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Las finales de los veinte millones perdidos

Los Warriors definieron la serie decisiva en cinco partidos. Por los dos que no jugaron, dejaron de facturar muchos dolares.

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Copados. El plantel de los Golden State Warriors festeja el campeonato que le ganaron a Cleveland Cavaliers. Kevin Durant, el alero del equipo de Oakland, California, fue la estrella de la serie. | afp

Que una final de la NBA llegue a los siete partidos no sólo garantiza emoción para los fans, sino un gigantesco negocio que incluye la venta y reventa de entradas en sitios web como Ticketmaster y Stubhub, la comercialización de artículos de merchandising como remeras y gorros alusivos a los ídolos, el uso del estacionamiento de las franquicias participantes, las ganancias para las casas de apuestas y el festival de publicidad y rating delirante del que gozan las cadenas de televisión.

Este año, ni los fans ni los demás integrantes del negocio llevaron la pasión a las últimas consecuencias, gracias a una temporada histórica en la que los Golden State Warriors salieron campeones con una sola derrota en todos los playoffs. Esas dos finales que no llegaron a disputarse generaron pérdidas de dinero que se estiman en los 20 millones de dólares.

Para entender este fenómeno cabalmente, hay que consignar algunos datos. Por ejemplo, que desde 1998, cuando jugaba Michael Jordan, una final no había tenido tanto rating, pues el partido número 5 entre Cleveland y Golden State fue visto por más de 25 millones de personas solamente en la cadena ABC de Estados Unidos. Para ese mismo partido, un sujeto (llamémosle así) pagó el precio récord de 133 mil dólares por dos entradas. Según el New York Post, el comprador gasto 17 mil dólares solamente en concepto de tasas.

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Este duelo es tan atractivo que, ya a comienzos de 2017, otro fan había desembolsado 52 mil dólares por cuatro entradas para un encuentro de la temporada regular entre esos dos rivales. Afortunadamente, el hincha no fue expulsado del estadio, como le sucedió a un hombre espléndidamente acomodado en las primeras filas del estadio de Cleveland durante el partido cuatro.

El periodista Darren Rovell, de ESPN, calculó que si los Warriors hubieran ganado las finales 4 a 0 se habrían perdido no sólo el festejo en casa sino también la friolera de 22 millones de dólares. Como Cleveland es una ciudad con menor poder adquisitivo que las gemelas Oakland y San Francisco, y como Golden State tiene una aglomeración de estrellas que lo convierte en un espectáculo especialmente demandado incluso entre quienes no son hinchas, podemos afirmar que los finalistas hubieran ganado alrededor de 20 millones más si hubiera habido un séptimo partido. Para quienes envidian a estas organizaciones, un recordatorio: a menudo no tienen más de dos dueños, sus gastos corrientes (avión privado, aparatos y mantenimiento de la cancha) son enormes y los sueldos de algunas estrellas resultan verdaderamente insólitos. Es que contratar la magia de Kyrie Irving y la ya inclasificable versatilidad de LeBron James les costó a los Cavs 190 millones de dólares. Encima, es por tiempo limitado.