POLITICA
el dirigente preso en ezeiza

“Tengo miedo de morirme en la cárcel”, confiesa Luis D’Elía

El dirigente de MILES pasa el encierro deprimido y asegura: “Macri quiere que me muera”.

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Huellas. Está detenido hace casi cien días, por orden de Bonadio. | Cedoc Perfil

Los últimos cien días cambiaron radicalmente la vida de Luis D’Elía. En diálogo telefónico desde la cárcel de Ezeiza, le confesó a PERFIL:“Tengo miedo de morirme”. Y agregó: “Macri quiere que me muera”.

El juez Claudio Bonadio lo acusa de formar parte de una “diplomacia paralela” junto al ex Quebracho Fernando Esteche y el dirigente pro iraní Jorge “Yussuf” Khalil que buscaba “dotar de impunidad” a los iraníes que supuestamente volaron la AMIA.

Lejos de su casa del Tambo, en Isidro Casanova, D’Elía pasó a vivir en una celda que no supera los seis metros cuadrados. Su tiempo se divide entre la limpieza, la cocina y la lectura. La libertad de Roberto Baratta, quien esta semana abandonó la misma prisión, no le da esperanzas ni le despierta recelo: “No quiero especular e ilusionarme”, señaló.

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La primera escala de su encierro fue el penal de Marcos Paz. Allí compartió el pabellón con más de cincuenta presos, sin televisión ni radio. El dirigente de Miles pasó por diferentes estadíos: estuvo deprimido y no comió los primeros días. También tuvo sus riesgos. A los pocos días de ingresar, hubo un intento de asesinato con facas.

D’Elía le confesó a PERFIL que lloró tres veces: en Nochebuena, fin de año y el día de su cumpleaños, el 21 de enero. “Levanté la copa y estaba solo. No poder estar con mis hijos, mi mujer y mis nietitas, me hicieron piantar un lagrimón”, cuenta. Dos veces por semana recibe la visita de su familia. De sus viejos aliados, solo va a verlo el dirigente social Juan Grabois y el diputado kirchnerista Agustín Rossi.

Tal como publicó este medio, el 16 de febrero fue trasladado hacia el Hospital de la cárcel. Allí le realizaron controles médicos más exhaustivos debido a su estado de salud: en el pasado tuvo un triple bypass, un infarto y diabetes, y luego ingresó a un pabellón común.

Según reconocieron fuentes del Servicio Penitenciario Federal, D’Elía tiene un buen comportamiento en la cárcel: Los días de visita, se suele cruzar con el ex ministro de Planificación, Julio De Vido con quien se saluda afectuosamente.

Tiene varios libros a mano. Leyó Mujeres tenían que ser y la biografía de Mariano Moreno, ambos de Felipe Pigna. Sin embargo, el último libro que lo maravilló fue No basta decir no de la periodista y activista canadiense Naomi Klein, a quien se jacta de haber recibido dos veces en su casa. También sigue las noticias a través de su familia. Vio el discurso de Macri en el Congreso varias horas después. “Si yo estuviera afuera  cantaría Mauricio Macri la puta que te parió, sin ninguna duda”, afirmó.