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Operación Lava Gato

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En la mira. Algunas causas de corrupción giran en torno a Julio De Vido y otros. | Telam
Para entretener la espera, me puse a cantar: “Brasil/ decime qué se siente/ meter en cana a chorros poderosos/y no a la pobre gente/ te juro que aunque pasen los años/ nunca nos vamos a olvidar/ que Moro se los morfó/ que el tribunal superior lo bancó/a los ladrones vas a ver/ la guita devolver/ Maradona es más grande que Pelé...”
 Todo bien con ellos, pero el Diego que nos corresponde no se toca.

Tal como quedamos con “Miss Bum Bum” cuando nos reunimos bajo una sombrilla alquilada en la “barraca do Quiqui”, este fin de semana debe llegarme toda la información sobre el “Lava Gato”. Un día antes el contacto me confirmó la cita y volé a Río. Me compré unas Havaianas verdes y una zunga amarilla. Con mi panza cervecera a la vista, traté de pasar por uno de ellos.  Fui de los últimos en entrar al grupo de WhatsApp armado por el consorcio internacional de periodistas de investigación interesados en los servicios de Miss Bum Bum. No tuve más remedio que ponerme a la cola.

Mientras esperaba que me dijeran cuándo, dónde y cómo haríamos para encontrarnos con ella, a salvo de cámaras, miradas y oídos indiscretos para preservar la confidencialidad de la “entrega premiada”, como la llamamos en código, me dediqué a recopilar todo sobre el Lava-Jato. La cantidad y el nivel de los capangas imputados me asombró. Ejecutivos de Petrobras, la compañía más grande de Brasil, dueños de empresas constructoras, políticos, senadores, diputados, presidentes, los más porongas del país ya están en prisión preventiva o son sometidos a procesos por los que pueden ser condenados a penas de cumplimiento efectivo en cárcel común.

Uno de los que consiguió rebaja de pena, dijo que en Argentina, como en otros tantos países, pagaron 35 millones de dólares en coimas. Las relaciones de los posibles involucrados giran alrededor de un círculo con la cara de Julio De Vido en el centro. El contacto brasileño me preguntó, con un gesto de preocupación y un aire extrañado en la mirada, si mi interés en hablar con “Miss Bum Bum” tenía que ver con esa banda. Me causó gracia su ingenuidad. Le expliqué que no, que la Justicia nuestra está hecha para que los turros más ricos y poderosos, con la complicidad de jueces venales, zafen. Y que no sólo continúen en libertad sino que, además, hablen y den lecciones de  moral y de cómo se debe administrar el país. Salvo, claro, el cuñado de De Vido, que se fugó, más Báez y López, que la contaron y guardaron en vivo y directo por TV. Y porque tuvieron que morir 52 personas en Once para que cayeran, al fin, Ricardo Jaime y los demás.

Le conté, breve, la historia de Menem, que sólo fue al Senado para ir al baño y dormir la siesta, y a quien proponen nuevamente para renovar su banca con el único fin de asegurarle que ni siquiera cumpla con una merecida presión domiciliaria. El brazuca trataba de entender, pero no.

Ee de isso que voce quer falar con Bum Bum, entao.

No, no, le aclaré, como no tenemos dignidad y huevos como para afrontar semejante proceso como el que se mandaron ustedes, estamos tratando de hacer un modesto “Lava-Gato”. Al menos, para desterrar de la política a uno que representa a muchos como él, Daniel Scioli. Un tipo que ocupó los más altos cargos –menos el de presidente gracias al único favor que le hizo al país otro impresentable llamado Aníbal Fernández–, que reconoció a su hija cuando le hicieron un juicio y que sólo se logró desenmascararlo definitivamente cuando trataba, nuevamente, de mentir y engañar. Ya antes había negado a los muertos en una inundación, así que éste parecía un tema menor. Pero, mientras la Justicia argentina sea lo que es, hay que mantener la presión y la denuncia por todos los motivos que se encuentren, públicos o privados. Es ahí donde entra “Miss Bum Bum”. Estoy investigando la conexión  brasileña del Lava Gato. Quiero saber qué hay atrás.

Cuando al fin llegó, la reconocí enseguida. Por el color de la tanga. Y ella a mí, por las Havaianas verdes, la zunga amarilla, y porque era el único tipo blanco leche bajo una sombrilla.

*Periodista.