ECONOMIA
un motor, en duda

Lula preso: los efectos de una crisis que podría amesetar la recuperación

El temblor golpea un destino clave de las exportaciones. Pero Brasil también podría restarle inversiones a la Argentina. Guerra EE.UU.-China: más importaciones y mejora de la soja.

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Las guerras comerciales y la inestabilidad política cruzan a los principales socios comerciales de la Argentina: China y Estados Unidos pelean por los aranceles, mientras que Brasil se encamina a elecciones en un marco donde se cuestiona su institucionalidad.
Son los tres mercados más importantes junto con la Unión Europea, que también puede estar cruzada por la “guerra de aranceles” entre las dos potencias mundiales, región con la que además se intenta cerrar el acuerdo comercial UE-Mercosur antes de que Brasil se interne en la disputa electoral.
Con la detención del ex presidente Lula da Silva, la incertidumbre política de Brasil preocupa a quienes ven que, pese a la mejora de los números macro, las ventas de la Argentina al país vecino no se consolidan como se debería.
Incluso los más optimistas sobre el devenir del socio mayor del Mercosur advierten que “no necesariamente implica que si crece, le comprará más a la Argentina”, como señala el analista de Centergroup, Gustavo Segré. “En 2000 la Argentina era el 12% de lo que compraba Brasil. Hoy no llegamos al 6%”, detalló.
“El mensaje que se está dando es que si Lula puede ir preso, todos los demás también”, señala sobre la fragilidad de la situación actual de Michel Temer.
“La economía está totalmente separada porque lo que el mercado quería que se reformara se hizo”, dijo Segré. “Hay un control del gasto público para terminar con el déficit en 2020, y con la reforma laboral, se desactivó el 70% de los juicios”, marcó. La estimación es que, pese a todo, Brasil crecerá un 2,4% este año.
Desde el ideal de atracción de inversiones con el que espera motorizar la actividad el gobierno de Mauricio Macri, Brasil puede jugar en contra.  “Las inversiones van a venir a Brasil si la Casa Rosada no hace los cambios estructurales. La reforma laboral brasileña puso a la Argentina contra la pared”, evaluó Segré.
Para el Gobierno “es muy importante que Brasil esté bien, que crezca”, según indicó ayer el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, por el “impacto muy favorable en la economía de la región y de la Argentina”. El punto para Cambiemos es que se sostenga “el proceso de recuperación de la economía y de la situación social que se viene viendo en los últimos meses”.
Así, mientras el ministro de Producción, Francisco Cabrera, se ilusiona en Twitter con el hashtag #YaArrancó, las exportaciones argentinas a Brasil crecieron 4,9%, el peor registro en tres meses y muy por debajo de la expansión de las importaciones (11,3%), “lo que revierte la expectativa positiva generada el pasado mes, cuando, tras un año, el dinamismo de las ventas al país vecino superó al de las compras”, según detalló la consultora Abeceb.

Aranceles. En el caso de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, los economistas Emilia Bullano y Juan Manuel Garzón, de Ieral Fundación Mediterránea, sostienen que si China le sube los aranceles a la soja de Estados Unidos, es esperable que haya impacto sobre el tamaño del mercado mundial y los precios internacionales.
“Las ventas de soja argentina o brasileña en China tendrían una ventaja arancelaria respecto de las de Estados Unidos”, aclaran. Los nuevos proveedores “exigirán un mayor valor para modificar el destino que se había previsto para la oleaginosa”, agregan. Esa suba de precios podría encarecer la producción interna o competir con otros granos.
“No les tenemos que tener miedo a las importaciones chinas porque están bastante controladas”, dijo sobre la posibilidad de saldos exportadores de China el presidente de la Cámara Argentino-China, Carlos Spadone. A esto se suma la espera por una definición permanente para los aranceles de acero y aluminio de Donald Trump.

Cuenta regresiva UE-Mercosur

El martes el presidente Mauricio Macri recibirá al jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy, con el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur como uno de los puntos de la agenda.
En el Gobierno esperan que se pueda llegar a un acuerdo en abril, aunque funcionarios como el ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire, ya señalaron –durante su visita a Buenos Aires para participar de la reunión del G20– que no tienen apuro y prefieren esperar a un acuerdo que cierre para todos.
Pero los negociadores del Mercosur  tienen una fecha límite en mente y está dada por la situación política de Brasil. Por eso hablan de abril para llegar a un acuerdo. En rigor, podría extenderse hasta agosto, cuando se definirán las listas de candidatos en el país vecino.
Los países de la región también prevén analizar las negociaciones en la próxima Cumbre de las Américas, aunque con Donald Trump como participante, las relaciones bilaterales primarán en la reunión que tendrá lugar en Perú la próxima semana. Allí Macri buscará la exención definitiva para la Argentina en los aranceles de EE.UU. al aluminio y acero.