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Opinión

Los pobres marchan para consolidar la pobreza

Concepciones a analizar a partir de la marcha federal de este viernes.

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marcha federal plaza de mayo | NA

Conocí el mundo de la pobreza mucho antes de estudiar sociología; y desde ese conocimiento empírico afirmo que nada es más justo que luchar contra las condiciones de vida inhumanas de millones de compatriotas. Pero ¿cuál es el tipo de lucha acertado para alcanzar estos objetivos?

Son muchos los países que han reducido esa injusticia. Datos recientes de Orlando Ferreres muestran que “la pobreza bajó de 94% de la población mundial en la segunda década del siglo XIX al 9,6% en la actualidad”. Y en estos logros influye tanto el desarrollo económico de los países capitalistas del centro como los de países en vías de desarrollo que avanzan con cambios estructurales acompañados de políticas distributivas financiadas por esos cambios.

Nuestro país es una excepción: no sólo aumenta mucho el número de pobres sino también el deterioro de sus condiciones de vida. Y si los resultados son tan adversos ¿por qué insistir con el tipo de lucha que se viene privilegiando? Premisas elementales indican que la pobreza es la contracara de la riqueza, y que en lo estructural no se puede distribuir lo que no se ha generado. De las mismas debiera concluirse que para combatir la pobreza no hay mejor estrategia que incrementar la producción de riquezas, la que debe distribuirse equitativamente. 

Frente a estas ideas elementales, cuál ha sido el tipo de lucha que propone nuestra dirigencia populista y de izquierda radicalizada: “combatir al capital”. Consignas retrógradas que fueron rechazadas hace mucho por el mismo Marx en su Prefacio, y que no hace mucho ratificara el primer ministro socialista Manuel Valls ante el parlamento francés: “la riqueza y el empleo lo crea la empresa privada”. Hasta el PC Chino lo ha entendido e incorpora al capital privado para sacar de la pobreza a millones de personas.

Si ante tanta evidencia empírica como teórica se prefiere un capitalismo de amigos que sólo incrementa la pobreza para ponerla al servicio de los administradores de la misma, estamos frente a dirigentes que, a sabiendas o no, conducen a los pobres por el camino equivocado. La lucha debe ser por la distribución de una riqueza que hay que ayudar a producir.