COLUMNISTAS
MEDIATIZACIÓN

Todo emoji es político

La mesa de Mirtha y Caputo y su papelito son imágenes simples de una realidad más compleja.

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EN EL PAPEL DE MINISTRO Luis Caputo | DIBUJO: PABLO TEMES

En pocos días las pantallas televisivas ardieron. Elisa Carrió planteando que “Macri no tiene idea de lo que significa ser decente”, Natacha Jaitt acusando a figuras políticas y televisivas de graves delitos sexuales, y el ministro de Finanzas finalizando en forma abrupta su presentación ante una Comisión Bicameral. Estos tres hechos distantes marcan una secuencia propia de una época en la que discursos del mundo del espectáculo se mezclan con la vida pública y privada de las personas, siempre atravesados por la política.

Dame fuego (amigo). Si bien el mensaje de la diputada Carrió dado en un importante programa de la tarde, justo en el feriado del 2 de abril, fue rectificado luego en las redes sociales diciendo que quiso decir que “él (Macri) nunca tuvo que hacer una campaña austera”, el comentario estresó al sistema nervioso de Cambiemos. Aun hoy, no se puede comparar el impacto de una emisión televisiva frente a un mensaje en las redes sociales. También la corrección fue insuficiente, cambiar la palabra “decente” por “austero” provoca una contradicción en el mensaje que el Gobierno intenta instalar frente a la sociedad.

Si el Gobierno se refugia en la esfera ética-moral, por la falta de respuesta en el plano económico, el planteo de Carrió echa por tierra todo el esfuerzo realizado por el oficialismo en la idea de gobierno-decente, en contraste con el kirchnerismo, simplificado en “los bolsos de José López”, por el ex secretario de Obras Públicas que arrojaba bolsos con dinero por sobre los muros de un convento. Como nota a pie de página debe señalarse que nunca se supo por qué López hacía eso, ni de dónde había surgido el dinero.

Volviendo a la cuestión, quizás el desliz de Carrió significó un fallido, extrañando sus viejos tiempos como opositora. Ahora, si es lo que realmente piensa, la alianza de gobierno está en problemas; en vista de esto, en una entrevista el miércoles planteó que algunos “están buscando que se rompa Cambiemos, pero eso no va a ocurrir porque estamos para recuperar la República”.

Inclasificable. Otro hecho de carácter insólito y extravagante ocurrió en la mesa de Mirtha Legrand del sábado pasado, cuando una nerviosa Natacha Jaitt, munida de unos apuntes manuscritos propios de un estudiante frente a un examen, comenzó a desparramar graves acusaciones de pedofilia dando a entender con iniciales o insinuaciones la identidad de los presuntos acusados. Sin embargo, no pudo evitar nombrar a ciertos políticos, religiosos, actores, periodistas y conductores de televisión. Incluso se dio el lujo de plantear que el papa Francisco había trasladado a Julio Grassi “a un lugar de chicos sin recursos para salvarlo”.

La propia denunciante comentó confusamente que la información que daba era parte de una investigación encargada a ella por una empresa para ¿perseguir? a determinadas personalidades que cometían ese tipo de delitos, contrato basado en su conocimiento de la noche porteña. Muchos olfatearon una disputa en los oscuros subsuelos de los servicios de inteligencia, cosa tan incomprobable como las denuncias de la propia señora Jaitt. No obstante, una hipótesis plausible es que quien organizó esta información trabajó con el objetivo de esconder un elefante entre mil elefantes, es decir, transmitir un mensaje escondido en uno de los programas de mayor audiencia de la TV argentina. Para completar la insólita escena, Jaitt sería indagada apenas 48 horas después del programa por la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Número 6 en Comodoro Py, de donde salió corriendo.

Emojización de la política. Promediando las cuatro horas de la inaugural comisión pomposamente llamada Bicameral de Seguimiento y Control de la Gestión de Contratación y de Pago de la Deuda Exterior de la Nación, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, se detuvo unos minutos para escribir en un papelito: “Mis hijas tienen 11 y 13 años. No seas tan mala”, con emoji de sonrisa incluido.

Las cámaras lentas de la televisión confirmarían durante todo el día que el ministro era el autor del extraño mensaje, cuya destinataria era la diputada Gabriela Cerruti. Esto ocurría en el mismo momento en que el senador Fernando “Pino” Solanas hacía un duro discurso político contra el endeudamiento y el rol del ministro. Hubo que buscar rápidamente en los archivos televisivos para saber que la locuaz diputada había planteado el 19 de marzo último que la ex empresa de Caputo Axis ahora estaría en manos de su esposa y de su hija, de la cual ahora se sabe que es una menor.

Los expertos en cultura, comunicación y medios audiovisuales norteamericanos Luke Stark y Kate Crawford, en su recomendable trabajo “The Conservatism of Emoji: Work, Affect, and Communication”, plantean que los emojis (o emoticones, castellanizado) son pictogramas digitales populares, propios de la era del capitalismo informativo. Explican que estos dibujos realizan un trabajo considerable para subrayar el tono, introducir humor, y proporcionar a las personas una manera rápida y eficiente de llevar un poco de color y personalidad a espacios de textos de otra manera monocromáticos. Pero, por supuesto, ni Stark ni Crawford imaginarían el uso que el ministro iba a dar al emoji.

En una jugada preparada que ni el doctor Carlos Salvador Bilardo hubiera imaginado, en el peor momento de la sesión, Caputo utilizó ese peculiar instrumento, a sabiendas de que su destinataria iba a emprender un escándalo. Esto le permitiría al ministro más importante del modelo macrista levantar abruptamente la sesión, con la ayuda del senador formoseño José Miguel Mayans. Se debe recordar que Mayans ingresó en la Cámara alta en diciembre del año pasado en una boleta del Frente para la Victoria y hoy integra el Bloque Justicialista y es el presidente de la Comisión. El senador colaboró al inicio de la sesión con el orador permitiéndole responder preguntas en bloque de varios legisladores, lo que sería central para la estrategia comunicacional de Caputo para sortear con sorprendente habilidad las preguntas incómodas de los legisladores opositores, que se quedaban exclamando “¡no me contestó!”. A pesar de las noveles habilidades del ministro, quedaron flotando dudas sobre su rol en Noctua en 2015, lo que hace suponer que este capítulo continuará.

*Sociólogo (@cfdeangelis).