CIENCIA
TRATAMIENTO EXPERIMENTAL

Avanza estudio para comprobar si el plasma de convalecientes es eficaz contra Covid-19

Un consorcio de instituciones coordinadas por el Hospital Italiano de Buenos Aires realiza un ensayo clínico para evaluar la efectividad de esta terapia. Ya cuentan con 77 pacientes.

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Equipo. Una vez obtenido, el plasma se congela a menos de 80°. Burgos Pratx, Belloso y Simonovic, coordinadores de PlasmAr. | cedoc

Deborah abre y cierra su mano derecha apretando una pequeña pelota de goma azul. Está sentada en un sillón y conectada a una máquina automatizada que extrae su sangre y permite separar las células: el plasma se recolecta en una bolsa estéril y el resto de los componentes sanguíneos se reponen a su organismo, en un procedimiento conocido como aféresis.

Deborah es una de las 41 mil personas que hasta el momento se recuperaron de Covid-19 en Argentina. En forma voluntaria, decidió sumarse al ensayo clínico de un consorcio de instituciones que coordina el Hospital Italiano de Buenos Aires (HIBA) para comprobar si el uso de plasma de convalecientes es eficaz o no para tratar la infección por SARS-CoV-2.

“Este ensayo nace de la necesidad de construir evidencias sobre bases científicas sólidas”, explica Waldo Belloso, médico especialista en Farmacología Clínica y en Infectología del HIBA. “En este contexto de pandemia encontrar un tratamiento farmacológico no es imposible pero sí muy difícil. De ahí surge la idea de utilizar plasma de convalecientes, la inmunización pasiva, como un tratamiento por lo menos contingente”, agrega.

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Cuando una persona tiene una infección, su organismo reacciona creando anticuerpos (proteínas) para defenderse. Una vez que se recupera, esos anticuerpos quedan almacenados en el plasma, la porción líquida de la sangre. Lo que se busca es saber si los anticuerpos donados por personas que hayan sobrevivido al coronavirus puede ayudar a recuperarse de la infección a pacientes con Covid-19. Se trata de misma técnica que utilizó Julio Maiztegui en los 70 para reducir la mortalidad por fiebre hemorrágica argentina.

El primer eslabón son los donantes, estos deben cumplir con los requisitos exigidos habitualmente para donar sangre pero, además, haberse recuperado de Covid-19. “Una vez que contamos con los datos, los citamos y tenemos una pequeña entrevista donde le explicamos para qué se va a usar el plasma. Hacemos una evaluación y extraemos una muestra de sangre para descartar otras patologías. Pero, además, remitimos una parte de la sangre al laboratorio de Andrea Gamarnik, en el Instituto Leloir. Ellos nos dicen qué cantidad de anticuerpos tiene ese donante. Recibimos los resultados, llamamos al donante y le preguntamos qué día pueden donar y vienen al Servicio”, detalla Leandro Burgos Pratx, subjefe del Servicio de Medicina Transfusional del HIBA.

Evidencia. El procedimiento de aféresis dura entre 20 y 30 minutos. A cada donante se le extraen hasta 600 cc de plasma que se divide en alícuotas de tres de 200 cc cada una. “Hacemos un pool de plasma, el que tiene menor título de anticuerpos le sumamos el que tiene más título de otro donante. Nos aseguramos que todos los pacientes que reciban eventualmente plasma tenga un título de anticuerpos totales arriba de 1 en mil y neutralizantes arriba de 1 en 70, que es alto”, detalla Ventura Simonovich, coordinador del Área Ensayos Clínicos de la Sección Farmacología Clínica del HIBA.

El ensayo PlasmAr es un estudio randomizado doble ciego controlado con placebo (ni los pacientes ni los médicos saben quién recibe qué tratamiento). Para eso tuvieron que diseñar una manera simple de cubrir la bolsa con el plasma o la solución fisiológica para no romper el ciego. El estudio planea enrolar a 333 pacientes (ya llevan incluidos 77), aunque a la mitad piensan hacer un análisis interino de los resultados.

“Los pacientes que ingresan al ensayo son pacientes que tienen una neumonía con diagnóstico de coronavirus confirmado y con criterios de gravedad; esto significa, que tienen problemas para oxigenar su sangre. Sabemos que ese paciente tiene dos caminos: o lentamente mejora o termina en asistencia respiratoria mecánica, en terapia intensiva. Ese es el momento donde nosotros pensamos que podría ser útil el plasma, pero para poder demostrarlo necesitamos hacer el estudio”, afirmó Simonovich. “Todos deseamos que este tratamiento sea útil pero no podemos decir que lo es cuando no tenemos la evidencia científica porque eso genera mala información y un daño sobre la población. Hoy no sabemos si los pacientes que se recuperan habiendo recibido plasma se recuperan por el plasma, con el plasma o a pesar del plasma”, agregó Belloso.

El estudio no recibe financiación pública ni privada, está siendo solventado por los centros que participan. Ellos son:  Hospital Italiano de Buenos Aires (Central y San Justo), Hospital Universitario Austral, Hospital Ramos Mejía, Clínica Zabala, Sanatorio Agote, Hospital Privado de la Comunidad de Mar del Plata, Sanatorio Británico de Rosario y Hospital Zonal Bariloche.

El Ministerio creó un plan para regular su uso

En abril el Ministerio de Salud de la Nación creó el plan estratégico para regular el uso de plasma de pacientes recuperados con fines terapéuticos. El propio Ministerio elaboró un ensayo clínico experimental para evaluar efectividad y seguridad del plasma que está en curso. Además, abrió un registro único de ensayos clínicos para las entidades privadas y se presentaron cinco protocolos, entre las que se encuentra el del Hospital Italiano de Buenos Aires. “La mayoría de estos ensayos clínicos se focalizan en investigar si el plasma es efectivo en los inicios de la infección, antes de que el paciente desarrolle enfermedad pulmonar grave”, explicó Daniel Fontana, coordinador de la Dirección de Sangre y Medicina Transfusional. También creó un protocolo de acceso extendido que permite ingresar pacientes con el mismo enfoque. “Pero este protocolo no permite evaluar efectividad porque se transfunden pacientes que están recibiendo otras medicaciones y es muy difícil evaluar si el resultado se debió al plasma u otros medicamentos”, explicó Fontana. Y remarcó que en el mundo no hay ningún estudio que haya demostrado efectividad del plasma de pacientes recuperados para el tratamiento de Covid-19.

“En esta pandemia, poder aportar mi granito de arena es muy gratificante”

Déborah Orozco tiene 22 años y estaba en Dinamarca de intercambio cuando en marzo irrumpió la pandemia de coronavirus. “Nos movíamos en grupo. Se podía viajar por Europa, así que algunos iban a España, yo me había ido a Alemania y después nos juntabamos. Imagino que así comenzó el foco, con algún compañero que se contagió. Caímos como 15 personas con síntomas. Como vivía sola en un cuarto, enseguida me aislé”, le cuenta a PERFIL. “Me empecé a sentir medio cansada, con malestar general y a los tres días perdí totalmente el sentido del gusto y del olfato sin tener ningún resfriado. Era marzo y todavía no se hablaba sobre ese síntoma. Me comuniqué con mi mamá y ella empezó a investigar y me dijo que podía ser coronavirus. Los síntomas me duraron alrededor de diez días”.

Deborah volvió al país en un vuelo de repatriación en mayo e hizo los 14 días de aislamiento obligatorio. “Luego me hice el test de anticuerpos pensando en la posibilidad de donar plasma y cuando me entere de que tenía anticuerpos positivos me contacté con el Hospital Italiano de Buenos Aires para que me hagan las pruebas y saber si podía donar plasma porque entiendo que en este momento es superimportante”.  

“En esta pandemia poder aportar mi granito de arena me parece supergratificante, poder ayudar a alguien que la está pasando realmente mal. Habiendo pasando la misma situación, que por suerte en mi caso no fue tan grave, me llena el corazón. Les diría a las personas que se recuperaron que vengan a  donar, que pueden ayudar a otros, que pueden salvar vidas, ayudar a que este estado de incertidumbre pueda acabar lo antes posible”.