COLUMNISTAS
Similitudes

Sarkozy, Macron y Macri

El equipo de comunicación del presidente argentino trata de asociarlo con el francés, pero hay muchas diferencias.

0302_macron
Dos presidentes con un relato de lo íntimo hecho política | Cedoc Perfil

En el libro El alba la tarde la noche, la escritora Yasmina Reza sigue los pasos de la campaña de Nicolas Sarkozy hasta que este llega al Eliseo. He aquí una de las confesiones de Sarkozy a Reza: "Hay momentos en los que aspiro a menos incandescencia. (…) Soñaba con tener un partido y lo tengo, soñaba con cargos ministeriales y los he tenido, soñaba con estar aquí y ya estoy. Pero no tengo emoción. Es durísimo. Ya estamos en la presidencia. Ya no estoy antes". Es el canto del cisne de los políticos elegidos. La llegada a la cumbre no es el comienzo de una nueva etapa, es final de recorrido. Ya no se está antes. Lo único que queda, entonces, es resistir, batir la dictadura de lo temporal y perpetuarse en la medida de lo posible. Mauricio Macri, según ha trascendido, en uno de los encuentros llamados "retiros espirituales", dijo: "Lo más revolucionario es perdurar". En esta sentencia parece enlazar con la melancolía de Sarkozy.

Macri está mucho más cerca del ex presidente francés que del actual aunque los tres construyen un relato de lo íntimo, a través de sus parejas, como elemento central. Si bien el presidente argentino o, mejor, su equipo de comunicación lo intenta vincular con Emmanuel Macron, este se relaciona de otro modo con el tiempo y no es casual que se considere a sí mismo como un presidente "jupiteriano", es decir, más allá de todos los mortales y, por lo tanto, al ser con 39 años el jefe de Estado más joven de la república francesa, su manejo del tiempo queda en un segundo plano frente a la ocupación del espacio. Hasta Sarkozy se ha rendido ante él: "Soy yo, pero mejor".

Sin duda, Macron es otra clase de sujeto político, aunque su raíz líquida sea la misma que la que sostuvo a Sarkozy e incluso sustenta a Macri. El actual presidente francés nunca caería en una disputa pública fuera de tono como la que protagonizó el anterior mandatario del Eliseo durante su visita al Salón Internacional de la Agricultura de 2008, en París, y que está registrada por las cámaras. Sarkozy rodeado de gente no paraba de estrechar la mano de los visitantes y de repente uno de ellos le dijo: "¡Ah no, a mí no me toques!". «Andate, entonces», respondió el ex madatario. “"¡Me ensuciás!", replico el visitante. ¡Entonces, andate, pobre imbécil!", exclamó Sarkozy dando por terminado el incidente.

Tampoco han sido menores sus intervenciones televisivas. Ante los presentadores de los noticieros de las principales cadenas de televisión francesa, preguntado por el rechazo a las reformas que impulsaba desde su gobierno dijo: "Fui elegido para encontrar soluciones a los problemas de Francia, no para comentarlos".

Nada más alejado de Macron que mima un relato filosófico: "Miren el tiempo que vivimos: es el momento del que hablaba Hegel, el momento en que la noche cae y donde la lechuza de Minerva levanta el vuelo". Macron no explica esa metáfora de inmediato, dicha en presencia del escritor Emmanuel Carrere, y este recalca que el jefe de Estado       –¿Júpiter?– sin duda sobrevalora la cultura filosófica de sus oyentes. "La lechuza de Minerva –aclara Macron después a su audiencia-  trae la sabiduría, pero siempre mira hacia atrás. Mira hacia atrás porque es más fácil y tranquilizador mirar lo que tenemos, lo que conocemos, más que lo desconocido...".

Como no se le exigió a Sarkozy, tampoco nadie le pide a Macri un matiz filosófico en su relato, sino que sea eficaz en su tarea. Pero el presidente argentino, a falta de referentes filosóficos o deidades clásicas, recurre a la mitología nacional: "Hacemos trampa porque competimos contra la nada", aseguran que dijo en el encuentro de Chapadmalal. Aunque hay que reconocer que hay una superación dialéctica en la matriz peronista de la frase ya que en el original, Juan Perón, como es sabido, dijo "No es que seamos buenos, sino que los demás son peores". Macri piensa que son buenos y que, además, están todos en su bando, tal como lo suponía Sarkozy en su día, e incluso utilizando un campo semántico similar: "Es mentira que el Estado tiene que limpiarnos el culo".