COLUMNISTAS
Política de las causas

De los partidos a los hashtags

El dinamismo de la era digital se ha convertido en un recurso facilitador para el desarrollo y seguimiento de las causas legitimadas por el interés ciudadano.

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Redes sociales. | Pixabay

Erosionado hace tiempo el principio de representación política en Argentina, combustionado además por denuncias de corrupción y por una “grietasocial y política, podemos aventurar que llegó la hora de la política de “las causas”. La conocida y comúnmente llamada ‘desafección’ política es otra mirada a la falta de confianza en las instituciones. Sucede que, con la distancia actual entre ciudadanía y partidos políticos tradicionales, las personas actúan de manera más directa, conectándose con comunidades donde comparten intereses. ¿Dónde? En el espacio público y en el terreno digital, naturalmente.

Un estudio del Pew Research Center de 2018, que incluyó a Argentina en la muestra, refiere que muchas personas alrededor del mundo están desconectadas de la política, pero podrían estar motivadas a participar en temas como salud, pobreza y educación. El estudio revela que algunos tipos de participación son más comunes entre los jóvenes, los que tienen más educación, los de la izquierda política y los usuarios de redes sociales. Un 27% de personas afirmaba que participa en organizaciones de voluntarios, mientras un 17%  publica comentarios sobre temas políticos en línea  y un 14% afirmó haber participado en una protesta organizada, mientras que un 12% donó dinero a una organización social o política. En Argentina el ranking de este estudio como causas de participación según el PRC lo encabeza la pobreza, seguida por la deficiente atención de la salud, y en tercer lugar la educación.

 

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Las causas políticas modernas están cimentadas en reivindicaciones sociales, políticas y económicas, entre otras; se motorizan en un espacio común que conlleva identidad y símbolos. Podemos clasificarlas según sea su esencia y eje en: derechos, género, economía, pobreza y trabajo, y justicia. Si tuviéramos que desglosarlas, veríamos que algunas son reclamos históricos mientras que otras adquieren matices más coyunturales.

El dinamismo de la era digital se ha convertido en un recurso facilitador para el desarrollo y seguimiento de las causas legitimadas por el interés ciudadano, desde “Fuera al FMI” (causa político-económica), a “Aborto legal”, “ESI”, “Ni una menos” (causa derechos), escándalos de corrupción (causa justicia) u organizaciones que defienden a los animales, el público militante de las causas es cada vez mayor, simplemente porque todos pertenecemos a diferentes grupos de interés. Los hashtags que ya cumplen 11 años de vida, además de crear conversación en torno a un tema, se han convertido en un símbolo o una misma causa.

 

Si nos fijamos en Instagram, los hashtags de mayor crecimiento en Argentina durante 2018 fueron #abortolegalya (213 mil menciones), #quesealey (115 mil) y #abortolegal (112 mil) respectivamente, siguiendo la tendencia mundial con el hashtag #metoo, que alcanzó 1,5 millones de menciones. En Facebook, la fecha del #8M fue el tema más comentado por segundo año consecutivo. Los hashtags apadrinaron, construyeron e hicieron crecer causas, que incluso también tuvieron otros símbolos: pañuelos de colores, que marcaban otras causas como la de “Iglesia y Estado: asunto separado”.

A priori, parecería que la política de las causas presentara una mayor identificación ideológica con el progresismo, debido a su esencia, que connota una expansión en la frontera de adquisición de derechos, y la corrección de desigualdades como prioridad; sin embargo, también existen sectores que promueven la defensa del statu quo de manera más o menos pública: el movimiento de salvemos las dos vidas es un claro ejemplo de ello.

Como interrogante quedará si, a pesar de no tener un sello partidario, la política de las causas tiene una inclinación ideológica plural.

 

*Politóloga. (@Asacop).