolazos #Justicia ,#impunidadnuncamas, además de críticas a los defensores del modelo (#StornelliaDolores), entre mensajes opositores menos numerosos, como #derrumbepro.columna-reina-17052019-01

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No es casual que en el ojo de la tormenta esté Cristina Kirchner, quien a estas alturas es una de las principales precandidatas a la presidencia, y que además, en sus ocho años de gobierno, ha tenido una relación ríspida con la justicia. Entre jueces adictos (como Oyarbide), infinidad de causas, e incluso amenazas variopintas de militantes kirchneristas. En 2010, Hebe de Bonafini llamó a “tomar Tribunales”; hace poco, más comedido, Mempo Giardinelli sugirió “eliminar el Poder Judicial”. Ahora también los comentarios en torno de burla de Dalbón, abogado de CFK: “le dije que fuera divina para salir bien en las fotos”. La burla es una clase de expresión; su esencia ofensiva, en una democracia, y en el momento delicado que vivimos es una sutil forma de agitación.

Podemos especular sobre las intencionalidades políticas detrás del escándalo. ¿El oficialismo busca apurar los juicios? ¿La Corte Suprema teme las repercusiones en caso de que Cristina vuelva al poder? ¿El kirchnerismo está preparando el escenario posible de la derrota y el “martirio” de Cristina? Más allá de la coyuntura, persiste la pregunta de cómo podemos construir una Justicia más democrática y representativa.

En la actualidad estamos presenciando el ascenso del “quinto poder”, representado por Internet y de las redes sociales; un factor que, como vimos en este caso, puede actuar como contrapeso de los tres poderes tradicionales de la democracia. Por ahora es solo una insinuación, pero este puede ser el inicio del cambio.