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Israel II

Netanyahu, un neofascista israelí

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La actitud de Benjamin Netanyahu y su gabinete en Israel contra la resolución de las Naciones Unidas que cuestiona los asentamientos judíos en tierras palestinas estuvo cargada de gran violencia. Netanyahu, un populista de derechas, que consigue sus votos entre los religiosos a ultranza y los inmigrantes rusos que llegaron en oleadas hace cuarenta años, está despertando a las fieras dentro de Israel.

Ya se escucha a miembros de su entorno sugiriendo directamente la ocupación israelí de Cisjordania.

¿Qué está pasando en Israel en estos días? Desde hace años viene creciendo la derecha agresiva, belicista, dispuesta a no respetar fronteras, y una menor capacidad de movilización de las izquierdas o centroizquierdas, que fueron las que fundaron el Estado en 1948.
Los autollamados “pacifistas” creen en la existencia de dos pueblos, dos Estados, tal como se escribió en la Resolución internacional que permitió que surgiera Israel tras la Shoá, el exterminio. Es claro que en ese momento le llovieron los bombardeos y las balas de los países árabes, es cierto que el éxodo árabe de esas tierras dejó secuelas, es cierto que los palestinos no encontraron ni protección ni amparo real en países fronterizos árabes, es cierto que guardaron un rencor que no se diluye fácilmente, es cierto que en el Líbano el general Ariel Sharon miró para otro lado cuando los falangistas destrozaron como criminales dos campamentos palestinos con una saña loca.

 A través de los años emergieron otras batallas, otras guerras, que ganó Israel con apoyo de armamento francés y norteamericano, pero a un costo humano desgastante. Desde 1948, desde el mismo final del genocidio, Estados Unidos no dudó en proteger a Israel en todos los ámbitos internacionales, cuando se lo merecía y cuando no. Hasta Barack Obama, que quiso poner los puntos sobre las íes y propuso frenar los asentamientos de religiosos a ultranza que toman posesión de las tierras palestinas, simplemente porque su argumento es que los avalan los textos sagrados. Una especie de mística belicista irresponsable.

En su mundo interior, al margen de la política, Israel es una potencia tecnológica, científica y humanística. Ha obtenido logros extraordinarios. La infraestructura de la computación se debe a trabajos específicos de israelíes. Es una nación en varios sentidos sólidamente capitalista. Este proceso ha traído sus víctimas. No hay en Israel una distribución equitativa de los ingresos, hay desplazados, hay quienes se han quedado al margen del trabajo y la producción. Hay pobres.

Un grupo de familias es poseedor de más del 60% del total de los ingresos del país. Es un país que ha dejado atrás una historia de pioneros valientes, asentados en los Kibutz.
Las distintas vicisitudes han dejado atrás los intentos de paz con los palestinos. Sólo la intervención de Estados Unidos permitió la paz con Egipto y Jordania. Todos los líderes que buscaron la paz y aplicar el principio de dos pueblos, dos Estados soberanos fueron cuestionados o marginados por una sociedad que vive sofocada por el miedo. Isaac Rabin fue asesinado en 1995 por un joven superreligioso que había sido instruido en que el líder del país era un traidor del pueblo judío. Fue una confabulación de servicios secretos y policía, que dejaron el terreno libre para que efectuara los disparos.

Netanyahu es decididamente un neofascista, un mussoliniano que conquistaría más espacio vital si lo dejaran las circunstancias o no lo dejaran. Tiene muchas cuentas pendientes por corrupción en el pasado. Incluso desde su temporada como embajador en los Estados Unidos. Los movimientos pacifistas donde participan intelectuales de valía como Amos Oz y David Grossman no logran hacerle mella por el momento. Con él y con la caterva que lo rodea Israel corre peligros muy serios.

*Escritor y periodista.