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Trump sacó la pistola

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Hasta hace muy poco, Donald Trump prometía más de lo que hacía. No porque no lo intentase, sino porque su propio primer equipo de gobierno cuestionaba o posponía sus propuestas más duras. Fue en particular el caso de la salida de Estados Unidos del Pacto Nuclear con Irán, heredado de la administración Obama y refrendado por los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.
Pero después de desplazar a más de veinte  de sus asesores, Trump logró rodearse ahora de un equipo a su medida. El último escollo, el secretario de Estado Rex Tillerson, que había admitido públicamente “sus discrepancias”, fue desplazado mediante un anuncio (¡en la cuenta de Twitter!) presidencial: “Mike Pompeo, director de la CIA, será nuestro nuevo secretario de Estado” (https://elpais.com/internacional/2018/03/01/actualidad/1519896711_549204.html)
Apenas asumido Pompeo, un “halcón”, Trump desenfundó y disparó: Estados Unidos se sale del Pacto Nuclear con Irán. La crónica de estos días ha informado ampliamente sobre esa decisión y sus consecuencias. La introducción vale para preguntarse hacia dónde van los Estados Unidos y el mundo con este fascista de nuevo tipo al comando de la primera potencia mundial. Al menos hasta ahora, porque la preeminencia económica, financiera, militar, tecnológica y nuclear de Estados Unidos está en cuestión y el Imperio reacciona como han reaccionado todos los imperios en crisis de la historia: con amenazas y medidas que acaban aislándolo y culminan en un enfrentamiento global.
Trump ya había puesto en conflicto a su país con sus vecinos México y Canadá, al exigir la renegociación –a su medida, of course– del Tratado de Libre Comercio; por no hablar del “muro” con México, los refugiados y residentes, etc. Ahora, al salirse del Pacto Nuclear, abre una grieta con su aliado “natural”, la Unión Europea (UE), obligada a defender sus enormes inversiones y comercio con Irán, consecutivos y dependientes del Pacto Nuclear. Gran Bretaña, Alemania y Francia, nada menos, firmaron un comunicado conjunto “exhortando a Estados Unidos a que (...) las estructuras del acuerdo nuclear permanezcan intactas”. El caso de Gran Bretaña no es la menor paradoja de este tembladeral: después de salirse de la UE, se enfrenta ahora con su principal, histórico aliado. Esto podría llevar a una reconsideración del Brexit, ya en curso.
Las discrepancias acerca del Pacto Nuclear suponen un imprevisible reacomodamiento de las alianzas internacionales. Hoy, el único aliado “de hierro” que resta a Estados Unidos es Israel, otro caso particular, ya que la política de Benjamin Netanyahu y el extremismo religioso judío conducen al aislamiento del Estado y a la división de la comunidad judía mundial (http://www.perfil.com/columnistas/Hacia-donde-va-el-Estado-de-Israel-20150530-0040.html).
Queda, entre mil otras preguntas que surgen de esta evolución, imaginar cuál será el rumbo de Rusia y China, los otros dos grandes competidores mundiales en ascenso. La “ayuda” rusa a la victoria de Trump, motivo de una investigación oficial en Estados Unidos, ¿sugiere una alianza estratégica de alto vuelo? Frente a China, un viejo Imperio que renace. O a la inversa, ¿acabarán aliándose rusos y chinos?
Trump tiene previstas reuniones con Vladimir Putin y con el norcoreano Kim Jong-un, con el que después de mutuas amenazas, vive un noviazgo conmovedor. Las dos Coreas en paz y aliadas de Estados Unidos serían un bastión importante en Extremo Oriente, entre China y Japón, otra potencia de rumbo imprevisible en las actuales circunstancias.
Todo puede pasar; incluso que el mundo encuentre una salida hacia la paz y el progreso, en lugar de destruirse. Pero esto, invisible por ahora, depende de una reacción mundial, de una nueva propuesta frente a la crisis económica y social global, que desarme a Donald Trump y a sus epígonos en ciernes o ya en el poder en medio mundo.
 
*Periodista y escritor.