La política exterior del peronismo tiene el sello del protagonismo. La Tercera Posición desarrollada por el general Perón en sus discursos de 1947, 1952 y 1973 ocupó un lugar prioritario entre 1943/1955, 1973/76, 2003/2015 y también estará reflejada en el ciclo del gobierno que se iniciará el 10 de diciembre. En 1947 el general Perón dirigió un mensaje a todos los pueblos del mundo desechando los extremismos capitalistas y totalitarios; la alocución al Congreso de la Nación en mayo de 1952 contiene numerosos párrafos sobre política exterior y en 1973 mandó un mensaje a la IV Conferencia de Países No Alineados reunida en Argelia.
El General Perón relata que en 1943 un grupo de hombres de armas decidió liberar al país de la dependencia extranjera haciendo una verdadera revolución nacional. La proclama fue escrita por el General Perón “la noche anterior”. En el discurso de 1952 sostiene “Yo doy gracias a Dios que haya encomendado a nuestra generación el cumplimiento de tan altos destinos; pero no se me escapa que Dios ha sabido elegir un pueblo digno de su histórica misión”. La Tercera Posición es definida como “una filosofía que conforma una doctrina y una teoría en lo político, en lo social y en lo económico; y es substancialmente distinta del individualismo capitalista y del colectivismo en cualquiera de sus forma”.
Los Estados Unidos son individualizados como la potencia colonial en contraposición al liderazgo que Argentina pretendía asumir en el continente. En 1952 el General Perón sostuvo que la realización de los principios justicialistas “nos está costando el encono de la propaganda dirigida desde el exterior y nos ha costado el odio y la acción subversiva de sus bien pagados testaferros de aquí”. “Ellos pretenden que el movimiento peronista caiga en el camino de sus victorias”.
La percepción de una contradicción antagónica en la relación con los Estados Unidos define el alineamiento.
No se trata de contradicciones secundarias sino de supervivencia entre polos opuestos. Las disertaciones de Cristina F. de Kirchner compiladas en el libro “Una política exterior soberana” retoma el concepto de colonialismo al decir “Estamos preguntándonos sino estamos ante cuestiones de dominación” al referirse al tema del endeudamiento. La Argentina aparece una vez más como la víctima de oscuros designios para hacer fracasar en los 40 el modelo justicialista y en los 2000 el modelo de inclusión. “Argentina que además de ser el octavo país en territorio tiene apenas 40 millones de habitantes, la segunda reserva de gas y cuarta de petróleo…, constituye una presa muy codiciada para todos”. Con relación a la década del noventa se afirma “La Argentina fue una suerte de conejillos de Indias” de lo que se denominó Consenso de Washington” y no de la Casa Rosada.
La percepción de que el mundo atraviesa una crisis grave también condiciona la política exterior porque enfatiza las divergencias. “más allá de que se disfracen de palabras maravillosas acerca de la convivencia, de la libertad y de la necesidad de cooperación, la verdad es que hay un mundo hostil además de otros problemas que lo están aquejando”. El diagnóstico negativo acentúa la conflictividad y reduce los márgenes para encontrar el diálogo.
La política exterior del próximo gobierno volverá a depender de la evaluación de la conflictividad con los Estados Unidos. La persistencia en la tesis de colonización y del protagonismo en América Latina para definir la orientación constituirán un escollo porque la importancia de la Argentina en el escenario mundial a pesar de sus “potenciales” riquezas es ínfima y porque los Estados Unidos no tienen ninguna necesidad de ejercer ese rol en América del Sur. Vietnam libró una guerra contra los Estados Unidos donde murieron más de tres millones y hoy es el aliado más firme de ese país en Asia. La historia no se explica por construcciones metafóricas. La realidad sigue siendo la mejor escuela.
*Diplomático.
