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Opinión

Hablamos de interrupción de vidas

La medicina tiene claro que a partir de allí todo es vida y esperanza. Todo es futuro. ¿Quién podría creerse capacitado para interrumpir una vida? ¿Quién puede jugar un rol de ser superior para llevar a cabo un acto semejante?

19-06-2018 Cartel contra aborto
Mujer sostiene cartel con la leyenda "Abortar es matar" a la espera del cierre del debate en diputados | Marcelo Escayola

El jueves 14 de junio recibió media sanción en la Cámara de Diputados de la Nación el proyecto que despenaliza la práctica de abortos en nuestro país. En mi caso, desde que tengo uso de razón estoy a favor de la vida. Creo firmemente que la vida da oportunidades y revancha; así también como descreo que de las problemáticas profundas se sale con soluciones drásticas. 

La vida es el primero de los derechos humanos. Pero esto no lo digo yo, la Constitución Nacional y los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional determinan que la vida comienza en la concepción.

Y por eso me llama la atención que en el articulado de una iniciativa tan importante y trascendental como la aprobada hayan mencionado al procedimiento de aborto como “interrupción voluntaria del embarazo”. Pero me parece que debemos comenzar a llamar a las cosas por su nombre y les pediría a los Senadores de la Nación que deben tratar el tema que comiencen a sincerar la discusión y empecemos a hablar de “interrupción voluntaria de la vida”.

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Realmente considero que no somos seres de descarte en ninguna de sus formas y que si nos rige un sistema de Estado es porque el hombre evolucionó. Y esa evolución debe ser acompañada por el nivel de discusión acorde, que ponga las cosas en su lugar.

Una sociedad que no defiende la vida, es una sociedad que se degrada. Por eso creo firmemente que existen alternativas desde lo político para actuar antes de llegar a convertirnos en una sociedad abortiva.

No puedo olvidar las palabras de la Doctora Bárbara Finn, que es médica clínica, geriatra y Magíster en Bioética que se recibió en la UBA y trabaja en el Hospital Británico, durante las exposiciones en el marco del tratamiento del proyecto de despenalización en la Cámara de Diputados. Ella fue muy clara sobre que la vida tiene un comienzo claro desde la ciencia. Al momento de la singamia ya existe un ser con una codificación de ADN singular, única en el mundo. Eso es una prueba irrefutable y personalísima de un ser humano.

La medicina tiene claro que a partir de allí todo es vida y esperanza. Todo es futuro. ¿Quién podría creerse capacitado para interrumpir una vida? ¿Quién puede jugar un rol de ser superior para llevar a cabo un acto semejante? 

Y hay contradicciones que me generan temor sobre nuestro futuro como sociedad. Realmente estoy convencido que todos merecemos la posibilidad de redimirnos de nuestros errores. Tanto es así que creo que el Estado debe dar oportunidades a quienes deben pagar tiempo en prisión por los delitos que cometen. 

Pero si es así, cómo es que como sociedad damos segundas oportunidades a quienes ya se equivocaron pero no a quienes ni siquiera tuvieron la oportunidad siquiera de respirar. Creo que estamos dando un paso peligroso hacia un túnel oscuro al que podríamos entrar cómo sociedad que hasta podría derivar en cuestiones mucho más profundas.

Como representantes de la ciudadanía tenemos responsabilidades que no nos permiten tomarnos las cosas a la ligera. Creo que el debate es un deber político que tenemos como sociedad, pero también creo en los debates que generan consenso. Un tema como el del aborto no debe ser una batalla que se gana por dos votos, debe ser una decisión consensuada, ampliamente mayoritaria.

Por eso realmente espero que este camino no nos lleve a convertirnos en una sociedad de descarte. Porque una sociedad del “todo pasa” es el peor legado que podemos dejarles a nuestros hijos.

*Presidente de la Comisión de Salud. Legislatura de la Ciudad.