CIENCIA
cambio de paradigma

Ahora piden usar los barbijos en EE.UU. por prevención

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Transporte. En poco tiempo se verán más caras tapadas. | pablo cuarterolo

Hay un mantra que médicos y especialistas repiten sobre el coronavirus: “Hace apenas tres meses que lo identificamos y todos los días descubrimos cosas nuevas de su comportamiento”. Esa misma máxima se aplica a la prevención del contagio: hasta ahora los expertos sabían que este ocurría, básicamente, por medio de partículas virales “viajando” en gotitas de saliva tras toser o estornudar. Pero ahora están comenzando a aparecer nuevos datos que indican la posibilidad de que también expulsemos el virus al hablar o respirar en forma normal. Y esta eventualidad de contagio reabre el debate sobre si todas las personas deberían usar barbijos al salir de un ámbito seguro.

La polémica surgió el jueves, cuando Harvey Fineberg, un prestigioso médico de Estados Unidos que dirige el Comité de Enfermedades Infecciosas de la Academia de Medicina, respondió una consulta de los asesores científicos de Donald Trump. Y allí detallaba que, aunque los estudios actuales no son aún concluyentes, lo cierto es que parecería posible que el virus se aerosolice y pueda “viajar” montado en microgotitas de saliva emitidas “mientras respiramos normalmente”.

Esta posibilidad contradice lo que hasta ahora explican la mayor parte de los organismos de salud, incluyendo la OMS. Estos insisten, por ahora, en que la forma principal de transmisión del virus es a través de gotitas “grandes”, de alrededor de un milímetro de diámetro, que solo son expulsadas cuando tosemos o estornudamos. Luego, la fuerza de gravedad hace que esas gotitas caigan sobre el suelo en un radio no superior a entre uno y dos metros alrededor de la persona infectada.

Sin embargo, si se verifica que el virus puede “montarse” y viajar en gotitas menores a cinco micrómetros de diámetro –las producidas al exhalar y hablar normalmente–, la protección para evitar contagios se vuelve más compleja. Y esto abre otra puerta hasta ahora cerrada: considerar la idea de que todas las personas utilicen máscaras faciales protectoras para ayudar a contener la transmisión del virus, especialmente los “emitidos” a partir de los portadores asintomáticos.

Otra consideración que están analizando los expertos es que si este virus puede estar “aerosolizado” dentro de microgotas de hasta cinco micrones, también es mayor el tiempo que puede permanecer “suspendido” en el aire y, eventualmente, contagiar a alguien que las respire. Ese tiempo de suspensión se extendería así a alrededor de tres horas antes de que la gravedad haga su trabajo y las haga caer sobre una superficie horizontal, como una mesa o el piso.

“Con este virus, aún hay muchas cosas que estamos aprendiendo sobre la marcha. Y tenemos el desafío de actuar en cada momento en función de lo que vamos descubriendo”, explicó a PERFIL el doctor Eduardo Silvestre, jefe del Area Ambulatoria del Hospital Garrahan y divulgador científico del Grupo Medihome. “En cada tema médico hay recomendaciones y normativas a las que se llega en base a evidencia científica. Y no podemos ir cambiándola a cada momento en función de situaciones variables o anecdóticas de algunas personas. En este caso en particular estamos siguiendo lo que propone la OMS. Esta nueva posibilidad de contagio es, por ahora, una sospecha que deberá ser verificada. Cambiar de conducta sin suficiente evidencia puede ser muy contraproducente”, finalizó.