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Transición en Estados Unidos

Deuda, multilateralismo y biodiesel: prioridades en el vínculo de Argentina con Biden

En el Gobierno confían en que una mirada menos proteccionista en Washington mejore las perspectivas comerciales. También apuestan a los organismos como canal de relacionamiento por sobre el eje bilateral que priorizó Trump.

Jura de Joe Biden
Jura de Joe Biden | AFP

Hay tres ejes sobre los que el Gobierno nacional piensa sus futuras relaciones con la Casa Blanca de Joe Biden, por ahora, con más expectativas que certidumbre: la deuda, el multilateralismo y el biodiesel.

La primera se impone por las circunstancias y su peso relativo; el segundo es el camino en el cual la Argentina se siente más cómoda a la hora de relacionarse con Washington por la asimetría de dimensiones —dentro de los cuales caben una variedad de temas, desde Venezuela a Malvinas pasando por las vacunas anti-Covid19—y el tercero es el principal producto de exportación de nuestro país al Norte, vetado en 2017, si bien solo simboliza un deseo mayor por incrementar las exportaciones.

De momento, saben que las prioridades de la gestión demócrata se focalizaran en el plano doméstico y en los intereses geopolíticos de Estados Unidos en el mundo. El propio Biden fue bastante elocuente en su primer discurso como jefe de Estado con un mensaje dirigido a enmendar el corazón de su nación. Eso no quita que el cambio de signo despierte expectativas a nivel político y hasta comercial, siempre que se destrabe —en parte, al menos— la mirada ultra proteccionista del Norte, aseveran por estas latitudes.

Argüello es uno de los embajadores con mayor peso sobre sus hombros: no solo administra los puentes directos con Buenos Aires sino también las representaciones multilaterales

Deuda

La renegociación pendiente de la deuda con el Fondo Monetario Internacional es un frente que comanda directamente el Ministerio de Economía con la asistencia de la embajada argentina en Washington. Jorge Argüello es, a las claras, uno de los embajadores con mayor peso sobre sus hombros: no solo administra los puentes directos con Buenos Aires sino que también coordina a las representaciones argentinas en los organismos multilaterales como el FMI, el Banco Mundial, la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Banco Interamericano de Desarrollo "y todo por el mismo sueldo", suele bromear. En este tema, Washington tiene un peso decisivo para alcanzar cualquier acuerdo por su poder de voto en el directorio.

En paralelo, otra de las diplomáticas argentinas con las que comparte territorio Argüello es María del Carmen Squeff, la representante argentina ante las Naciones Unidas, en Nueva York.  Desde lo multilateral, el Gobierno aspira a generar volumen en las negociaciones políticas para romper los encuadramientos tradicionales en torno a temas como la soberanía de las Malvinas de los que se benefició siempre el Reino Unido por sus alianzas internacionales. Las gestiones se realizan en tándem con la Secretaria de Antártida, Malvinas y Atlántico Sur, en Buenos Aires, y aprovechando el viento del Brexit. Es también una de las prioridades particulares en las que pone foco el canciller Felipe Solá en sus diálogos cotidianos con las distintas embajadas, sobre todo, la de Estados Unidos y Europa.

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Multilateralismo

El retorno a la multilateralidad de Estados Unidos fue, de hecho, uno de los aspectos que resaltó Argüello el martes por la tarde, en vísperas del Día de la Inauguración, cuando participó de una reunión virtual de gabinete ampliado con los miembros de la embajada y la plana mayor de la Cancillería. "Es más fácil para nosotros trabajar con Estados Unidos en los organismos por una cuestión de peso. Solos no tenemos mucha incidencia al lado de un gigante", reconoció una fuente del ministerio. Representa un giro a la bilateralidad que prevaleció con Trump.

Las puertas que abre un cambio de estrategia de Washington en el concierto mundial son muchas. Desde la posibilidad de acceso a más vacunas, en el marco de un potenciamiento de la acción colectiva que se estableció en la Organización Mundial de la Salud, hasta el abordaje de la crisis venezolana. Frente a esto último, las declaraciones de Biden y de su secretario de Estado, Antony Blinken, sobre Venezuela y Nicolás Maduro como "brutal dictador", no representan un cambio de posición con respecto a la gestión saliente. Dicho esto, no habrá menos presión sobre Caracas aunque puede que adquiera una forma diferente y es allí donde el gobierno de Alberto Fernández calcula que puede jugarse una posible carta como mediador, por ser quizás hoy el único capaz de sentarse con ambas partes de la mesa.

Además, las reuniones de Fernández, virtuales o presenciales, con líderes como el colombiano Iván Duque, el brasileño Jair Bolsonaro —más allá de sus cuestionamientos ocasionales—, el uruguayo Luis Lacalle Pou o el propio Sebastián Piñera la próxima semana, todos representantes del signo conservador en la región, se leen en clave de un cambio en el clima político regional, propiciado por la salida de Trump. Con Lacalle y Piñera, había ya diálogo previo. Lo de Bolsonaro y Duque es mucho más demostrativo de esta nueva fase.

"Es más fácil para nosotros trabajar con Estados Unidos en los organismos por una cuestión de peso. Solos no tenemos mucha incidencia al lado de un gigante", reconocieron en Cancillería.

Biodiesel

Por último, aunque no menos relevante, se ubica la mayor traba comercial con el Norte, el biodiesel, con unos 1200 millones de dólares en exportaciones que fueron sancionados con aranceles del 140% por Trump a poco de asumir. Las gestiones para destrabarlo nunca se interrumpieron, ni con Mauricio Macri ni con Fernández, pero ahora confían en que una mirada más abierta sobre la economía pueda limar la influencia de los productores estadounidenses en el Salón Oval. De hecho, en lo económico, el biodiesel es solo uno de los múltiples aspectos en los que se piensa, o se espera, una mejora.

Acorde a los números oficiales, Estados Unidos es uno de los socios claves para pensar en cualquier recuperación. Primer inversor extranjero en el país con un stock acumulado de 17 mil millones de dólares en Inversión Externa Directa (IED); tercer mercado comprador más relevante para el país a nivel global; tercer origen de las importaciones de bienes y el principal destino de las exportaciones e importaciones de servicios. No obstante ello, cuando se miran en perspectiva, estos datos palidecen.

Inversiones

También se estima que el sector de biodiesel tendrá menores exportaciones en 2019.

En materia de inversiones, Estados Unidos concentra el 22,7% acorde al último dato disponible de 2016, con especial énfasis en el sector de la minería (39,3%) y la industria manufacturera (24,4%). Al invertir la ecuación, Argentina solo representa el 0,25% del total de las inversiones de la potencia norteamericana en el exterior. Esto no es solo producto de los coletazos de la economía local. Desde hace una década, la inversión estadounidense migró de Latinoamérica en general.

Asimismo, el flujo de comercio es significativo tanto en bienes como servicios, con un total de 10.254 millones de dólares para el primero y 8.319 millones para el segundo, acorde a datos oficiales correspondientes  a 2019. Pero las ventas se concentran en un 50% en torno a petróleo, aluminio, vinos, tubos de acero, oro, jugos de frutas y miel mientras que las importaciones desde el Norte están mucho más diversificadas.

EE.UU. concentra el 22,7% de las inversiones externas en el país aunque, al invertir la perspectiva, la Argentina solo representa el 0,25% del total de su torta en el exterior.

En cuanto a los servicios, Estados Unidos adquiere el 44% de los denominados “servicios basados en el conocimiento” (SBC) argentinos, con un valor exportado promedio de 2.938 millones de dólares en 2018-2019. Esta cifra supera al total exportado por los diez principales bienes, afirma un reporte oficial, y hasta arroja un saldo superavitario de 300 millones de dólares promedio en los últimos dos años mientras que la balanza general es deficitaria, más aún en bienes que en servicios —2180 millones de dólares contra 905 millones.

Nuevamente, al invertir la perspectiva, la presencia de productos argentinos en el mercado norteamericano apenas representa el 0,2% del total de sus importaciones de bienes y el 0,4% de sus compras en servicios. De hecho, la Argentina ocupa el puesto 48 como proveedor de bienes y el número 44 como proveedor de servicios, lo que, por supuesto, puede leerse como falencia pero también representar un potencial.

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Con estos datos en mente, no es discordante que Estados Unidos sea el país dónde más acciones de promoción del comercio y de las inversiones realiza la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI). De un total de 117 ferias internacionales del calendario anual, el 23% se realiza en territorio norteamericano. Por supuesto, en 2020, muchas de ellas debieron adaptarse al modo virtual.

Alrededor de 50% de las importaciones agrícolas de Estados Unidos corresponden a productos hortícolas y las proyecciones exhiben una mayor demanda de aceites vegetales, cereales procesados, carne bovina y lácteos importados para el futuro. Si se miran las ventas argentinas de productos agropecuarios a ese país apenas totalizan el 1,1% del total de sus importaciones.  

La presencia de productos argentinos en el mercado norteamericano apenas representa el 0,2% del total de sus importaciones de bienes y el 0,4% de sus compras en servicios.

En simultáneo, un análisis de complementariedad comercial entre ambos países y oportunidades comerciales relevadas por la Cancillería identificó un conjunto de exportaciones agroindustriales con potencial a partir de productos competitivos que Argentina ya vende al mundo. Entre ellos: vino, aceites de oliva y maní, jugos de frutas y hortalizas, frutas secas o procesadas, conservas de carnes, frutas y hortalizas (manzanas, peras, aceitunas, duraznos en conserva, ajos, arándanos, entre otros).

También en materia de servicios, la Argentina podría mejorar su participación en los rubros de software y servicios informáticos y servicios profesionales en el Norte. De hecho, una cuota importante de las campañas de la AAICI apuntan específicamente a la promoción de fintech, videojuegos, industrias creativas y el área de la innovación.