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CóRDOBA
Entrevista

“Para China hoy somos un mercado sustituto”

Gustavo Girado, economista y magíster en Relaciones Internacionales, presentó en Córdoba su libro “¿Cómo lo hicieron los chinos?”. Las claves del gigante asiático.

20-05-18china
NUEVA ORDEN GLOBAL. “La guerra comercial con Trump es una pantalla, el verdadero control es sobre la estructura informática”. | Cedoc

La Cámara de Co­mercio Exterior de Córdoba invitó al economista, magís­ter en relaciones internacio­nales y co-coordinador de la Diplomatura en Gestión de Negocios con China de la UNC, Gustavo Girado a brindar una conferencia en el marco de la presentación de su libro ¿Cómo lo hicieron los chinos?. El trabajo estudia en profundidad la multiplici­dad de causas que explican el inédito desarrollo económico de China y abre las puertas a rediscutir el nuevo ordena­miento global y las batallas comerciales y culturales que se trazan.

-¿Cuándo comienza la transformación económica actual de China?  
-Después de algunos in­tentos de reforma agraria y de querer parecerse o copiar co­sas de la Unión Soviética, con Deng (NdR: Deng Xiaoping) se forman las Zonas Econó­micas Exclusivas (ZEE) en el año 1979. China cambia radicalmente desde que tiene éxito esa experiencia protoca­pitalista dentro de territorio comunista. Son áreas donde se permite que ingrese capital extranje­ro, de manera directa. China tiene una mano de obra sin calificar infinita, ese es el mo­tivo por el cual va la inversión extranjera a establecerse y a exportar. Y tienen otro régi­men impositivo, otras leyes laborales. Los logros de esas ZEE hacen que se transforme la economía china y les per­miten a los campesinos que comercien sus excedentes, aunque sin ser dueños de la tierra, cambia la relación en­tre la gente y el dinero.

-¿La conformación polí­tica es otro pilar en su desa­rrollo? 
-
Sí, porque es una demo­cracia en términos nomina­les pero la República Popular China es un Estado creado por un partido político, al re­vés de cualquier experiencia de república occidental. Si alguien quiere ser pre­sidente se tiene que afiliar al partido primero o se tiene que cambiar la constitución. En los hechos es un régimen de partido único con un Estado paralelo. Otro pilar son las cadenas globales de valor que hoy ex­plican gran parte del comer­cio internacional. Las empre­sas chinas participan en dis­tintas etapas de las cadenas, incluso en aquellas donde no tienen conocimiento, pero se insertaron para aprender. Los chinos quieren ser menos de­pendientes de Occidente.

Según el economista, esta premisa se ve en sus planes quinquenales, donde se pro­ponen, por ejemplo, el desa­rrollo de su aparato de ciencia y técnica. Con esas políticas, China busca tener sus pro­pias marcas, sus patentes, y sus propias empresas trans­nacionales. “Es exactamente lo contrario a lo que hacemos nosotros”, dice Girado.

-Ese objetivo comprome­te muchísimo a las empresas y estados occidentales. 
-
Apple, Motorola, Volk­swagen, todas las empresas transnacionales occidentales que tienen sus mercados en caída, lo soportan con las ga­nancias de la sucursal china. Para la tribuna, China es el malo, el que altera el trabajo y quita el mercado, pero, en realidad, las transnacionales viven de ellos. Los departa­mentos de I+D de las grandes corporaciones occidentales están radicadas ahora en los alrededores de las universida­des chinas.

-Es un discurso que a Oc­cidente le sirve para tener un chivo expiatorio. 
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Hay que encontrar cul­pables todo el tiempo, pero para Asia no es así. Nosotros leemos Reuters, Ansa. La realidad es que es la región más dinámica del planeta y el Siglo XXI está llamado a ser el siglo del Pacífico. China es hoy el principal destino de las ventas de sus 14 vecinos, ya no es Estados Unidos, cam­bió el patrón de producción global.

-¿Cómo trabaja China pa­ra dejar de depender de Occi­dente en términos culturales, productivos y tecnológicos? 
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Cuando se analiza la ba­lanza de pagos y vas al reglón de servicios, ves que entra mucha plata porque sos due­ños de patentes, royaltis, di­videndos o el acreedor de los intereses de la deuda. Cuando es negativo sos dependiente. En las economías de primer mundo eso es superavitario y compensa problemas co­merciales. China trata de ir hacia ese perfil. Hoy son los dueños de Lenovo, Huawei y están disputando 5G. La guerra comercial con Trump es una pantalla, el verdadero control es sobre la estructura informática que está detrás de todos los productos, dispu­tan la hegemonía tecnológica y del conocimiento global.

-¿Hay lecciones que po­demos tomar del desarrollo que logró China? 
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Sí, pero muy pocas. Las instituciones de planificación y los organismos del Estado que regulan la actividad eco­nómica en China son centra­les para comprender el éxito y acá los hicimos desapare­cer. Los países que progresan tienen organismos de éstas características. Que un sector emerja y otro no son decisio­nes políticas. Hoy no hay de­cisión de validar inversiones para planificar el futuro. Co­mo diseñar la inserción de las empresas en las cadenas de valor es algo indispensable, es central, ellos lo hacen, y acá no se plantea, para nada.

-¿Existe Argentina como mercado para ellos? 
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No, para algunos produc­tos podemos ser un provee­dor sustituto. Por ejemplo, para venderles sorgo, cuando los norteamericanos se po­nen duros, o para venderles porotos de soja. Para aceite de soja fuimos importantes, pero ahora ya saben hacerlo. Hoy somos un mercado su­plente.

-¿Un consejo para hacer negocios con China? 
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Sencillo, tienen que pre­pararse para ir, el éxito se consigue aprendiendo de la cultura y como tratarlos. Ellos inventaron el comercio, no les vamos a ganar.

El libro 
Editado por Astrea, el trabajo se propone conocer cómo la potencia asiática logró su actual nivel de desarrollo, además de
comprender “cómo trabaja para gestionar el control del conocimiento, y así reducir su dependencia tecnológica mientras asume
enormes responsabilidades globales”.