El ministro de Energía, Juan José Aranguren, acordó ayer con las principales petroleras del país un aumento del 5% en el precio de los combustibles para este fin de semana. De esta manera, quedó desactivado el congelamiento por un bimestre que se había convenido y desde la Casa Rosada se buscó dar respuesta a los empresarios que buscan sostener inversiones, pero sin trasladar el 100% de incremento que pretendían según sus cálculos preliminares.
La reunión fue maratónica y multitudinaria: participaron casi sesenta ejecutivos petroleros que durante más de cuatro horas discutieron cómo ajustar el importe de las naftas y gasoil en surtidores tras la brusca devaluación del peso (un 25% desde mediados de abril) y la escalada del precio internacional del petróleo, que pasó de 65 a 80 dólares en el último mes y medio.
El petrolero es un negocio dolarizado: si el tipo de cambio se mueve, los precios de los combustibles siguen la misma tendencia. El problema para el Gobierno fue que, en un mercado libre como el que pretende el presidente Mauricio Macri, el salto en las estaciones de servicios superaría un 30% de golpe. Se optó, entonces, por un camino intermedio. O, mejor, por ganar tiempo.
La negociación de ayer prevé que los combustibles aumentarán ahora un 4,5% (incluyendo un 1,3% de actualización impositiva del ITC) y otro 3% adicional en julio. Fue el punto de acuerdo tras dos jornadas de discusiones donde se barajaron múltiples opciones que estuvieron a punto de ser puestas en marcha.
Estrategia. Aranguren confía en que para ese momento esté cerrado el acuerdo stand-by con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que desde la óptica del Gobierno funcionará como un bálsamo de las expectativas cambiarias. Y también se ilusiona con una baja del precio del petróleo, dado que la mayoría de los analistas internacionales pronostica un descenso del precio del barril para agosto. Con esos elementos en la mano, las petroleras y el Gobierno retomarán la negociación para establecer un esquema de precios en surtidores hasta diciembre de 2019.
El otro fondo. El jueves por la tarde el ministro había propuesto la creación de un fondo compensador con las empresas petroleras para que, cuando el precio mundial del petróleo aumente, como ocurre hoy en día, se implemente un precio interno menor que el internacional. En tanto que cuando el precio global decaiga, las petroleras locales sigan cobrando un precio más alto para recuperar la renta que dejaron de percibir en el período de precios altos. Se llegó a establecer un precio medio del crudo de US$ 69,75 para el mercado doméstico y a prorratear un aumento mensual del 3% hasta marzo del año que viene. Sin embargo, esa idea no terminó de volar. Y fue abortada en la reunión con presidentes de las empresas que se extendió hasta los 19 de ayer.
Inflación. El intento oficial de hacer equilibrio entre petroleras y consumidores con un aumento intermedio, sin embargo, llega en un mes caliente para la inflación. Ayer hubo subas de transporte y prepagas, que se suman al arrastre del traspaso de la devaluación a precios. Se calcula que el alza de combustibles aportará 0,25% a la inflación del mes.
