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esenciales

Puesta en valor

1-11-2020-Logo Perfil
. | CEDOC PERFIL

Estoy, como ya he dicho, a favor de las clases presenciales. Me preocupo por eso mismo, al igual que tantos, por las condiciones de salubridad de algunos establecimientos, por el problema de la aglomeración en las aulas, por la sobrecarga en el transporte público de los docentes que corren de una escuela a otra para juntar entre todas las horas un sueldo que ni siquiera es digno. Quiero el regreso a las aulas. Supongo que a esta altura nadie confunde la postura de quienes vienen luchando por el aumento del presupuesto educativo, o protestaron por la falta de vacantes en las escuelas, o se opusieron al intento de cerrar los profesorados, o se consternaron por la precariedad estructural que costó dos vidas en una escuela de Moreno, de la postura de quienes hoy apenas trollean hashtags, operan por opositores o proceden como patroncitos que chasquean los dedos y les indican a los empleados con un gesto del mentón que vayan calladitos a ocupar sus puestos. De estos no podemos esperar nada, dejemos que sigan con su farsa de desvelo. Mejor detengámonos en quienes plantean de veras la cuestión de la vuelta a las aulas.

¿Somos esenciales los docentes? A mí lo de esenciales no me convence, porque esencia se contrapone a existencia y deriva en metafísica (exactamente lo mismo que con el personal de la salud, aplaudidos y sobreexplotados). Mejor decir, llegado el caso, si es por encomiar, que somos valiosos. Con valiosos estamos bien. Porque con ese término se introduce en cambio otra noción, la de valor. ¿Vieron qué hacen cuando se anuncia, por ejemplo, la “puesta en valor” de una plaza en un barrio? ¿Qué hacen con esa plaza? Invierten lo necesario para ponerla en condiciones.

Lo demás, a mi entender, no es más que una cinchada de kermesse entre el team del sopor de funcionario de Nico Trotta y el team de la prepotencia de clase de Patricia Bullrich. A mí, seré sincero, no me entretiene.