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Entrevista

Juan Leyrado: “No supe ser millonario”

Asegura que los actores nuevos carecen de concentración y que para cerrar la grieta nos faltan mucha cultura y conocimiento cívico.

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Autocrítica. El actor reconoce que hizo mucho dinero con los 560 capítulos de Gasoleros, pero que le faltó capacidad para administrar toda esa riqueza. | Piemonte

Apuntes del guión marcados con resaltador, dos sillas rojas de marco dorado, una lámpara, dos pares de zapatos, un poncho, una taza de té de porcelana, miel, almendras, nueces y un whisky importado. Eso es lo último que ve Juan Leyrado en su camarín antes de convertirse en el Dr. Stockman en El enemigo del pueblo, el clásico de Ibsen dirigido por Lisandro Fiks que se exhibe hasta el 10 de junio en el Teatro Regio, sala perteneciente al Complejo Teatral San Martín. Un Leyrado brillante en escena enhebrado por un texto de 135 años de antigüedad, pero con una potencia actual sorprendente. “Que en un teatro oficial se haga esta obra de Ibsen me pareció muy bueno, y que yo haya sido elegido para hacer este personaje tras muchos años de no estar en el San Martín fue realmente fantástico”, reconoce Leyrado.

—¿Cómo ves al mundo del actor?

—Al mundo del actor lo veo como al mundo del ser humano de este siglo: es muy difícil concentrarse para los actores nuevos, les cuesta, por la rapidez de todo, por la exigencia, por el celular, vivimos tiempos en que la aceleración te da un lugar, hoy te eligen por ser acelerado. No hay tiempo para el descanso: el tiempo de la reflexión y de la concentración aparece como una figura de perder el tiempo.

—La profesión del actor conlleva muchos sube y baja en cuanto al trabajo y muy pocos lograron ser millonarios.

—¿Actores millonarios?

—Sí.

—Sí, debe haber dos: Ricardo (Darín) y Guillermo (Francella), por ejemplo. No más. Yo no soy rico ni millonario, soy un laburante como mucha gente. Tengo una familia, me pude comprar una casa, tengo una camioneta que cumplió veinte años y que me encanta, no tengo plata guardada. No supe ser millonario. Podría haber sido millonario cuando terminé Gasoleros. No supe.

—¿Por qué?

—Y, yo no quería ser Panigazzi toda la vida. Quería hacer otras cosas. Fueron 560 capítulos con el uno a uno y Gasoleros estaba en la portada de todos los diarios. No sabía manejar el dinero. Tuve errores grandes míos de que estaba todo el tiempo trabajando y tenía un representante que se encargaba de todo eso. Cuando tenés un éxito así, los bancos te ofrecen veinte mil dólares, te quieren prestar cosas y los actores no tenemos idea de lo que es eso. Los actores somos desocupados que a veces trabajamos.

Durante el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, Juan Leyrado mostró su apoyo a esa gestión. Hoy el actor protagoniza la obra de Ibsen en el teatro oficial y hará la serie La caída en la TV Pública. “En algunos lugares de cultura de este gobierno hay personas interesantes que pueden hacernos bien, prefiero no dar nombres porque no son los más conocidos”. Y suma: “Creo que el gobierno anterior tuvo una apertura más popular de lo artístico que no continuó; tal vez tuvo muchas fallas, pero hubiese sido interesante que continuaran algunas cosas, no se buscaron puntos y aparecen las diferencias, algo que es muy de los argentinos y de todos los gobiernos”.

—¿Cómo está la grieta a dos años y medio de Cambiemos?

—La grieta no tiene luz. Está compuesta con cosas feas de antes y cosas feas de ahora, al no haber un tránsito, una continuidad, un bypass político, de continuar con lo que viene. Como dice el Dr. Stockman en la obra, sin el compromiso de la sociedad sonamos, y no estamos comprometidos, nos faltan cultura cívica y conocimiento cívico de nuestros derechos y obligaciones.

Feliz a los 65

Leyrado, Grandinetti, Marrale y Arana protagonizaron Baraka, éxito teatral durante cuatro años (2008-2011) basada en la amistad, y que además les valió cinco premios ACE. El cuarteto siguió con Mineros, sobre el vínculo de unos trabajadores con el arte. “No pensamos en hacer otra obra. Tenemos una continuidad afectiva, pero no de trabajo. Yo soy el más autogestionador de todos, soy grupógeno, organizo reuniones. Sería hermoso. Hemos pasado juntos momentos alucinantes”, responde el actor, y acota: “Me parece raro que un productor o un director no haya escrito una obra para nosotros cuatro. Me gustaría que nos llamen y nos digan ‘Muchachos, tengo esta obra argentina para ustedes’. Creo que ahí nos juntaríamos de nuevo. Siempre pensamos en lo actoral y no en el negocio”. Da un ejemplo de cómo primero piensan en la unión y el oficio, antes que en el dinero: “Teníamos los derechos de Art, empezamos a ensayarla durante un mes, contratamos a Augusto Fernandes, pero la dejamos porque eran tres personajes y nosotros queríamos trabajar los cuatro. Después, lo que fue el éxito con Ricardo (Darín), Oscar (Martínez) y Germán (Palacios). Esa obra sí nos hubiera hecho millonario (se ríe)”.   

Padre de Luciano (40), Manuel (32) y Victoria (30), y abuelo de Mía (11), Francisco (6) y Agustín (1), Leyrado dice que sigue enamorado de su mujer, María, y que toda la familia “vive apasionadamente”. A los 65 años, el intérprete asegura que lleva cincuenta de oficio y cuarenta viviendo de la profesión: “No extraño nada de la juventud, tengo las mismas apetencias, los mismos deseos. Tengo la energía que tengo que tener a esta edad, no me imagino con otra energía. A mí me gusta esta edad, me gusta mucho, me hace bien”.