ESPECTACULOS
ESTEBAN LAMOTHE

“Sé que este año no voy a poder ahorrar”

Tras terminar El marginal 2 y grabar para Telefe, habla de los días sin trabajo y cuenta que para cumplir su deseo de la casa propia debería hacer varias tiras para pagarla. Gastos fijos de $ 50 mil y un llamado del ‘Bailando por un sueño’ que rechazó.

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Real. Protagonista de la segunda temporada de El marginal, Esteban Lamothe asegura que el mito de los actores millonarios se cayó. | Aballay

Una de las apuestas fuertes de la nueva temporada de la serie El marginal, que será emitida por la TV Pública una vez finalizado el Mundial de Rusia, es la aparición en el elenco de Esteban Lamothe, figura de exitosas tiras televisivas (Guapas, Educando a Nina, Las Estrellas) que se sumará a la elogiada ficción producida por Underground interpretando a un médico que deberá enfrentar unas cuantas situaciones densas en el violento ambiente de la cárcel en el que se desarrolla la historia. “Cae preso por encubrir un delito que una mujer (interpretada por Paula Cancio) cometió para defenderse de su marido. Esa mujer es su amante y él la considera el amor de su vida. Además, está embarazada. Es un médico que no ejerce, pero lo que sabe le servirá para sobrevivir en ese ámbito hostil. Yo sé que muchos esperan que componga un típico reo que hable con el lenguaje ‘tumbero’, pero el papel me exige otra cosa. Diría que mi personaje y el de Martina Gusmán son los más convencionales de la serie. A este tipo obviamente le cuesta adaptarse al clima carcelario. Le quieren pegar, lo quieren violar... Se le complican mucho las cosas. También empieza a funcionar como nexo entre los que dominan el patio, donde están los Borges, que en ese momento es el sector de menor poder en la cárcel, y el Sapo, capo de la banda que manda, el personaje de Roly Serrano. Esta temporada es una precuela que muestra cómo los Borges consiguen monopolizar todo el poder dentro del penal, algo que en la primera temporada ya estaba en pleno funcionamiento. Hay mucha acción: sangre, tiros, piñas... Es una bomba la serie”.

—Nunca habías trabajado con Adrián Caetano. ¿Cómo fue la experiencia?  

—Espectacular. Tenía muchas ganas de laburar con él. Tiene una autoridad terrible en el set, dirige mucho a los actores y hace algo que no veía hace mucho en televisión: está detrás de la cámara mirando la escena, no se mueve de ahí, no está mirando lo que se filma en un monitor. Y ensaya mucho, trabaja un montón con los actores. Se hace respetar, pero de buena manera. Es un líder positivo.

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—¿Te costó integrarte a un elenco que ya estaba conformado?

—Entré y me sometí a la reglas de ellos, que igual son bastante conocidas para mí. Así como mi personaje es un visitante en ese mundo de la cárcel, yo era un visitante en ese grupo de trabajo, así que busqué adaptarme. Y mis compañeros me la hicieron fácil.   

—¿Qué otros planes tenés para este año?

—El rodaje del trailer de una miniserie que se llama Medusa para Telefe. Ahora se está usando esa metodología: se filma un trailer para chequear cómo funciona con alguna gente antes de mandarse a producir la serie completa. Y si ahí anda bien, se produce, se exhibe muy rápido, en un par de semanas, y se vende al exterior. Hay también una película que va a dirigir Rodrigo Moreno, con Esteban Bigliardi como compañero de reparto. Y estoy trabajando mucho con un guión que me regaló Adrián Biniez, el director de una película que hice hace un tiempo, El 5 de Talleres. Lo laburo con Juan Manuel Bordón y tengo mucha energía puesta ahí. Voy a dirigir y actuar. Espero poder estrenar la película en 2020. Es un policial que se podría llamarse El remisero absoluto o La mitad de la vida.

—¿Tira diaria por ahora no?

—Me llamaron para una telenovela de Telefe, pero ya venía de hacer dos seguidas y me pareció demasiado. Es mucha demanda y yo estoy agotado. También me llamaron muchas veces para que me sume al “Bailando por un sueño”, pero no me interesa estar ahí. Me interesaría que Tinelli me produzca la película, si quiere.

—¿Qué es lo que más te aleja de un programa como ése?

—No tengo nada contra el programa, no tengo prejuicios, esto que quede claro, ¡eh! Me parece bien que un colega vaya ahí a bailar, a divertirse y hablar un poco de su vida privada. Pero no es para mí, no es algo de lo que yo pueda salir airoso.

—¿La oferta económica era tentadora?

—No lo sé porque ni siquiera llegué a negociar. No hay un precio por el cual iría.

—Es un momento complicado para rechazar trabajo, ¿no?

—Obviamente, son decisiones difíciles porque necesito la plata. Me separé, me quiero comprar una casa, no es fácil... Hace tres meses que no laburo y yo tengo un gasto fijo de 50 mil pesos por mes. Si no laburo, no llego. Pero también necesitaba descansar. Dejé de lado por un tiempo lo  económico. Ya sé que este año no voy a poder ahorrar. A lo sumo trataré de no tocar los ahorros, que son mínimos. Debería hacer tres o cuatro telenovelas más para comprarme una casa. Hay una fantasía extendida: que cualquiera que labura en televisión es millonario. Bueno, sepan que eso es mentira.

 

“En las tiras entrás al set y grabás”

Se suele decir que en una tira diaria el actor tiene poco espacio para trabajar con comodidad y desarrollar bien un personaje. El tiempo apremia, se sabe: en una misma jornada se graban muchísimas escenas y no hay mucha chance de repetir una toma. Esteban Lamothe, que en los últimos años cosechó bastante experiencia en el tema, lo sabe de memoria: “En una tira televisiva aprendés a resolver rápido, y eso está bueno. Pero hacer dos telenovelas seguidas, como hice yo, te gasta un poco. Te empezás a poner un poco haragán para actuar. La verdad es que a mí me costó mucho hacer la última tira (Las Estrellas). Porque encima me estaba separando, me mudé tres veces y tuve muchos asuntos para resolver de mi vida privada. Hay que estar muy presente para hacer diez o 12 escenas por día, como exigen estos programas. También creo que un buen actor es bueno en cualquier contexto. Si no, los que actúan en unitarios son buenos y los de las telenovelas son malos. ¿Quién inventó esa pavada? En las tiras entrás al set y grabás. No se ensaya, la puesta de cámara es siempre muy parecida, no hay tiempo para lujos... El aire está detrás tuyo todo el tiempo, es una presión extra. Eso te va dando oficio y a la vez te desgasta y te hace poner el piloto automático. Te podés convertir en un chanta de la actuación. Hay que estar muy atento”.

 

Sobre el cine y el INCAA

Mientras la comunidad cinematográfica espera que el Incaa anuncie de una vez por todas cuál va a ser su nueva política de fomento a la actividad, Esteban Lamothe, un actor con experiencia en el medio (El estudiante, El 5 de Talleres, Abzurdah, El cerrajero, Amateur) opina sobre el tema: “Yo entiendo que en estos últimos años se produjeron muchas películas y que no había dónde exhibirlas –señala–. Pero creo que la solución es encontrar un equilibrio. El cine no es solo resultados de taquilla. Tiene que ser también un espacio de experimentación, y el Estado tiene que financiar eso. Es un locura exigir que todas las películas que se filmen estén obligadas a llevar mucha gente. Algunas sí y otras no... Las que generan dinero tienen que servir para que sigan filmando los que investigan, los que ayudan a la evolución del lenguaje cinematográfico, los que fuerzan los límites de la narración y la actuación. No todas las películas que llevan dos millones de espectadores son necesariamente buenas, además”.