COLUMNISTAS
Raúl Portal (1939-2020)

El primer cancelado

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| Cedoc

Raúl Portal, una de las figuras más creativas e influyentes de la televisión argentina, murió el jueves pasado y el medio no le dio la despedida que merecía. Al menos cuatro razones incidieron: la precarización económica e intelectual del periodismo de espectáculos, la tendencia argentina de reducir a una persona a su peor frase, la crueldad de la farándula local y la gerontofobia que corroe a toda la sociedad. Vamos en orden.

Salvo excepciones, la agenda de los portales de espectáculos más populares pendula entre la lógica del escándalo y la comodidad de la gacetilla. Lo que más se cubren son “peleas” que ya se emitieron en la tele, comunicados de las plataformas de streaming y notas hechas con lo que los famosos (categoría cada vez más laxa) postean en sus redes sociales. En el caso de Portal, la mayoría se limitó a reproducir lo que personas que trabajaron con él dijeron en Instagram.

Hace un tiempo, hablando sobre Mirtha, mi amiga Carolina Spataro me dijo una frase que me quedó marcada a fuego: “No hay que reducir al otro a su peor frase”. Tal vez esa la costumbre venga de uno de los herederos de Portal, Diego Gvirtz y su TVR, que canchereaba con una edición tendenciosa e injusta sobre las figuras del medio que reconfortaba siempre al espectador al pensar: “Yo soy mejor que ellos”. A principios de los 2000, Portal fue uno de los defensores más férreos de Julio Grassi, condenado después por abuso sexual a menores. Claramente no fue su mejor paso por los medios y negarlo sería absurdo. Reducirlo a eso, sin hablar de momentos más luminosos de su carrera, también.

Raúl Portal fue el primero que entendió que a la tele nada le gusta más que hablar sobre sí misma. Con su Perdona Nuestros Pecados, PNP, inauguró un subgénero televisivo copiado hasta el hartazgo. Salvo Intrusos, todos los programas de América usan archivo en sus programas y Bendita, en El Nueve, es un heredero claro. Por eso llama la atención que la TV no le haya rendido un homenaje con un poco de ganas; como un video editado con distintos momentos del archivo del conductor y productor. No es un caso aislado: Gerardo Sofovich y Alejandro Romay, otros pioneros que moldearon la TV argentina a su gusto y semejanza, tampoco recibieron grandes despedidas. Es que, en la tele, la crueldad y la lógica fagocitaria puede más que la circularidad.

Y está la gerontofobia, o discriminación a las personas mayores, presente en la tele y en la sociedad argentina.

Raúl Portal no era un influencer ni tenía redes sociales, pero sus neologismos (pendeviejo, caracúlico, entre tantos otros) ya son parte de nuestra habla. Sus dos compañeras de PNP, Federica Pais y Mariana Fabbiani, forjaron una carrera en los medios. Su hijo Gastón pasó de hacer programas de archivo a cumplir su sueño de filmar ficciones para tele y cine; su primera película, con Natalia Oreiro y Diego Peretti, se va a estrenar ni bien pase la pandemia. Yo tenía apenas unos meses de vida cuando Portal hizo Notidormi en el 88 y apenas pude ver unos videos en YouTube pero de chico vi PNP y El Portal de las Mascotas, ese programa de los sábados de Telefe que, en plena crisis de 2001, no necesitaba mucho presupuesto para ser entretenido. Raúl se presentaba a sí mismo como un payaso y reivindicaba esa figura: así lo veía con mis ojos de niño. Alguien que podía hacer morisquetas, juegos con el lenguaje, al tiempo que hablaba de perros y gatos, de Cuba y de sus amigos de extrema izquierda y extrema derecha. Tal vez fue uno de los primeros “cancelados”, antes de que estuviera en boga la cultura de la cancelación.

Hace unos años, hablé con su esposa, Lucía, porque tenía muchas ganas de conocerlo. Quería tomar un café con él y escucharlo hablar sobre tele, nuestra pasión en común en la que él hizo historia. Por sus problemas de salud que ya habían empezado y por el viaje que hice poco después para estudiar en Londres, ese encuentro no pudo ser posible. Me conformo con despedirlo al menos en estas líneas.

*Periodista y MA en Estudios de Cine, TV y Pantallas, Birkbeck College, University of London.