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PERFIL 14 AÑOS

Sanar las heridas

Hay reclamos urgentes. Es una sociedad activa que no contempla resignaciones.

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Restan apenas 86 días para el 10 de diciembre. Escasísimos para intentar desde el poder una retirada “ordenada”. O demasiados para una oposición prácticamente electa y ocupada en construir futuro mientras sortea las esquirlas de un presente sombrío. Macri y sus “gurúes” parecen –a esta altura– descreer de los milagros. Sus voces resuenan apagadas en el vacío que dejaron aplaudidores, comunicadores y profetas preocupados hoy en “desmarcarse” ante un destino “manifiesto”.  El tema ya no discurre en si Alberto Fernández será o no el próximo presidente, sino en cómo frenar y revertir los costos de la crisis y sus condicionamientos.

Tratar de armar un nuevo modelo de país ante una herencia “pesada” y “pensada” será uno de los grandes desafíos, además de romper con una “lógica” que hizo de la ortodoxia su norte, de la destrucción de la industria un credo, del empobrecimiento una naturalización, de la inflación una constante, de la fuga de capitales una práctica, del endeudamiento compulsivo un culto.

Los márgenes de maniobra del próximo gobierno se irán demarcando en una transición cada vez más complicada en lo económico pero con mayor amplitud y respaldo en términos políticos. El disciplinamiento o la resignación que debían surgir tras una Argentina devastada para muchos y próspera para pocos, se revirtió en una resistencia por momentos silenciosa, ruidosa en las calles, combativa en los cierres de fábricas y comercios, y apabullante en las urnas. Es la que priorizó la unidad frente a las diferencias, la que hoy plantea la necesidad de un gran acuerdo social, la que creyó en la política como herramienta de cambio, la que dijo basta al FMI y sus recetas dañinas y vetustas. Es el país que parecía “dormido” mientras soñaba esperanza.

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Conservar e, incluso, ampliar la ya holgada diferencia obtenida en las PASO es un tema crucial para el Frente de Todos. De la dimensión de este triunfo y su capacidad para articular y solidificar una alianza con sectores económicos, sociales y políticos dependerá la impronta de un gobierno que deberá administrar dificultades y tomar medidas urgentes que inviertan la ecuación de más ajuste por crecimiento.

Hay reclamos urgentes. Es una sociedad activa que no contempla resignaciones. 

El tratamiento de la ley de emergencia alimentaria puso en contexto la dimensión de la deuda social y la imperiosa necesidad de reducirla y cancelarla. Mas allá de la retórica vacua de algunos funcionarios, el hambre –como límite extremo de lo admisible– ocupará buena parte de la agenda paliativa en un mes como diciembre, proclive a caldear ánimos.

Los lineamientos estratégicos del futuro gobierno plantean soluciones más duraderas. Sus prioridades las definen la defensa del trabajo y de la producción nacional, la recuperación del valor agregado en una economía reprimarizada, la reactivación del mercado interno, engrosar los bolsillos alicaídos de los más vulnerables y de los sectores medios, entre otras medidas.  

Hoy la sociedad argentina pareciera estar golpeada individualmente pero empoderada en sus dimensiones colectivas. Entre la mayoría de los votantes de las PASO parecen existir consensos claros: merecemos un futuro mejor, un Estado presente que impulse un desarrollo sustentable con justicia social, una democracia con más participación y mejor representación política y que otra Argentina es posible y necesaria.

Hay reclamos urgentes. El trabajo digno, el mejoramiento de la salud, la revalorización de la educación publica, el fin del castigo a los jubilados, mayor seguridad, un poder judicial confiable, el ejercicio pleno de derechos. A ellos se suma la agenda postergada, imprescindible, latente. Se trata de cambiar los cimientos de un presente que sostendrá el futuro. La ola feminista late, los jóvenes aún sueñan, la violencia de género sigue cobrando vidas, el calentamiento global acecha. Es una sociedad activa que no contempla resignaciones.

Volverá a concurrir a las urnas el próximo 27 de octubre y espera que diciembre sea el epílogo de un tiempo superable a pesar de las heridas. Como dijo algún poeta, “la esperanza es un espejo colgado en el futuro”.  

 

* Politóloga. Experta en Medios, Contenidos y Comunicación.