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Sorpresas en los diarios

Confianza tenía cuando, en una librería de viejo, compré Prácticas indecibles, actos antinaturales, de Donald Barthelme

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Ahora que llegó la primavera es buen momento para hablar sobre Brasil, país tropical. O mejor dicho, de algunas noticias que salen en sus medios que, leídas a la luz de la Argentina (país invernal, si los hay) se vuelven doblemente interesantes. Por ejemplo, del domingo 8 de septiembre, en su página 21, Folha de São Paulo –uno de los más importantes y prestigiosos diarios brasileños, de línea muy, muy moderada– publicó un largo artículo –firmado por Sylvia Colombo, corresponsal en Buenos Aires– titulado: “Parciales, los medios argentinos se adaptan a la nueva escena”, con una bajada que dice: “Sorprendidos por la derrota de Mauricio Macri en las elecciones primarias, los principales medios reposicionan su línea editorial”. Lo interesante aquí es que la nota no trata (solo) de tal o cual periodista sino de las líneas editoriales de los medios y de sus negocios, tema casi ausente en nuestra discusión local. Transcribo el comienzo del artículo, que no tiene desperdicio: “Como acontece en cada ciclo de poder en Argentina, los principales medios se encuentran en un momento de reposicionamiento de su línea editorial y sus negocios. En un país en que el periodismo es tradicionalmente parcial, a favor o en contra del gobierno de turno, los cambios en la Casa Rosada generalmente detonan grandes transformaciones en las jefaturas de las redacciones y los canales de televisión”. Luego el texto pasa a describir la relación de Clarín, La Nación, entre otros, con el kirchnerismo, para rematar la nota con frases como esta: “En los años de Macri hubo pocas investigaciones periodísticas sobre los negocios ilícitos de su gobierno”.

Siguiendo con Folha de São Paulo, ahora en la página 6 de la edición del viernes 13 de septiembre, leemos una aún más larga nota titulada “Proveedora de urnas se alía con venezolanos en licitaciones”. No me pareció un título muy bien redactado, no obstante me dio curiosidad como para leerlo. ¿Con qué me encontré? Con frases como esta: “La empresa norteamericana que tradicionalmente provee las urnas electrónicas para las elecciones brasileras decidió asociarse con (…) Smartmatic, con sede en Londres, controlada por empresarios venezolanos”. ¿En Brasil también? ¡Qué suerte tiene Smartmatic! No entiendo nada de sistemas electorales y mucho menos de  medios electrónicos (todavía uso una radio portátil a pilas, que pongo debajo de la almohada), pero estoy seguro de que debe ser buenísima, si los principales gobiernos neoliberales y cuasi fascistas del Conosur le entregan su confianza.  

Confianza tenía cuando, en una librería de viejo de la avenida Scalabrini Ortiz, compré Prácticas indecibles, actos antinaturales, de Donald Barthelme (Anagrama, Barcelona, 1972). Por supuesto la confianza desembocó en inmenso placer en la lectura. Un año antes (ah, la época en que Anagrama tenía un catálogo increíble) se había publicado en castellano Vuelve, Dr. Caligari, primer libro de Barthelme, hecho, como en Prácticas…, de relatos que incluyen rastros de surrealismo, de nonsense, de una ironía única y una sutilísima crítica social. Ese fue también el primer libro de Barthelme que leí. En esos años, como a John Barth, la crítica norteamericana lo llamaba “posmodernista”. Término que pereció, al mismo tiempo en que la obra de Barthelme sigue siendo maravillosamente actual.

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