SOCIEDAD
del turismo a los bienes de lujo

Alquilan lanchas de ‘tiempo compartido’ para salir a navegar

Por una membresía y una cuota mensual se puede ser dueño “de a ratos” de una embarcación. “Queremos democratizar el río”, dicen los impulsores del sistema.

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Experiencia. Christian Held tiene una tienda de tecnología en Palermo y ahora sale a navegar dos o tres veces por semana cuando termina de trabajar. “Me desconecta”, afirma. | obregon

Christian Held vende tecnología en un local de Palermo y dos o tres veces por semana, después de trabajar, sale a navegar. Esta nueva rutina, que lo ayuda a desconectarse del ritmo de la ciudad, la incorporó no hace mucho, cuando decidió sumarse a un sistema de tiempo compartido para lanchas. Surgida en los 90 con alojamientos en sitios turísticos, esta modalidad ahora se extiende a productos considerados de lujo o alta gama, como las embarcaciones o los helicópteros (ver aparte).

“Con nuestro sistema democratizamos el río, que era un producto para gente muy fanática o de mucho poder adquisitivo”, dice a PERFIL Javier Cami, uno de los dueños de Boat Share. La empresa busca captar a un público interesado en la náutica reduciendo los costos de la embarcación propia, y también instalarse como alternativa para quienes tienen su propia lancha y no la utilizan con frecuencia. Según un estudio de mercado realizado por esta firma, el usuario promedio usa la lancha en menos de 15 salidas anuales, lo que provoca que muchas embarcaciones permanezcan estacionadas en la guardería el 95% del tiempo.

“El costo del servicio es el mismo que la guardería. Solo voy a buscar la lancha, que la tengo cargada con nafta y limpia. Además no gasto en mecánico, matrícula o seguro”, cuenta Held, que navega desde hace 15 años y había dejado de hacerlo cuando vendió su embarcación.

Pensando en este público fue que el ingeniero naval Jerónimo Furtado, que conoció el sistema de clubes de embarcaciones cuando vivía en Nueva Zelanda, decidió traerlo a la Argentina. “Acceder a la lancha propia no es para cualquiera, porque los costos de mantenimiento también son altos”, comenta Furtado, y asegura que de los 120 socios que tienen “el 70% son personas que nunca habían navegado ni se habían interesado por el deporte”.

El sistema funciona con el pago de una membresía anual y una cuota mensual, que depende del tipo de embarcación elegida y de los días de la semana en los que va a utilizarse. Hay tres tipos de planes: aventura, deportivas y día de crucero. El pack más barato cuesta poco más de tres mil pesos mensuales (entre la membresía anual y la cuota por la lancha), mientras que el más caro cuesta 14 mil.

Ante la buena respuesta del público, desde Boat Share proyectan expandirse. En junio instalarán el sistema en Rosario e incorporarán barcos más grandes, que permiten salir a navegar por varios días e incluso organizar fiestas.

Timonel. La gente que navega viene aumentando año a año, tanto en el nivel deportivo como en el de esparcimiento. Esto se refleja en el aumento de interesados en los cursos de timonel, otro de los requisitos para formar parte del club.

Desde el Club Náutico de San Fernando aseguran que este año tuvieron una mayor cantidad de interesados en tomar el curso. “La instrucción cuesta 10 mil pesos y dura cuatro meses”, detallan.

La formación incluye una parte teórica, en la que los alumnos toman conocimiento de las cartas náuticas, reglas de seguridad, meteorología y el reconocimiento de la embarcación. Y una práctica, para la cual se realizan maniobras de fondeo, atraque y navegación nocturna. Todas finalizan con el examen ante la Prefectura nacional.

 

Helicópteros para todos

Ventus Flight es una empresa que ofrece el sueño del helicóptero propio por 75 mil dólares, que se pagan por única vez al año.

Se trata de la posibilidad de adquirir, entre un reducido número de socios –quienes en muchas ocasiones ni siquiera se conocen personalmente–, un helicóptero o un avión. El sistema nació en el país luego de que la autoridad aeronáutica argentina aprobara por primera vez la venta fraccional de aeronaves bajo la figura de un fideicomiso.

El creador es Sebastián Chicou, un ex piloto de Aerolíneas Argentinas, que implementó un servicio de tiempo compartido y que otorga 60 horas de vuelo anuales. La cuota cubre los costos de hangar, seguro, mantenimiento, combustible y el salario del piloto. En Buenos Aires, la hora del alquiler de un helicóptero cuesta 1.300 dólares en promedio, y Chicou afirma que con el tiempo compartido la cifra baja a entre 300 y 400 dólares.