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Elecciones 2017

Mauricio Macri, el ganador neto de las elecciones

Gracias a la polarización, el gobierno obtuvo una victoria resonante que el permite al Presidente encarar la segunda parte de su mandato más fortalecido que nunca.

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Así fueron los festejos en el bunker de Cambiemos | Pablo Cuarterolo

El gobierno obtuvo una victoria resonante, no sólo porque se impuso en la provincia de Buenos Aires sino también porque logró superar a nivel nacional el umbral del 40%, signo de un crecimiento electoral que le permite consolidar su poder. Este es un dato muy importante para el nuevo período que se abre en la gestión de Mauricio Macri. El Presidente se podrá sentar, pues, fortalecido cuando el próximo viernes se reúna con los gobernadores de las 24 provincias para tratar aspectos clave que tienen que ver con temas impositivos y con la coparticipación federal. Lo mismo le ocurrirá al momento de discutir la reforma laboral con la dirigencia sindical. 

El gobierno sacó provecho de las enseñanzas que le dejó las PASO. Logró consolidar un escenario de polarización del cual se benefició en territorio bonaerense no sólo por una mayor concurrencia al sufragio del electorado sino por haberle sacado votos a Sergio Massa.  Además, lo cuidó a Florencio Randazzo y eso también funcionó. En efecto, el ex ministro del Interior y Transporte pudo retener su base electoral en su casi totalidad. 

Los triunfos de Cambiemos en La Rioja, Salta, Santa Fe y Chaco tienen aire de batacazos. La victoria de Elisa Carrió –luego de su peor semana tras sus expresiones lamentable referidas al caso de la muerte de Santiago Maldonado- le significó una reivindicación, sobre todo puertas adentro de Cambiemos. Está claro que en esta elección la tragedia de la familia Maldonado no tuvo ninguna influencia ni consecuencia. 

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El ganador neto de la jornada de ayer es el presidente Macri. Él le puso el cuerpo a la campaña y, a diferencia de lo que había ocurrido en las PASO, tuvo presencia en la difícil geografía bonaerense, principalmente en el conurbano. 

María Eugenia Vidal es otra ganadora neta. Su figura genera empatía; su presencia en distintos lugares de la compleja provincia que gobierna, es un hecho esencial de su gestión que en la gente impacta, inclusive en aquellos que no simpatizan con Cambiemos. Su temple y aplomo también.    

El derrumbe del peronismo ha sido estrepitoso. Las derrotas en Salta y en Córdoba han dejado fuera de carrera a sus respectivos gobernadores Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti- de cualquier aspiración de erigirse líderes del partido con aspiraciones presidenciales. 

Tienen para el PJ tiempos borrascosos, sobre todo por lo que anunció Cristina Fernández de Kirchner en su penoso discurso de la noche de ayer en la que afirmó su voluntad de comandar al peronismo y en la que exhibió su particular visión de la realidad. 

Habló de Cambiemos como si el oficialismo hubiera perdido y apeló a los mismos clichés de siempre. Sólo le faltó nombrara a Clarín. Pero además de eso, lo que mostró fue su enorme pequeñez. No dijo una sola palabra de salutación dirigida a sus adversarios. “En la victoria, magnanimidad y en la derrota, dignidad”, es una famosa frase de Winston Churchill que evidentemente nunca leyó. 

La de ayer fue la tercera derrota electoral consecutiva del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. CFK pareció no haberse anoticiado. Nada que sorprenda. Su llamado a la unión de la oposición también es curioso, siendo que fue ella quien privó al peronismo de ir con una fórmula de unidad con Randazzo, a quien le negó la posibilidad de una interna que la ex presidenta hubiera  ganado.

La consecuencia más significativa de los resultados de ayer de cara al futuro, es la definitiva consolidación del proyecto de reelección para Macri en el 2019. La división del peronismo le abre un horizonte que, al día de hoy, tiene un solo obstáculo: los aciertos y la calidad de gestión que sepa mostrar el Presidente.

“Lo peor ya pasó”, dijo el jefe de Estado en la noche de ayer. Mucha gente –incluso de los que lo votaron- podrían demostrarle  que, en los hechos, aún no.

Será importante que los siga escuchando. Ese es uno de sus grandes desafíos de ahora en más. Hay otro también relevante: superar la grieta y buscar los consensos que permitan enfrentar los grandes problemas socioeconómicos que afectan a nuestro país. Tal vez para eso también lo ayude otra célebre frase de Churchill: “Democracia es darle la razón, al menos por una vez, al otro”.