ESPECTACULOS
raul lavie

Alejado del estándar de Brodway

El actor y cantante estrenó El violinista en el tejado. A los 80 años, asegura que recoge admiración y respeto del público, y que por eso nunca fracasaría.

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Eterno. Lavié debutó en 1965, y ahora impulsó el proyecto de la obra teatral El violinista en el tejado. Es amigo personal del presidente Mauricio Macri. | Piemonte

Tiene 80 años y una vitalidad admirable. El, Raúl Lavié, desde el mes de abril se transforma de miércoles a domingo en el lechero judío Tevye, en la comedia musical El violinista en el tejado, en el teatro Astral. Desde su debut ocupa el quinto lugar en la preferencia del público porteño, lo que significa casi un milagro.

 “Nunca vi una versión anterior de este espectáculo”, sorprende con la confesión inicial. “Recuerdo la película. Quería actuarla porque siento que refleja los males que acosan al mundo. Aquí se ve el éxodo de los judíos, pero se da en muchas otras poblaciones. Es muy doloroso que esto se siga repitiendo. Esta es una comedia y el eje es una familia. Mi personaje quiere mantener las costumbres, las tradiciones, y poco a poco se le van de las manos. Por suerte es el amor el que va a triunfar”.

—¿La actual cartelera puede sostener tres comedias musicales: “Sugar”, “Sunset Boulevard” y “El violinista…”?

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—Creo que este género avanzó muchísimo. Cuando debuté en el año 1965 con Locos de verano trasformada en musical no era frecuente y no se habían presentado hasta ese momento obras de Broadway. Tampoco había escuela para este tipo de teatralidad. Todo se fue transformando y hoy tenemos una gran cantidad de jóvenes intérpretes que saben cantar, bailar y actuar. Fue aceptada poco a poco la comedia musical. Pude hacer Zorba el griego, El hombre de la Mancha, Hello Dolly, Annie, Gotán, Víctor Victoria y Jekyll & Hyde y creo que la gente ya lo sabe. Siento que El violinista... tiene algo más de emociones que no tienen las otras propuestas, pero hay cabida para todos en la misma cartelera. Es muy costoso hacer este género ya que es necesario tener una orquesta en vivo. Nosotros contamos

con ocho músicos.

—¿Se arrepiente de haber aceptado algún papel?

—No. Siempre que acepto un personaje estoy convencido, aunque no despierte las expectativas que uno esperaba. No son fracasos, eso es otra cosa. Para mí fracasar es no ser respetado o no ser reconocido. Por suerte soy un hombre que consiguió una estabilidad emocional y de oficio maravillosa. Hago lo que me gusta, tengo popularidad y respeto. Cuando la gente me ve, me demuestra su afecto. Como cantante tengo una trayectoria, al igual que en el cine y en el teatro. El público se olvida, por eso más allá de mi carrera musical trato de sumar obras de teatro para estar más cerca. Me fascina cantar pero también armar personajes, esa magia que tiene el escenario con un público cada día distinto. Hay que salir para conquistarlos, para que se emocionen y disfruten.

—¿Cuáles serían las tradiciones argentinas que quisiera mantener?

—El respeto me parece fundamental. Si uno sabe respetar al otro, lo hará con las instituciones, los niños, las mujeres y hasta con los animales. Siento que perdimos eso, aunque conservamos cierto grado de amistad y comunicación.

Las grandes ciudades tienen estos enormes edificios en los que no se sabe quién vive al lado. Eso es lo que hay que recuperar.

 

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Raúl Lavié es un artista involucrado con la actualidad, por eso reflexiona: “Es complicado, nos va a costar pero saldremos adelante. Hay una predisposición en la población para que esto se dignifique y sea una república. Tengo esperanza de vernos mejor”.

Hace poco tiempo su ex mujer, Pinky, fue noticia por estar en un geriátrico. “Tengo con ella dos hijos en común –subraya hoy Lavié–. Estábamos todos muy preocupados por su salud y discutimos todo. Queríamos su bienestar. Ahora estoy bien porque está en un lugar donde comparte sus horas con amigos de profesión y vida como Cacho Fontana y Julio Ricardo. Estaba muy sola en su departamento, casi recluida, y eso no era bueno para nadie, ni para sus hijos, sus nietos, ni para ella. Se logró convencerla y estoy feliz por todos”.

“Tuve tres matrimonios –continúa– y siempre terminé bien con mis mujeres. Fuimos familia, a mi primera hija la sumé con los que tuve con Pinky. Creo que para concretar esta unión o acercamiento familiar tuvo mucho que ver mi actual mujer, Laura (Basualdo), con quien ya llevamos casi cuarenta años de casados”.

“Es controvertido –dirá sobre la ley de despenalización del aborto–, si mi mamá le hubiera hecho caso al pedido familiar yo no estaría aquí. Pero entiendo que la mujer necesita esta ley porque hay situaciones que no son gratas. Creo en Dios y en la vida de cada uno. Es un tema difícil, estoy de acuerdo por un lado con que se legalice, pero por otro siento que debería haber algo para poder tratar esas situaciones extremas”.