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¿Puede ser Vidal 2019?

La reelección que sueña el Gobierno puede tener distintas formas. Alternativas que no se descartan.

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CANDIDATA Maria Eugenia Vidal | DIBUJO: PABLO TEMES

El sonido de la reelección de Mauricio Macri para el próximo período presidencial ya fue emitido en diversas oportunidades por el propio Presidente y por personas cercanas a él, que sostienen que lo mejor para 2019 sería no innovar en los tres principales distritos, Nación, provincia de Buenos Aires y ciudad de Buenos Aires.  

Sin embargo, existen planes alternativos que sopesan cómo asegurar un triunfo arrollador, evitando la incertidumbre que genera el ballottage. Esto se puede sintetizar en la fórmula: “Ahora sí lo importante es el proyecto”. Uno de los planes de contingencia lleva el nombre de María Eugenia Vidal, encabezando la boleta presidencial. A tono con los tiempos empresariales que se viven, se hará un análisis FODA para analizar la potencia de una candidatura que podría sorprender a los argentinos en menos de un año.

Se debe recordar que FODA es el acrónimo de cuatro palabras; cada una implica un aspecto del objeto, o figura que se analice: la F es de fortalezas; la O de oportunidades; la D de desafíos; y la A de amenazas. Aquí vamos.

Fortalezas. La primera fortaleza de María Eugenia Vidal es autoevidente. Se trata de la política con mejor imagen de la Argentina, y lleva la insignia de haberle ganado al peronismo, posibilitando el triunfo de Mauricio Macri en la segunda vuelta.
Vidal entiende mejor que nadie el catecismo duranbarbiano, con tal pregnancia que lo está llevando a otro nivel. Sus apariciones públicas, su estrategia de mostrarse como una política cercana, la muestran, consustanciada de lo que le pasa a la gente. Las imágenes de ella discutiendo con los bañeros en Mar del Plata, comiendo una hamburguesa o comprando juguetes para Reyes como cualquier mortal, la pone en las antípodas de la imagen distante que proyecta el Presidente y la mayoría de su gabinete.  
También es una fortaleza enorme la gran confianza política y personal que Mauricio Macri deposita en Vidal, probablemente también en agradecimiento por su contribución de haber llevado al PRO a la Casa Rosada, sueño que parecía imposible incluso para los incondicionales.

Oportunidades. María Eugenia Vidal podría en mucho mayor medida que Macri ampliar la alianza gobernante, con partidos y dirigentes de diversos ámbitos, incorporando peronistas y mejorando las relaciones con el radicalismo en especial con los dirigentes más preocupados por el rumbo actual como Ricardo Alfonsín.
Incluso resultaría más fácil para una serie de partidos provinciales llevar en la lista a Vidal, dado que sospechan que Cambiemos los quiere borrar del mapa (político). También sería una oportunidad para gobernadores que se sienten más cercanos a Cambiemos que al peronismo como Juan Manuel Urtubey (Salta) o Juan Schiaretti (Córdoba). Esta agregación de sectores políticos tendría como objetivo principal ganar en primera vuelta, y no arriesgarse a la ruleta rusa de la segunda vuelta, donde la posibilidad que todos se junten para vencer a Cambiemos es alta.
También se debe señalar que los segundos mandatos son muy desgastantes en Argentina y en todos lados, y Vidal contaría con dos grandes ventajas, el nuevo Fondo del Conurbano cercano a 40 mil millones de pesos, y la posibilidad de que para octubre de 2019 las reformas legislativas más costosas estén terminadas. En un marco optimista se podría pensar que para 2019 el país realmente pueda empezar a crecer, esto mismo podría ser una amenaza pues Macri perdería de cosechar los logros hoy esquivos. Pero Macri podría completar el sueño trunco de Néstor Kirchner para volver a un segundo mandato luego del interregno.

Debilidades. Los dos principales desafíos, son uno endógeno y otro exógeno. El primero es convencer a la cúpula del PRO de que sería una decisión apropiada, y que tendría amplias ventajas para la continuación del proyecto pro-mercado que Mauricio Macri busca instalar. Pero no es claro que Vidal comparta la visión ceocrática del Presidente en la constitución de los equipos de gobierno. Tampoco es claro si acuerda con la visión macroeconómica vigente, aunque por supuesto sí se la reconoce como dura negociadora.
El desafío exógeno, es la incertidumbre que proyecta en las posibilidades de ganar las elecciones, sobre todo si el peronismo logra unificarse y tener una figura competitiva para colocar en su boleta. En definitiva, Macri es el padre de la criatura. También la pregunta es si la potente figura de Vidal alcanzaría para enfrentar a una Cristina F. de Kirchner renovada y alejándose de la imagen tan controversial con que terminó su mandato.
También su posible candidatura abriría el debate por su propia sucesión. Qué pasaría si la provincia más grande del país volviera a manos justicialistas, aun cuando ella pudiera ganar las presidenciales. Son preguntas que seguramente se pondrán en la balanza.

Amenazas. La principal amenaza es el propio poder que detenta la figura presidencial en Argentina, que se podría asociar a un detalle que conoce el núcleo duro del PRO: la ambición y la capacidad de construir poder por parte de Vidal. Los amenazados en todo caso serían otras figuras del partido que comparten el deseo de suceder a Macri, Marcos Peña y el propio Horacio Rodríguez Larreta. Particularmente éste último tiene sutiles, pero consistentes diferencias con respecto del curso del gobierno nacional, y una decisión de llevar a Vidal en el ticket presidencial probablemente haga estallar la interna del PRO.
También se debe contemplar si un arreglo de estas características contaría con el acuerdo de Elisa Carrió, quien ha tenido públicas diferencias con la gobernadora en torno a la conformación de las listas de 2017. Otra amenaza puede provenir de parte del círculo rojo, que observa a la gobernadora con un estilo y un discurso más parecido al peronista que lo que estaría dispuesto a aceptar.  

Finalmente, los místicos no dejarán pasar la maldición de La Plata por la cual nunca un gobernador de la Provincia pudo ser electo presidente por el voto popular. Esta tradición se remonta a Adolfo Alsina y Carlos Tejedor, pero también a Antonio Cafiero, Eduardo Duhalde y el más reciente Daniel Scioli. No obstante, nunca falta quien cree que puede vencer al destino.

*Sociólogo (@cfdeangelis).