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PANORAMA / EFECTO FMI

Predicciones

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OFF ROAD Mauricio Macri | DIBUJO: PABLO TEMES

Predecir el futuro es el deseo permanente de los seres humanos, por algo se siguen consultando horóscopos y tarotistas. Movido por un deseo similar, Augusto Comte en el siglo XIX pretendió construir una sociología tomando como modelo la física –una “física de lo social”– para crear leyes que permitieran la predicción de los fenómenos sociales, y el positivismo se transformaría en el paradigma dominante durante el siglo XX. Sin embargo, en el terreno político predecir es un ejercicio riesgoso pero necesario para construir escenarios que organizan a los actores en el plano electoral, tarea para la cual las encuestas son instrumentos vitales.
Cambios en el cambio. En noviembre del año pasado se descontaba la “triple reelección”, se discutía si en 2023 o en 2027 podría retornar el peronismo al poder, y en marzo se debatían las declaraciones de Nicolás Massot sobre que el macrismo estaría en el poder unos diez años más para dejarle el lugar a un nuevo peronismo preparado para continuar las políticas del macrismo. Si ese esquema triunfalista zozobró tras los acontecimientos del Congreso a fines de 2017 con motivo de la reforma de la ley previsional, explotó por los aires en el mayo último tras la corrida cambiaria, la devaluación y el desembarco del FMI en las playas económicas del Gobierno. Tras esto, el Gobierno deberá construir una nueva narrativa para explicar que ya no es una alternativa posideológica, sino un gobierno de centroderecha clásico, que tendrá que lidiar con el significante “ajuste” por un largo tiempo.

Ahora sí es la economía. La imagen del Presidente y de su gobierno se fue devaluando durante este año en consonancia con la moneda, para encontrar un nuevo piso. Sin embargo, se puede contraargumentar que 1) el nuevo piso de Macri se ubica actualmente entre el 25 y el 35% de imagen positiva, según la encuesta que se considere, y podría ser peor tras los acontecimientos económicos, 2) ningún político estaría capturando (por ahora) el espacio vacío dejado por el oficialismo, lo que abre una esperanza para el macrismo de recapturarlo cuando realmente “lo peor haya pasado”. El problema es que no se sabe cuándo la economía va a repuntar, además, el préstamo de US$ 50 mil millones acordado con el FMI no solo compromete al próximo gobierno, sino que establece pautas de muy difícil cumplimiento, como la radical reducción del déficit fiscal para llegar a cero en 2020. Luego, el redoble de las apuestas de las metas de inflación (17% para 2019; 13% para 2020 y 9% para 2021) solo se lograría bajo una fuerte reducción de la actividad económica, que tendrá costo electoral. No obstante, los constructores de la narrativa gubernamental trabajan a destajo para elaborar una traducción positiva del acuerdo que condicionará al gobierno de Macri hasta el fin de su mandato.

Escenarios. Los movimientos electorales del oficialismo son medianamente predecibles y van desde la triple reelección Nación, Ciudad de Buenos Aires y provincia de Buenos Aires hasta la posibilidad de concentrar toda la artillería en la elección nacional con la fórmula Macri-Vidal y con Horacio Rodríguez Larreta como futuro jefe de Gabinete. Claro que decisiones de esas características abrirían la caja de Pandora para la sucesión en los dos distritos de igual nombre. Esto corre también para el plan C, si el desgaste de Macri se profundizara y otra persona del PRO terminara siendo el o la candidata.  
La gran indeterminación se da en el continente opositor, particularmente en el archipiélago peronista, a sabiendas de que si juega mal sus cartas puede transformarse en una pequeña isla. La gran pregunta es si la fractura kirchnerismo/Peronismo Federal tiene alguna vía de sutura, o simplemente serán dos partidos realizando una gran primaria en la primera vuelta para ver cuál de los dos tiene la chance de llegar al ballottage. Aquí por supuesto cobra relevancia nuevamente si Cristina Kirchner se presenta o no, pero llegado el punto en que no exista otro candidato o candidata en condiciones de conservar sus votos esa decisión podría revisarse.

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Las hipótesis. Así se llega a la primera hipótesis, imaginando una fórmula PRO pura con Mauricio Macri y Carolina Stanley alcanzando los 35-38 puntos enfrentando a Cristina acompañada por Felipe Solá o Agustín Rossi sacando 25-28% de los votos y una tercera fórmula compuesta por Juan Manuel Urtubey y Miguel Angel Pichetto alcanzando los 20-22 puntos. Un esquema parecido al de 2015 pero con otro final, cambiando el orden y los actores. Es un escenario favorable a Cambiemos, porque es imaginable que buena parte de los votantes de Urtubey vuelquen sus votos a Macri antes que a Cristina.
La segunda hipótesis parte de otra base, y es que el peronismo “racional”, “blanco”, “dialoguista”, o “colaborador” –según quien lo juzgue–  acepte ir a unas PASO con el kirchnerismo. Esto puede llevar a que, con los mismos actores del modelo anterior, Cambiemos quede con los 35-38 puntos, pero la nueva “alianza” alcance el 45-48%, a un paso de ganar en primera vuelta. Pero claro que depende de cómo se hayan desarrollado las primarias, y de que los votantes del segundo sigan al primero, pues los acuerdos cupulares no son necesariamente seguidos por los votantes. Ante el riesgo de que esto no ocurra y que en el Peronismo Federal se estime que no conviene acordar con los K porque a Cristina no le pueden ganar en las PASO, podría existir la posibilidad de que la ex presidenta elija no presentarse y que en cambio concurran Ro-ssi, Solá o algún gobernador afín representando al kirchnerismo. Allí las huestes que organiza Pichetto, si lograran tener un apoyo efectivo de los gobernadores y algunos intendentes, podrían dar vuelta las primarias, y considerando que los votantes K prefieran votar a cualquier peronista antes que a Macri, el Peronismo Federal intentaría construir un gobierno de coalición con el kirchnerismo, si lograra acordar un programa de mínima.
También se debe evaluar que aparezcan algunos “cisnes negros”, por ejemplo, que una parte del radicalismo se rebele y elija construir una remake del Frente Amplio Progresista, con los socialistas, Margarita Stolbizer y Martín Lousteau. Un espacio de estas características pescaría votos del redil cambiemista. También se puede prever la presencia de alguna otra lista alternativa peronista con peso liviano –¿Lavagna?–. En ambos casos la captura de algunos puntos les complicaría la vida a los demás.
Más allá de los análisis, todos los escenarios bailarán en torno a la música de la economía que pone el FMI.

*Sociólogo (@cfdeangelis).