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Pasado y futuro

El diario PERFIL apareció en medio de ese complejo contexto político y económico, con la esperanza de poder interpretar las necesidades de información y análisis de cierto sector de la sociedad.

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Editorial PERFIL. Imagen del frente del edificio ubicado en la calle California, en el barrio de Barracas. | Cedoc Perfil

En 1998, cuando este diario se editó por primera vez, el mundo atravesaba la crisis financiera asiática. Y la Argentina ingresaba a una de sus tantas crisis, pero esa derivaría en el crack de 2001. Veinte años después, mientras muchas de las naciones asiáticas se convirtieron en potencias mundiales, hoy, en medio de una situación regional inestable, la Argentina vuelve a lidiar con un nuevo trauma.

Es normal que los desequilibrios recurrentes del capitalismo afecten a veces a unos países y otras veces a otros. Lo anormal es que una nación como la nuestra se anote en casi todas las crisis. La crisis de 2001 arrancó en los últimos años de un gobierno peronista que no supo transformar un caso de éxito como la convertibilidad en una política económica sustentable. Para seguir manteniendo a raya la inflación, pero sin perder la competitividad en manos de un peso sobrevaluado.

Le siguió un gobierno no peronista que no solo no pudo resolver el desafío, sino que lo hizo explotar.

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El diario PERFIL apareció en medio de ese complejo contexto político y económico, con la esperanza de poder interpretar las necesidades de información y análisis de cierto sector de la sociedad. La difícil y maravillosa historia de estos veinte años está contada en el suplemento especial que acompaña esta edición. La difícil y extraña historia de este país, en cambio, sigue siendo un dilema inconcluso.

En 2015, otra vez un gobierno peronista terminó dejando una bomba de tiempo a su sucesor. Y, de nuevo, ese sucesor es un gobierno no peronista que intenta desactivarla en medio de una inestable situación internacional.

Veinte años después se repite una trama de corrida cambiaria, déficit e inflación. Con una diferencia: este gobierno, más allá de sus errores, transmite gobernabilidad frente a una mayoría social que parece dispuesta a romper la lógica de que sin el peronismo eso es imposible.

La recurrencia crítica de la Argentina es destructiva. En estas dos décadas, por ejemplo, cambió el mapa del establishment local. Quedaron los Rocca, Pagani, Eurnekian y algunos más, pero una mayoría vendió, quebró o se achicó.

En el universo mediático pasó igual. Entre los medios nacionales, solo Clarín, La Nación y PERFIL sobrevivieron con sus mismos dueños. Ahora, esta editorial vuelve a apostar fuerte. En la radio, con una emisora de noticias, y en la televisión, con el primer canal abierto después de más de medio siglo (el último había sido América).

Lo hacemos para terminar de desarrollar el círculo virtuoso de ser productores de contenidos de calidad en todos los formatos posibles. Y lo hacemos porque estamos convencidos de que la Argentina tiene futuro.