ELOBSERVADOR
Jennifer Granholm

“Los jóvenes van a vencer al lobby de las armas”

Ex gobernadora demócrata de Michigan, habló con PERFIL sobre temas de su país que resuenan en todo el mundo, especialmente en la Argentina, como la violencia social o la tensión entre desarrollo económico y cuidado ambiental.

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Cambio. Estudiantes de todo el país salieron a las calles para pedir controles a las armas. | cedoc

Fue la primera mujer con el cargo de gobernadora de Michigan. Y a Jennifer Granholm no le resultó fácil su tarea. Tuvo que ejercer su cargo entre 2003 y 2011: su mandato transcurrió durante la crisis económica de 2008, aquella que hizo tambalear la economía norteamericana y, con ella, la de todo el planeta. Michigan padeció especialmente la crisis, debido a su impronta industrial, especialmente automotriz. La pasó muy mal en los últimos años. Y fue aun peor en el momento en el que gobernó la entrevistada de PERFIL

Granholm –demócrata– tiene una agenda propia. De hecho, en su país cobró especial trascendencia a través de una política agresiva de pedir ayuda a la Reserva Federal y de su defensa de los trabajadores industriales de su estado. Una resonancia pública que tuvo su gran momento durante la convención del Partido Demócrata en 2012. Allí tuvo una participación recordada cuando atacó a Mitt Romney de manera particularmente intensa.

Retirada de la gestión, ahora es profesora de Políticas Públicas en la Universidad de Berkeley, en California, donde enseña y estudia la cuestión del cambio climático y energías renovables. Además, es columnista en cuestiones políticas en la CNN. Para una demócrata que aborda tan intensamente la cuestión social, la realidad de su país ofrece tantos desafíos como interrogantes. Sobre algunos de ellos, habló en esta entrevista.

Descontrol de armas. La opinión pública internacional se conmocionó con un tiroteo en una secundaria en Florida, el último 14 de febrero. Ese día murieron 17 estudiantes. El asesino tenía casi la misma edad que las víctimas. Se trató de un joven de 19 años, Nikolas Cruz. Desde ese momento, el debate sobre el control de las armas en los Estados Unidos volvió nuevamente al debate público, en gran parte gracias a que los sobrevivientes de Marjory Stoneman Douglas High School, la escuela donde ocurrió todo, alzaron públicamente la voz: hicieron una campaña casi permanente, a través de los medios y las redes sociales, demandando una reforma legislativa inmediata.

En la actualidad, las leyes que manejan el uso de las armas establecen que no hay prohibición federal de armas semiautomáticas; sí existen reglas para quien puede comprar o manejar una arma, que, a su vez, cambian entre los diferentes estados (Florida es uno de los más libres). En el momento de la compraventa, hay un sistema de revisión de antecedentes que no siempre funciona. El movimiento de control de las armas pretende reformar en todos lados: revisiones de antecedentes; disponibilidad de armas en sucursales; prohibición de armas semiautomáticas, “bump stocks” y tambores grandes, y más.

—Usted ha sido política por muchos años. En ese lapso, seguramente, pudo ver cómo cambió la mirada de la sociedad norteamericana respecto del tema armas. ¿Piensa que realmente Estados Unidos se encuentra en un nuevo momento respecto al control de las armas?

—Espero que sí. Y la causa de que el momento sea diferente es la presencia de la generación Z. Son nativos del mundo digital. Y ellos son los que le están ganando a la Asociación Nacional del Rifle en su batalla en internet. No hemos visto esta nitidez ni valentía antes. Los estudiantes en Sandy Hook no podían hablar, eran niños. Fort Hood, en cambio, es una base militar y en la Iglesia en Texas no hubo personas suficientes para comenzar un movimiento. Pero estos jóvenes de Parkland han comenzado algo que ha prendido en llamas.

Por eso, se verá a jóvenes que digan: “Córranse, déjennos pasar. Es el futuro, estúpidos. Estamos listos para hacernos cargo del futuro. Si no pueden hacer nada ustedes, lo haremos nosotros”. Son voces nuevas e inspiradoras, y ojalá que este momento haya provocado un punto de inflexión.

Son voces que comenzaron a crear un nuevo mapa electoral. Y lo hacen porque se encuentran con mucha intransigencia en la Legislatura de Florida y en el Congreso. Si no ocurre el cambio en el Congreso, este movimiento de jóvenes motivará a muchas personas a ser candidatos. Quizás en esta elección, los jóvenes votarán en proporción a su población. Quizás estemos frente al momento en que la gente se da cuenta de su responsabilidad para salvar su país de la generación anterior. Una generación que no ha hecho nada en materia de armas.

En todas las encuestas, es aplastante el nivel de deseo de aprobar la reforma del control de las armas. En el pasado, era una cuestión de intensidad, y los dueños de armas eran más intensos. Pero ahora incluso los dueños de armas quieren ver una reforma racional y consistente.

Agenda climática. Barack Obama dejó un legado fuerte en los temas del cambio climático y energías renovables. Firmó el Acuerdo de

París, extendió los territorios protegidos, fue enfático en afirmar que los seres humanos son la causa del cambio climático e impuso límites en la emisión de carbono. Donald Trump ha intentado retroceder en todo. Su gran reforma fiscal ayudó a las empresas de carbón y gas natural e intentó dañar al sector de energías limpias. Durante su gestión se aumentaron las tarifas para los equipos que utilicen energía solar. Como muchos republicanos, es un negacionista en materia de cambio climático. Como es sabido, retiró a los Estados Unidos del Acuerdo de París. Hoy en día, sigue promulgando regulaciones que limitaban la contaminación que produce el sector energético. Estará por lo menos tres años más en el poder. Se espera que continúe esa misma agenda.

—¿Cómo ve el progreso en materia de lucha contra el cambio climático?

—El Acuerdo de París es una cosa fantástica. Pero lamentablemente, lo que no es fantástico es el hecho de que todavía no formemos parte del acuerdo. Sin embargo, tengo mucha esperanza, porque hay 2.500 alcaldes y gobernadores que han dicho que van a seguir con las metas del acuerdo, a pesar de la administración de Trump. El federalismo permite encontrar a estas personas comprometidas a cumplir los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Para mí, es una gran oportunidad de mantenerse al margen del gobierno federal y empoderar a los estados y gobiernos locales.

A su vez, el sector privado también va en la misma dirección. Facebook y Apple, cuando buscan sitios nuevos de servidores de data y nuevos proveedores, insisten en diseños de cien por ciento energía renovable. La combinación de las ciudades, los gobernadores y el sector privado yendo en la dirección correcta significa que no hemos abandonado París, solo es una manera de lograr sus objetivos más distribuida.

—Argentina y los Estados Unidos son países que cuentan con grandes recursos naturales, especialmente con respecto al gas natural. ¿Qué les diría a usted a quienes dicen que hay que aprovechar los recursos que conocemos ahora por razones de desarrollo y de autosuficiencia, y preocuparse más tarde por las energías renovables?

—Los países y estados que cuentan con gas natural viven un gran momento. ¡Muy bien! La desarrollamos. Pero eso no impide que se apliquen políticas ni el desarrollo de las energías renovables.

Me encanta que se pueda usar los recursos con los que se cuenta. Pero vivimos en un mundo regido por la necesidad de la rentabilidad. El capitalismo dirá que lo más barato es lo que queda y, en muchos casos, la energía eléctrica de generación eólica es más barata hoy que la de carbón o gas natural. El viento es gratis, el sol es gratis, solo es una cuestión de desarrollar la tecnología necesaria y hacer la inversión inicial en los molinos de viento y paneles solares. Pero el costo de las baterías para guardar energía eléctrica se ha caído rápidamente en la primera década del siglo, y ahora es más barato que los combustibles fósiles.

Y el hecho de que sean más rentables, en muchos casos, provocará un cambio, porque es más barato. El obstáculo ahora es la geografía –no hay viento o sol suficiente en todos lados, o los lugares con más viento están muy lejos de la red eléctrica. Pero vamos a llegar a este punto. Creo que en 2030 o 2040 verás un salto grande en el uso de la energía renovable.

Demócrata populista. Granholm sabe por experiencia propia que existe una demanda social de mayor cuidado sobre el empleo de los trabajadores norteamericanos. Pero no por esto hay que aceptar al pie de la letra los planteos de Donald Trump: “En cada lugar de Michigan pueden verse fábricas abandonadas. Y cada una de esas fábricas es un símbolo de la huida de trabajos a México, China, etc. Eso ha sido real. Pero no se trata de abandonar tratados. Por ejemplo, con el Nafta: tenemos que hacerlo cumplir mejor. No hay que abandonarlo, porque sería dar una señal inconveniente de que queremos alejarnos de los acuerdos internacionales. El abandono es lo que desean Rusia y China. Quieren que nos alejemos del resto del mundo. Algo muy beneficioso para Rusia, por ejemplo, porque no tendría que preocuparse de la OTAN ni de la ONU. O para China, que está creciendo muy rápido: cedemos territorio si decimos no a los tratados.

Tenemos que encontrar nuevos mercados para nuestros productos, pero también debemos demandar que otros países sigan las mismas regulaciones que nosotros, por ejemplo en lo referido al trabajo infantil y la protección del ambiente. Necesitamos un tigre en la OMC, no un gatito, para asegurar que ningún país esté haciendo trampa. Todo esto es muy importante, y toda la retórica sobre esto no es algo malo.

Inmigrantes. La ex gobernadora se refirió también a la situación de los inmigrantes en su país. “Necesitamos –dice– una solución para ellos ahora y además una solución permanente para el sistema inmigratorio. Debe eliminarse el límite de visados, especialmente las visas especiales. Pero es algo que debe hacerse de una manera lógica, que asegure que las familias permanezcan unidas y puedan reunirse. Tenemos que llevar a cabo la agenda democrática, que incluye estas cosas y más. Si no pasa con esta administración, creo que ayudará a echarla más rápido”.

Agrega que “en el fondo, es una cuestión moral. Muchas veces, la gente vincula la inmigración con los tratados internacionales porque teme que los inmigrantes robarán sus trabajos. Pero los inmigrantes que llegan al país no consiguen puestos bien pagados en fábricas. Son las personas que cosechan las verduras y la fruta en tus ensaladas, cosas así. Cuando Trump vincula las dos cosas, está usando el miedo a los otros para llevar a cabo su agenda”.