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Ajuste inevitable

Afirman que si el actual plan económico no funciona, asoma una mega devaluación

Es el diagnóstico del economista Daniel Semyraz. Cree que solo una buena cosecha el año que viene generará el oxígeno económico para que Cambiemos llegue con chances a las elecciones.

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MAS FRIO. Semyraz le recordó a los empresarios del comercio que todavía no vimos nada del ajuste ni de la caída real de la actividad. | Cedoc

“Les voy a mostrar imágenes duras que pueden herir su sensibilidad”, bromeó el economista Daniel Semyraz al comenzar su disertación esta semana en la Cámara de Comercio de Córdoba. Allí, empresarios de distintas ramas del comercio se reunieron para presenciar los detalles de un informe en el que se dio cuenta de los desafíos para el segundo semestre de este año ¿Qué se expuso en la reunión? En primer lugar, un diagnóstico sobre la situación internacional y sus posibles coletazos en el país. Luego, un análisis sobre la coyuntura doméstica y cómo puede impactar la vulnerabilidad económica en las aspiraciones políticas de continuidad de Cambiemos.

Endurecimiento monetario. Desde el frente externo pueden llegar varias novedades. Semyraz destaca que la nueva administración norteamericana (con Jerome Powell en la FED) ya adelantó que la estrategia monetaria es “subir las tasas hasta que haya evidencia que la economía reacciona mal”. “Hoy la economía norteamericana sigue avanzando y comienza a mostrar síntomas de sobrecalentamiento. Si se consolidan las tasas más caras los países que se verán afectados son los que están endeudándose en dólares como Turquía o Argentina. Son países que pueden esperar salida de capitales y depreciaciones en sus monedas”, marcó Semyraz. Por éste y otros motivos el economista considera importante que el país resuelva su volatilidad financiera para no repetir lo vivido en los últimos dos meses. Esto se da en un momento en que los precios de los productos alimenticios que comercia Argentina están a la baja.

No vimos el ajuste. “Argentina está mostrando un reacomodamiento violento frente a lo que pasa en el mundo porque hay factores externos que complican. Hay que entender que vamos a una recesión de por lo menos tres trimestres. Y que todavía no vimos nada del ajuste que se planifica. Se viene un ajuste fiscal, un dólar más caro y tasas más elevadas. Todo eso va a impactar en el consumo y en la actividad”, destacó Semyraz. En ese contexto, el analista remarcó que hay temas centrales que la administración nacional debería estar encarando pero de los que no se habla. Hizo hincapié en dos, puntualmente: “El Gobierno no habla de un programa antiinflacionario ni de un programa de crecimiento. Cómo vamos a hacer para bajar la inflación y cómo vamos a hacer para esquivar esta oleada recesiva que se viene y volver a recuperar la inversión productiva genuina”.

La recesión es inevitable. Semyraz repasó algunos indicadores como la expectativa inflacionaria (en torno al 30%/35%), el nivel de tasas (por encima del 50%), la caída en la confianza del consumidor, la venta de supermercados que se estabilizó pero volverá a caer y las proyecciones del ajuste fiscal pactadas con el FMI para afirmar que “la recesión es inevitable. A eso vamos. Hoy está fresco, pero se viene una ola polar. Y el problema es que se recrearon las condiciones para que se reactive la bicicleta financiera”, apuntó y detalló que el 2018 terminará con el PBI en terreno negativo en el orden del -0,2%.

Los cuatro planes. En el marco del enfriamiento económico que atraviesa el país, Semyraz destacó que es posible detectar cuatro planes que aparecen y se activan o desactivan en función de las urgencias políticas, económicas y fiscales. “Tuvimos un plan A que era el de los economistas pragmáticos. Era el plan del gradualismo optimista que ya fracasó. Hoy estamos con un plan B, el de los ortodoxos que se basa en tratar de cumplir los compromisos con el FMI, reducir el déficit fiscal y que presenta grandes desafíos, como la presión cambiaria y las elevadas tasas de interés”, señaló el economista. “Después aparece el plan C, el de los heterodoxos, o el que podemos escuchar al peronismo dialoguista. Un plan que consiste en ir por retenciones al agro o una mega devaluación. Y luego está el plan D, el del peronismo kirchnerista y que implica volver a las regulaciones, a las intervenciones y al control de capitales. Hoy, el plan B depende de que el año que viene tengamos una buena cosecha. Hay que rezar por una buena cosecha. Y con eso el Gobierno tira hasta las elecciones. Si no, se complica”, finalizó.