COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

Una imagen puede engañar si no se chequea el contexto

20190610_pedidosya_madre_bebe_twitter_juanquiles_g.jpg
Juego sucio. Esta foto se viralizó y fue utilizada para alimentar la campaña. | Twitter / Juan Quiles

El jueves 3, el fotógrafo Juan Quiles registró una imagen tomada en la calle y la publicó en su sitio de Facebook e Instagram sin comentarios ni exposición del contexto. Mostraba a una mujer que cargaba en su espalda la gran mochila de una de las empresas dedicadas al delivery mediante aplicación en celulares y computadoras, y en su frente una niña en su portabebé. La infaltable bicicleta de quienes pedalean la Ciudad de Buenos Aires para cumplir pedidos en este sistema que precariza el trabajo completaba el cuadro.

La foto fue compartida más de 8 mil veces en Twitter y Facebook en menos de 12 horas, en la mayoría de los casos solo acompañada por breves textos en los que se apuntaba a la precarización laboral que sus autores atribuían a este gobierno. Más: algunos de los firmantes de esas réplicas son conspicuos miembros de niveles superiores de la campaña a favor de la fórmula Fernández-Fernández (Wado de Pedro, Facundo Moyano, Hugo Yasky, Fernanda Vallejos, Malena Galmarini) y también de otros sectores de oposición, como el candidato presidencial de izquierda Nicolás del Caño.

Nada habría que comentar negativamente sobre tal viralización si no tuviera una consecuencia espuria: al mostrar a la mujer y su beba de tal manera, el desprevenido observador quedaba al borde de “comprar” la idea de que la mujer hacía su reparto portando a la pequeña, peligrosos modo de precarización extrema.

Debo agradecer al buen periodista que es Eduardo Blanco haber puesto blanco sobre negro en Facebook la realidad de este fenómeno viral.

Blanco hizo lo que debimos hacer todos los que sentimos el impacto de la imagen: chequear los datos que la rodeaban y ponerla en contexto. Se trata de un procedimiento sencillo, que este ombudsman recomienda aplicar a periodistas y a los lectores de PERFIL: con clickear reversoar.com accederán a un excelente sitio dedicado específicamente a investigar la veracidad de textos, anuncios, eslóganes, afirmaciones que bombardean a los electores en estos tiempos previos a las elecciones del 27 de octubre. Reverso certificó en este caso (https://reversoar.com/la-historia-detras-de-la-mama-repartidora-de-pedidosya/) al menos dos cosas: en comunicación con el fotógrafo, logró que este aceptara que tomó la foto cuando la mujer caminaba con la bicicleta a un lado, no en función laboral, y que le interesó por lo curioso de la escena; y en contacto con la chica, supo que se trata de una joven venezolana que en ese momento llevaba a su niña al jardín de infantes antes de iniciar su reparto.  

Hace ya varias semanas que este ombudsman propone a los lectores de PERFIL un sano ejercicio: revisar la veracidad de lo que se publica, no aceptar sin análisis crítico lo que les llega por distintos medios, sean estos los tradicionales –diarios, revistas, TV y radio– como los que emplean sistemas de comunicación vía internet (redes sociales, portales de  noticias). El riesgo de caer en trampas informativas falsas o sesgadas a favor de unos u otros candidatos puede llevar al electorado a cometer graves errores de interpretación y condicionar su libertad de elección. Se trate o no de fake news (no es este el caso, aunque se parece bastante), es necesario tener claro que se emplean armas non sanctas, juego sucio, para estos comicios generales.

Ferrer. Es correcto e incompleto lo que afirma el lector Wolf en su carta publicada hoy: es de 1987 la primera edición de Vivir con lo nuestro, el libro de Aldo Ferrer citado por Jorge Fontevecchia en su editorial del sábado 28 de septiembre, pero desde entonces ha tenido otras ediciones, varias de ellas corregidas y aumentadas como la que efectivamente mencionó el columnista.