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un planeta web paralelo

La gran burbuja: redes sociales en China

Las plataformas occidentales como Twitter y Facebook están bloqueadas por el gobierno. La vida online de los chinos transcurre a través de ‘apps’ que solo se utilizan masivamente en su país.

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Selfie. Un grupo de empleadas de la Asamblea Popular Nacional de China se toma una foto en la Plaza de Tiananmen durante la última apertura de sesiones en marzo. | AP

Desde Beijing

 

Esta nota bien podría titularse “Occidente, acá no te necesitan”. O mejor dicho: acá parecen no necesitar a las redes sociales y plataformas online occidentales. ¿Cómo se hace para vivir sin Whatsapp, Twitter, Facebook, Google, Instagram, Youtube, Tinder, Uber y un largo etcétera? Se hace como los chinos: viviendo con WeChat, QQ, Weibo, Baidu, Douyin, Youku, Tantan, Didi y otro largo etcétera de aplicaciones masivas que se utilizan casi exclusivamente en este país. Lo cual no es poco decir: en China reside un quinto de la población global con acceso a internet.

Las redes chinas configuran una especie de universo paralelo en línea donde cada app occidental tiene su espejo en sellos locales con funcionalidades similares. Una gigantesca burbuja digital que prueba que hay vida más allá de nuestra zona web de confort: nada menos que 772 millones de usuarios únicos, la mayor masa de gente online del planeta.

Aunque algunas plataformas de Occidente no se usan en China simplemente porque no logran cautivar a los chinos, en la mayoría de los casos la razón de su ausencia es la política de censura del Estado. En los primeros años de la reforma y apertura, Deng Xiaoping solía decir: “Si abrís la ventana para que entre un poco de aire fresco, también se van a meter algunas moscas”. En la visión del gobierno chino, compañías estadounidenses como Google, Facebook o Twitter son enormes moscardones.

Este año se cumplen dos décadas desde el estreno del “Gran Cortafuegos de China”, el programa de regulación de internet del Partido Comunista, cuyo nombre en inglés es Great Firewall, un juego de palabras que alude a la Gran Muralla china. A partir de una combinación de medidas y herramientas legislativas y tecnológicas, el Gran Cortafuegos bloquea el acceso de los ciudadanos a sitios web, redes sociales, aplicaciones, plataformas online y medios de comunicación extranjeros que están en la lista negra del gobierno. Y, de paso, garantiza un marco económico ideal para las empresas techies chinas, que así evitan la competencia directa con los titanes internacionales del rubro.

El gigante asiático en línea.

Más allá de la censura política de contenidos, el gobierno chino dice no estar dispuesto a aceptar que compañías como Google operen en su territorio, pero almacenen los datos de los usuarios en servidores fuera del país. Ya sea en China o en Silicon Valley, la puja por la Big Data es el último grito de la moda tecnológica.

Claro que hay formas de evadir el control oficial. La más común es instalar una conexión de Red Privada Virtual (VPN, por sus siglas en inglés) en los dispositivos utilizados, como suelen hacer aquí los diplomáticos, periodistas, algunos universitarios y, obviamente, también muchos funcionarios gubernamentales. Pero la VPN no es ni de cerca una herramienta de uso popular masivo. La gran mayoría de los chinos no accede a las plataformas occidentales. De hecho, muchos tienen cuentas registradas, pero sencillamente no les interesa usarlas. Casi nadie se desvive por ellas.

El 56% de la población china tiene internet, más de cuatro puntos porcentuales por encima de la media global, y casi el 98% de los chinos navegan con sus smartphones. Sin embargo, el acceso web en zonas rurales del país aún está lejos de lo que uno esperaría del país con más cibernautas del mundo. “Llevar internet a áreas campesinas, remotas y pobres será uno de los mayores desafíos para el gobierno en términos de conectividad en los próximos años –dice a PERFIL Guan Juanjuan, experta de la Universidad de Comunicación de China y vicedirectora de Radio China Internacional–. Las diferencias entre ciudad y campo en este aspecto siguen siendo muy significativas”.

Aunque, desde el punto de vista del mercado, los grandes centros urbanos de China son más que suficientes para las proveedoras nacionales de servicios web. Según datos de 2018, cinco de las 15 plataformas sociales online con más usuarios activos del mundo son chinas. WeChat tiene, por caso, tres veces más cantidad de cuentas registradas que Twittter.

Hay apps chinas para todos los gustos y necesidades. Una de las más populares es Weibo, una red de microblogging con un espíritu similar a Facebook, pero que también integra características semejantes a las de Twitter, como un límite de 140 caracteres por mensaje, el uso de la arroba para citar a otros usuarios o la posibilidad de replicar mensajes de otras personas. Los medios de comunicación tradicionales tienen fuerte presencia en Weibo. Por supuesto, el gobierno chino ejerce un riguroso control sobre los contenidos que circulan.

El motor de búsqueda preferido de los chinos es Baidu, con interfaz y funciones parecidas a las de Google. Es el sitio de internet más visitado en China. Se alimenta en buena medida de las búsquedas de canciones pop chinas, fácilmente localizables en internet ya que en este país no se considera como piratería subir música a la web.

En los últimos dos o tres años, otra de las redes que ganaron más popularidad entre los jóvenes es Douyin, cuya única gracia es la posibilidad de compartir videos cortos y divertidos, al estilo de las historias de Instagram. La lista de apps espejo es interminable: Youku en vez de Youtube, Tantan en vez de Tinder, Didi en vez de Uber, Taobao en vez de Amazon y más.

Sin dudas, la plataforma “reina” de China es WeChat, nave insignia de Tencent Holdings, cuyo dueño, Pony Ma, es el hombre más rico del país. Aunque su función principal es la mensajería insantánea tipo Whatsapp, WeChat ofrece servicios para los que cualquier occidental necesitaría tres o cuatro aplicaciones distintas. Sirve como red social para compartir imágenes y conocer personas; permite vincular cuentas bancarias para hacer pagos con el teléfono y prescindir del dinero en efectivo; y se puede agregarle extensiones de “miniprogramas” para acceder a otras plataformas sin tener que salir de la aplicación.

Con casi mil millones de usuarios activos, muchos de los cuales residen en otros países de Asia, WeChat es tal vez la demostración más contundente de que el universo online occidental es bastante más chiquito de lo que creemos.