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Je suis Trump

El resultado electoral en EE.UU. da pasto a los militantes de la grieta, pero preocupa más la derrota de Bauza que el triunfo del magnate.

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Estoy sentado en mi oficina, escribiendo mi columna política, cuando entra Carla, mi asesora de imagen, cantando.

—¡Donald, Donald, Donald/ Donald corazón/ acá tenés los pibes para echar la inmigración!

—¿Estás celebrando la victoria de Trump? –pregunto azorado–. ¿Te volviste loca?

—¿Loca? No, para nada. Es lo mejor que nos podía pasar. Ahora sólo falta que Trump nombre a un Lopérfido que diga que los negros esclavos fueron 500.

—¡Me estás robando todo de Twitter! –me quejo–. Eso lo tuiteé hace un par de días.

—Sí, pero la que te maneja el Twitter soy yo, así que no jodas, que a vos no se te cae ni una idea.

—Para que sepas, ya escribí yo solito una columna sobre el triunfo de Trump –digo con orgullo.

—Ya sé –responde Carla–. La leí. Una bosta.

—¿No te gustó la nota que hice en Mu?

—No, es horrible. Ese tufillo a psicobolche culposo que te agarra cuando pasa algo en el mundo es de las cosas más berretas que tenés. Y mirá que si hay algo que te sobran, son cosas berretas.

—Sos muy injusta –me quejo–. Trato de aportar otra mirada sobre el triunfo de Trump.

—Ya fue Trump, ya pasó, eso es cuestión de un día. Al día siguiente volvimos a la Argentina. Y en este caso en particular, a la Selección.

—¿Vos decís que a la gente le importa más perder contra Brasil que la victoria de Trump?

Carla me mira y lanza una carcajada. Se ríe un rato. Largo.

—¿Me estás jodiendo? –pregunta finalmente, todavía entre risas–. Preguntá en la calle a la gente, quién prefiere que se vaya, si Trump o Higuaín y Agüero, a ver qué te contestan.

—¿Vos decís que ésas son las consecuencias que está trayendo el triunfo de Trump a la Argentina? –pregunto.

—¡No, salame! –responde Carla, bastante molesta–. Esas son las consecuencias que está trayendo la derrota de Bauza en la Argentina.

—Está bien, pero no quiero hablar de fútbol: quiero hablar de política, porque tengo que hacer una columna política.

—Tenés razón –admite Carla y me da la impresión de que está siendo irónica–. El fútbol no tiene nada que ver con la política. Ni el fútbol para todos, ni el fútbol para abonados, ni el fútbol para barras, ningún fútbol tiene que ver con la política.

—¿Vos decís que la victoria de Trump va a traer consecuencias para la Argentina? –pregunto.

—No, para nada –responde Carla y me da la impresión de que sigue siendo irónica–. ¿Qué consecuencias puede traer? Sólo tuvimos a la canciller Susana Malcorra y el embajador Martín Lousteau brindando y celebrando en Washington el triunfo de Hillary con la misma euforia con la que Roberto Navarro anunció el año pasado en C5N los triunfos de Scioli y Aníbal Fernández. Pero ésos son detalles.

—Ahora en C5N andan diciendo que Trump es Macri…

—Sí, y en TN dicen que Trump es Cristina –interrumpe Carla–. Pero yo creo que Trump es Del Sel, pero sin Dady ni el Chino. Aunque también puede ser el diputado salteño Olmedo. Pero con el pelo amarillo, en lugar de la campera amarilla.

—Todo el mundo está hablando de grieta por todos lados…

—Sí, prendés la tele y en todos los canales dicen que Trump produjo una grieta en los Estados Unidos.

—¡Exportamos grieta! –me entusiasmo–. ¡Lo del segundo semestre era verdad! ¡En cualquier momento llegan los inversores!

—Sí, claro –dice Carla–. Ahora lo único que falta es que digan que los asesores de Trump se inspiraron en Ernesto Laclau.

—¿Vos decís que la grieta garpa?

—¡Por supuesto! Incluso para quienes se hacen las víctimas y piden la unidad de los argentinos. ¡Todos viven gracias a la grieta! Acá y en todos lados.

—En los Estados Unidos, el Ku Klux Klan está organizando una marcha –digo–. Eso podrá ser parte de la grieta, pero sobre todo me parece muy piantavotos.

—Y sí, es bastante piantavotos –coincide Carla–. Aunque no sé si tanto como la foto de Esteche, Boudou, Mariotto y D’Elía con las patas en la fuente. El macrismo está jugando fuerte de cara al año que viene.

—Querrás decir el kirchnerismo –la corrijo.

—No, el macrismo –insiste Carla–. ¿O vos a quién te creés que beneficia esa foto?

—No entiendo por qué seguimos hablando del kirchnerismo, si quien está gobernando es Cambiemos.

—¡Porque les conviene a Macri y a Cristina!

—¿Por eso nadie dice nada de las cosas que dijo Macri en campaña que ahora no está cumpliendo ni le interesa rendir cuentas?

—Claro, como el Fútbol para Todos. Los únicos que lo denuncian son los kirchneristas. Y si no sos kirchnerista y lo denunciás igual, desde el Gobierno te dicen que sos kirchnerista.

—¿Y por qué? –pregunto.

—¡Porque la grieta es un negoción! –responde Carla–. Si hasta Duran Barba salió a decir que Cristina tenía un 46% de imagen positiva. Creo que hasta Barone, si lo escucha a Duran Barba, le dice “loco, pará un cacho, te estás yendo al carajo”.

—¿Y en el medio no hay nada? –pregunto.

—Por supuesto –responde Carla–. Está el peronismo. Con Massa y con algunos dirigentes jóvenes que siguen de cerca el legado de sus mayores.

—¿Te referís al legado de Perón, de Kirchner?

—No, me refiero al legado de Susana Giménez y de Moria Casán. Y a sus novios, Facundo Moyano y José Ottavis. Pero creo que todavía falta para renovar al peronismo. Se necesita a alguien joven y valiente, decidido, que esté dispuesto a aceptar grandes desafíos.

—¿Renovar el peronismo para lograr gobernar?

—No, mucho más que eso: es necesario encontrar un joven peronista dispuesto a ponerse de novio con Mirtha Legrand. Es la diva que falta.

—Mmm… puede ser –acepto–. Los peronistas siempre están dispuestos a todo. Y más si se trata de cosas que hay que hacer para gobernar. Pero habría que decirles que después no roben tanto.

—Sí, pero también recordemos que robar no es sólo cosa de peronistas.

—¿Lo decís por este gobierno? ¿Lo decís por Calcaterra?

—Sí, por supuesto –responde Carla–. Pero también lo digo por el mayor robo que se vio este año, y estuvo avalado por el

Pro: la actuación de Al Pacino contando anécdotas tontas en el Teatro Colón. Creo que hasta José López, si veía el espectáculo, le gritaba “ladrón”.

—Seguro que esto con Trump no pasaba –digo.

—Carla se ríe.

—Con Trump puede pasar cualquier cosa –dice–. Esta es la política, éste es el periodismo y ésta es la rosca que supimos conseguir. Liberemos al Trump que todos llevamos dentro.

—Yo no tengo ningún Trump –me enojo–. ¡Yo soy un periodista independiente que lucho por la verdad!

—Perfecto. Entonces escribí tu columna y mandale saludos a toda la gente, allá en el siglo XX, donde seguís viviendo.

—¡Vos hacete la viva, pero al final no te jugás por nada! –me quejo–. Yo por lo menos lo admito: soy periodista. Vos, en cambio, ¿qué sos?

—¿Yo? –concluye Carla–. Je suis Trump.