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CóRDOBA
IMPACTO DE LAS MEDIDAS

Vencedores y vencidos tras un recalibramiento de alto voltaje

Las medidas para detener la corrida cambiaria impactarán en el gasto familiar básico en alimentos, enfriarán la actividad y pondrán un freno a los gastos pro-campaña electoral.

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MINISTRO A PRUEBA. Si el recurso extremo de las tasas altas se extiende en el tiempo, habrá problemas. | CEDOC PERFIL

Fue una corta semana de furia que terminó con el león de regreso en su jaula, aunque aún no se puede asegurar que no vaya a dar un  próximo zarpazo. El dólar cerró el viernes en $22,20 (5% menos que la jornada anterior), aunque en todo el 2018 acumula un aumento de 17,2%, por encima del 9% que sumó la inflación en el primer cuatrimestre.

Para dominar la situación, el BCRA subió la tasa al 40% y bajó un 10% el límite de tenencia de divisas de los bancos. Al mismo tiempo, el Gobierno nacional se comprometió a ahorrar US$3.200 millones extra.

Fue, sin dudas, la crisis más aguda que enfrentó hasta el momento la Administración Macri porque tuvo todos los signos de una corrida cambiaria sin techo a la vista, que finalmente costó US$7.758 millones de reservas, en dos meses.

¿Cómo se llegó a esta situación? Fue un combo de factores: meta incierta y poco creíble de inflación; falta de confianza en la vocación del Estado por reducir el déficit; presión política para aumentar el gasto vía tarifas; agroexportadores que nunca ayudan en estos casos (liquidaron US$6.000 millones en lo que va del año); devaluaciones en los mercados emergentes, determinadas por la huida de los inversores internacionales hacia el resguardo que ofrece la tasa de los EE.UU y, finalmente, una subestimación de las tensiones que todos estos factores acumularon en las últimas dos semanas. 

Para lograr dar vuelta la tortilla eran necesarias medidas contundentes como las tomadas, pero ellas encierran un costo. ¿Cómo se lee ese costo desde los intereses de las familias y las empresas de Córdoba?    

El bolsillo empieza a resentirse. Desde la perspectiva del consumidor cordobés, la pulseada que jugó esta semana el Gobierno nacional con los mercados  terminará impactando con dureza sobre el gasto básico en alimentos. Este efecto sobre el bolsillo local será más importante que el tema tarifario.

Veamos por qué: en el primer trimestre del 2018, la inflación núcleo promedió en Córdoba el  1,9% mensual y la inflación en alimentos el 2,3%, mostrando una aceleración respecto del segundo semestre de 2017, cuando fue de 1,6% y 1,5%, respectivamente.

“La principal hipótesis para explicar la escalada es el comportamiento del precio del dólar”, advirtió el Ieral considerando la suba del 16% que tuvo la divisa entre noviembre del  2017 y marzo de este año. Ahora, a esto hay que agregar un 0,9% de repunte en abril y la disparada del 3%, en la última semana.

Lo cierto es, además, que la volatilidad aún no se neutralizó y este escenario de incertidumbre se produce cuando en Córdoba el “efecto sequía” empezó a trasladar sus consecuencias del campo a las mesas de las familias. El precio de la leche al consumidor se multiplicó casi 4 veces (3,65) y el de la carne casi 3 veces más (2,7), según cálculos de FADA.  

La “tormenta perfecta” sobre el bolsillo de los cordobeses se abatiría si se cumplen, adicionalmente,  las proyecciones que anticipan un aumento de al menos el 6% en los combustibles, como consecuencia del salto del dólar en el mercado local y del precio internacional del petróleo.

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Tarifas, leve respiro. En materia de tarifas, los cordobeses debieran esperar un alivio en  el servicio de gas, sobre el que se produjeron varias novedades.

Por un lado, el Enargas prohibió a las empresas distribuidoras, a partir de este viernes, “la incorporación de tasas locales en las facturas”. Esto obligará a la Municipalidad de Córdoba, por ejemplo, a eliminar por completo la tasa del 8%, que ya había anunciado quitaría para la tarifa social y suspendería por dos meses para el resto de los usuarios.

Esta carga, ahora, ya no deberá existir para ningún segmento de consumo. Adicionalmente, la Provincia anunció que se eliminará Ingresos Brutos (5%) para las tarifas sociales, tanto de gas como de luz. Todos estos anuncios protegen los ingresos de los sectores más vulnerables, en particular.

Respecto de las tasas municipales sobre la factura de electricidad (el llamado OIM),  que el Ersep había solicitado se ajuste a lo estrictamente consumido por alumbrado público y semaforización, entrará en vigencia recién en agosto.  Por ello, empresas y usuarios no alcanzados por tarifa social no tendrán mejoras en este servicio, y deberán esperar los incrementos que aplica EPEC en concepto de ajuste por inflación.

El fantasma del efecto recesivo. La medicina aplicada para detener la corrida tiene importantes efectos colaterales en el sector productivo. “No son tasas (40%, la de referencia del BCRA) que puedan soportar ni las pymes ni tampoco los particulares", advirtió el titular de la UIA, Miguel Acevedo. Si la medicina se prolonga en el tiempo, el impacto recesivo será inevitable.

El nuevo recalibramiento arroja las siguientes proyecciones, según los últimos reporte de JP Morgan y el Estudio EcoGo: el precio del dólar para fin de año sería de $24; el aumento de tasas acotará el nivel de precios, pero la presión de las tarifas más el passthrough del alza del dólar instalarán la inflación anual entre el 22% y el 23,8%; esos precios, al final, serían consistentes con tasas de entre el 25% y el 27%.

Como se ve, el gap entre” la tasa de medicina” del 40% y la “tasa de reequilibrio” del 27% es amplio; se logrará achicarlo si el mercado le toma respeto a la señal de ajuste  fiscal y no ocurre nada excepcional en el mercado internacional.

En el mejor de los escenarios posibles, el sector productivo se enfrentará a: menor crecimiento general (2,4% anual, según JPMorgan); consumo interno acotado por baja de ingresos;  escaso y caro crédito disponible; menos impulso del gasto en obra pública ($30.000M se restan al negocio)  y retracción del sector inmobiliario hasta tanto no se calmen las oscilaciones del dólar.

El sector agropecuario puede capitalizar la suba del tipo de cambio, siempre y cuando el costo dolarizado de sus insumos no neutralice la mayor ganancia. Para Córdoba, es crítico que el campo revierta las pérdidas por sequía, que la industria automotriz no resienta su dinámica actual (aumentó 31%  las ventas al exterior y 15% en el mercado interno, durante el primer cuatrimestre) y que el sector telecomunicaciones no congele inversiones. 

Créditos hipotecarios y ahorro. El riesgo más inmediato lo enfrentan quienes asumieron créditos ajustables por la UVA: podrían sufrir un descalce financiero entre el costo de la tasa que deben enfrentar y la capacidad de resistencia sus ingresos (presionados por  inflación y actualizados lentamente si son salarios, o reducidos por la caída en la actividad). No son pocos quienes están en tal situación, dado que el año pasado se entregaron créditos equivalentes a 1,3% del PIB.

Para quienes aún no accedieron al crédito y se les alejó la vivienda deseada por el aumento de su precio en dólares, los expertos aconsejan esperar la calma refugiando sus ahorros en inversiones a tasa de mediano plazo y en bonos ajustados por CER (por inflación).

A su vez, los ahorristas que navegan entre dólares y Lebac, quizá deban proyectar su regreso a las Letras. “Si logran estabilizar el dólar, el mercado podría comenzar a convalidar una tasa de 35%, que es muy atractiva; se avizora un nivel de entre 27% y 30% por algún tiempo largo, y si es que todo sale bien”, explicaba un operador a Perfil Córdoba.