ESPECTACULOS
Carla Peterson

“Con todo lo que pasa afuera, la tira te calma un poco”

Estrenó Animal con el ganador del Oscar Armando Bo, director, y Francella protagonista y, triunfa con “100 días para enamorarse”. Reconoce que el tema del filme la llevó a cuestionarse cosas y que en estos tiempos es importante tener un lugar donde sentirse seguro.

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Carla Peterson. Estrenó Animal con el ganador del Oscar Armando Bo, director, y Francella protagonista y, triunfa con “100 días para enamorarse”. | Aballay

Quizás no se dice lo suficiente, pero Carla Peterson es una actriz popular. Su último film, Mamá se fue de viaje, llevó 1.671.246 espectadores. Cuesta verla de esa forma en Animal, la recién estrenada segunda película de Armando Bo, donde es una ama de casa ABC1 que resiste la desesperación de su marido, interpretado por Guillermo Francella, que busca un trasplante como sea. Sus peleas, su defensa del sistema, y él, enojado, desesperado, son la columna vertebral de una película que decide usar esa base, gris y rabiosa, para ir más lejos de lo que ambos habían llegado antes. Pero ahí está Carla en Telefe, con 100 días para enamorarse, siendo la perfecta receta para una televisión familiar inteligente, con chispa, cercana, y posible. Un éxito como hace rato no había en pantallas. Son dos extremos, dos ficciones que podrían darse la espalda, aunque reconocen que Carla en su oficio se parece demasiado a eso que tanto cine o TV necesitan para estar vivos, para ser populares, feroces y cercanos.

—Hay una palabra que se dice mucho en la película de Armando Bo, y es “sistema”. El personaje de Guillermo Francella insiste en que no funciona, que fue bueno toda la vida y que tiene dinero y aun así no puede lograr lo que quiere. Y el tuyo, su esposa, cree todavía en el sistema. ¿Pensás que hay algo válido en el punto de vista del personaje de Francella?

—Creo que sí, que cuando te enfrentás a una situación tan desesperada y no responde a lo que vos creés y que de alguna forma te da cierta seguridad, te enfrenta a una realidad que ni el sistema ni nada funciona. O que tal vez los tiempos son otros. Mi personaje justo es la que defiende estas cosas, como deben ser las cosas, los sistemas, las costumbres, las estructuras, la familia. El deber ser. Como debe ser. Y lo que a mí me interesa y me incomoda, o esto que decís que produce la película, de enfrentarte. A una realidad donde te preguntás qué está bien y qué está mal en esta situación.

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Identificación

—Dando cuenta así de cierta fragilidad de las estructuras que nos sostienen, ¿no?

—Sí, sí, sí. Y también está buenísimo cuando ves la película y te podés poner a hablar y va a haber diferentes opiniones que están bien y que están mal. Lo malo no es todo malo y lo bueno no es todo bueno. Estas cosas que están en el medio son las que transita el personaje y a las que te quiere enfrentar la historia.

—¿Creés eso de que “lo malo no es todo malo y lo bueno no es todo bueno”?

—Sí, sobre todo con lo bueno. De lo bueno, bueno, bueno siempre desconfío. Es imposible. Eso es así. Pero cuando mi personaje plantea algunas cosas y lo mirás desde el otro lugar, decís “¡y bueno, pero qué mal lo que está diciendo!”. Y ella supuestamente defiende al bien, ella cree en todo lo que defiende. Además, son lugares donde uno se pone para seguir adelante, porque algo precisás en estos momentos de tanto caos y donde necesitás un reparo, y puede ser la familia, la medicina, la Iglesia, el trabajo, tus amigos. Necesitás un lugar donde sentirte seguro.

—¿Cuál dirías que es tu reparo en ese sentido?

—¿El mío? Depende. Depende de la situación. En este momento es mi casa, mi familia. Pero cuando realmente estás en una situación tan extrema es muy difícil. Ahí es donde no controlás y no sabés dónde vas a encontrar esa calma. A veces te volvés más creyente, menos creyente; solamente en esa situación te podés reconocer. Lo que me pasa a mí con este película es cuando trato de ponerme en esa situación, la del personaje de Guillermo, no aguanto ni dos segundos. Cuando llegue el momento…cuando me toque lo veré.

—Tu personaje en “Animal” y el de “100 días para enamorarse” tienen un solo rasgo común: situaciones que pueden generar identificación. ¿Es algo que busca ese ser real en tus personajes?

—Son temas reales, actuales, pero la película es una ficción. No es real todo lo que pasa. Pero me gusta cuando sobre un tema real uno puede imaginar, puede pensar. Lo que me maravillo fue el guión, un personaje de una mujer que atraviesa este momento, de acompañar a alguien que pasa este momento, y yo me creaba películas de este personaje, en su casa, imaginaba sus botiquines. Me gusta contar estas cosas. Desde el drama, de la comedia, desde todos los puntos de vista. En la tele quería algo cercano, porque la televisión entra a tu casa, lo sentís. El cine implica un paso más. No es tanto una decisión sino que amé el guión de Armando Bo y de la película, y que me elijan para hacer algo que no hice casi nunca, que me transforma.

Deseo y realidad

—Le está yendo superbién a “100 días para enamorarse”, y Nancy Dupláa y vos hablan mucho de cómo la tira es un reflejo de este momento a la hora de derechos igualitarios para las mujeres. ¿Qué pensás ahora?

—Cuando empezamos a pensar en este proyecto, cuando me llamaron del canal, y querían que yo estuviera ahí, me preguntaron qué quería hacer. Yo les dije que quería hacer una comedia que la pueda ver toda la familia, todo el mundo, que sea divertida, que sea real, que sea actual y que tenga que ver con nuestros mundos, con algo simple. Después buscar la comedia, pero pensaba en personajes que fueran lo más reales posibles, sin los estereotipos de la televisión. Ese era mi deseo, y fuimos buscando y viendo entre todos, con la idea de Sebastián Ortega del disparador de las parejas, y en el medio iba pasando el mundo. Fueron dos cosas paralelas, el movimiento de las mujeres, y yo incluirme en ciertas reivindicaciones y coincidió. Pero creo que había algo más de vernos trabajar juntas, no fue pensado en frío para aprovechar eso.

—Fuiste parte de las actrices que apoyaron la legalización del aborto. ¿Por qué?

—Cuando apoyé la campaña nacional de la legalización del aborto pensé que tal vez podía tener una repercusión en mi trabajo y nunca hubo un planteo desde ahí. Hubo mucha libertad desde ahí para expresarnos. Como que coincidió el momento, y después sí hubo un trabajo de ver esto. Pero queríamos vernos todos reflejados en esto. Es muy difícil llamar la atención con una ficción, y es tan duro lo que pasa afuera que no se puede inventar algo que supere la realidad. Pero sí que te dé otra cosa. El programa te informa de cosas, te divierte, te distrae, te calma un poco, y es un buen lugar donde encontrarse, aunque las familias no pasan tantas horas frente al televisor. Es un buen lugar para quedarse.

 

 “PodrIan evitarse muchas muertes”

—¿Sentiste que tenías que dar ese paso adelante a la hora de la campaña a favor de la legalización del aborto?

—Me parece que es un problema que hace mucho tiempo se discute, pero es una zona más tapada. Ya no tiene sentido taparlo. Yo ves cosas, te enterás, conocés, crecés, sentís un montón de cosas y para mí entonces se hace inconcebible. Después, cada uno hace lo que quiere. Siento que la obligación de hacer algo para otros tiene que ser así… Es la única vida que tenemos y uno intenta vivirla de la mejor manera posible y es muy difícil. Me parece una locura pensarlo así: yo no quiero obligar a los demás a hacer lo que algo dice que tiene que ser así. Además, porque se muere gente, se mueren mujeres. Podrían no morirse, podría evitarse. Y todos esos debates que se están dando.

—¿Por qué te interesa hablar de esos debates?

—Si hablo yo de este tema, ya hablarlo es un montón. Que una chica adolescente en una situación así no tenga miedo de hablarlo en su casa evita un montón de problemas. Si puedo dar este ejemplo, de que hay que hablar todos sobre esto, y te digan, te ayuden y acompañen y no hacer sola locuras que solo traen desgracias. Hablemos, porque solo las mujeres pasamos por eso.