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Yihadismo en Europa: el peso de los guetos

Quienes radicalizan a los autores de los atentados son personas con un gran carisma. Los servicios de inteligencia monitorean a cientos de esos “veteranos”, pero enfrentan una problemática: nadie puede ser detenido “por las dudas”.

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El atentado en Barcelona dejó 13 muertos y decenas de heridos. | AFP

Al momento de escribir estas líneas, hay dos detenidos por el atentado de Barcelona: uno de nacionalidad española –del enclave español de Melilla- y otro marroquí. La participación de terroristas “locales” en el ataque no ha sorprendido a las autoridades españolas, que ya venían trabajando sobre la hipótesis de la radicalización de personas afincadas o nacidas en el país.

Según un estudio reciente de especialistas del Real Instituto Elcano, cuatro regiones españolas –Barcelona, Ceuta, Madrid y Melilla- concentraban a finales del año pasado el 78 por ciento de las 178 personas detenidas entre 2013 y 2016 por actividades terroristas.

Los especialistas detectaron dos factores centrales para el proceso de radicalización de jóvenes musulmanes: haber estado en contacto directo con un “agente de captación” yihadista y tener lazos sociales en muchos casos con otros jóvenes radicalizados.

En el primer caso, el contacto con alguien que los radicalizó se dio en la gran mayoría de los casos cara a cara, en forma personal y, en pocas ocasiones, a través de las redes sociales. Quienes radicalizaron a los autores son personas con un gran carisma personal y, en general, con un pasado terrorista dentro o fuera de España. Los servicios de inteligencia españoles monitorean a cientos de esos “veteranos”, muchos de ellos con alguna etapa en Siria, pero se enfrentan a las dificultades operativas y a los vacíos legales: nadie puede ser detenido “por las dudas”.

El segundo factor que influye es el de los vínculos sociales previos que los detenidos tenían con otras personas radicalizadas. Según el estudio del Instituto Elcano, en siete de cada diez casos, los jóvenes radicalizados tenían lazos previos, de vecindad, amistad o parentesco, con detenidos en España y con terroristas extranjeros de nacionalidad española o marroquí (como sería el caso del atentado de este jueves), residentes en cualquier de los dos países.

Estos dos elementos resaltan la importancia que los “guetos” pueden asumir en los procesos de radicalización, como demostraron los atentados de noviembre de 2015 en París, cometidos por jóvenes musulmanes nacidos en Bélgica y radicalizados en el barrio bruselense de Molenbeek, “la capital del yihadismo europeo”.

*Editor de Internacionales del diario PERFIL.