MEDIOS
un formato que convive con el avance digital

Adicta a los diarios sobre papel

La escritora analiza su vínculo con PERFIL. Fue columnista en el 98 y lo sigue siendo hoy.

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PRUEBAS. Durante tres años el director de Arte Pablo Temes elaborò una gran cantidad de alternativas de formatos de tapas y logos. | CEDOC.

Soy adicta a los diarios sobre papel. Los fines de semana, la pila que dejan ante la puerta de mi departamento me recuerda la cuenta que deberé pagar a fin de mes. Varios días por semana me sucede comprar nuevamente el diario que quedó en mi casa. Conozco los precios. Hace unos años, el editor de un gran diario se sorprendió por eso: ¿sabés el precio?, me dijo, como si se tratara de una extraña singularidad o de un capricho de vieja.

Por supuesto, esto hace que me lleve bien con los quiosqueros. En mi calidad de comprador frecuente, tengo libertad para hojear todo y, ahora, me guardan las revistas que pueden interesarme para algo que estoy escribiendo, aunque no siempre termine comprándolas.
Por internet hojeo diarios por lo menos una vez por día: El País, Le Monde, el New York Times. Y grandes sitios como político.com o The Hill. Estoy suscripta a The New Yorker online. Creo que escribo en los diarios locales para poder pagar las publicaciones que compro.

Con PERFIL tengo una relación desde sus comienzos. Me gustaba aquella periodicidad cotidiana que no se agotaba en un viaje en subte. Me gustaba encontrar las columnas de mis amigos o de aquéllos con los que no acordaba. Me gustaba que publicaran mis notas. Después de dos décadas, miro la página web de PERFIL e imagino que encierra la potencia de un cotidiano. PERFIL se convirtió en diario de fin de semana cuando, con una dureza que afectó a su director y a los periodistas despedidos, cerró una primera etapa de cotidiano.

Los diarios están en retirada. Hace poco, en el subte, un hombre me dijo: “A usted la leo”. Le pregunté dónde me leía. Me contestó que en Facebook. Se lo agradecí, pero me pareció que, ante mis ojos, se caían los últimos puentes. Yo escribo pensando en el papel, no en el breve deslizamiento de un índice por la pantalla del celular. Seguramente, la última nota que escriba la imaginaré para el papel.

Hace seis o siete años, un domingo, en la estación de Caballito, una amiga comprobó que PERFIL ya se había vendido todo. Ella no lee diarios todos los días, pero, así como yo necesito enojarme cotidianamente y bien temprano con los diarios, ella necesitaba PERFIL el domingo. “¿Y ahora qué hago?”, me dijo un poco nerviosa. Me ofrecí a acompañarla y buscar algún otro kiosco. Al final, lo encontramos. Si no lo hubiéramos encontrado, yo estaba decidida a cederle el ejemplar que esperaba en mi casa. La amistad pide sacrificios, incluso con los diarios.

Quisiera definir del modo más claro mi relación con PERFIL (no mi relación de columnista, sino de lectora). No dudo de la buena fe con que se publican las notas y se editan las noticias. Yo, que tiendo a ser iracunda, me enojo poco con este diario, donde, durante muchos años, escribió Pepe Eliaschev, uno de los grandes del oficio.