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Héroes iguales, héroes diferentes

Nunca tuve inconvenientes en reconocer mis defectos, que son abundantes y variados.

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Nunca tuve inconvenientes en reconocer mis defectos, que son abundantes y variados. Uno de ellos es no poder diferenciar a Natalie Portman de Keira Knightley. Estimo que sus respectivos fans encontrarán miles de diferencias, pero para mí son dos mujeres idénticas (y bastante famélicas para mi gusto). Un problema de identificación similar tengo con el Corto Maltés y Maqroll el Gaviero. Se me dirá que estos últimos son personajes de ficción, en cuyo caso diré que a mi juicio tuvieron más incidencia en la formación de mis fantasías y tienen mucho más volumen que esas dos actrices raquíticas.

El Corto Maltés es una creación de Hugo Pratt. Su primera aparición data de 1967 en la revista italiana Sgt Kirk, protagonizando La balada del mar salado, esa en donde el marinero inefable es rescatado y traba amistad con Rasputín. Maqroll, en cambio, es un personaje del colombiano Alvaro Mutis, y su aparición es un poco anterior a la del Corto Maltés: 1953, en un poema titulado Oración de Maqroll, incluido en Los elementos del desastre. (Recuerdo a la perfección, como sólo se recuerdan las cosas traumáticas o muy placenteras, el momento en que leí ese poema por primera vez, una noche, en un bar de Córdoba y Pueyrredón bastante decadente, y los versos finales, que incluso con grandes esfuerzos nunca conseguí olvidar: “Recuerda Señor que tu siervo ha observado/ pacientemente las leyes de la manada. No olvides su/ rostro./ Amén.”)

Luego de su incursión a la vida en un poema, Maqroll fue reapareciendo con más y menos protagonismo a lo largo y a lo ancho de toda la obra de Mutis, aunque suele entenderse que son siete las novelas en las que Maqroll reina con toda su radiante insolencia, entre ellas La nieve del Almirante (1986), Un bel morir (1989), La última escala de Tramp Steamer (1989), Amirbar (1990) y Tríptico de mar y tierra (1993). Pero el problema (si es que podemos hablar de un problema) es que en todas sus apariciones, las más efímeras y las más duraderas, el que siempre se aparece es Maqroll, sí, pero in veste di Corto Maltés, disfrazado, convertido, travestido en el Corto Maltés. Tal como me ocurre con Keira Knightley y Natalie Portman, no consigo diferenciarlos, son la misma persona.

Pero la confusión alcanza rasgos demenciales, que sólo se me ocurre representar como distintas locuras metidas en cajas chinas. El amigo de Rasputín es el Corto, eso lo sabemos con certeza, ¿pero Pandora Groovesnore era el amor platónico de quién? ¿Del Corto o de Maqroll? ¿Y Abdul Bashur? ¿Era el amigo y cómplice de quién? ¿Del Corto o de Maqroll? ¿Ilona Grabowska era la amante compartida por Maqroll y Bashur o por el Corto y Jack London? ¿Quién se encontraba en la Argentina con Eugene O’Neill, el Corto o Maqroll? Dios mío, qué novela más confusa.

No encuentro más analogías. Ni siquiera con los detectives más clásicos de la novela negra existe semejante parecido, aunque todos terminen teniendo la cara de Humphrey Bogart. La melancolía que atraviesa los pensamientos del Corto y de Maqroll, creo es lo que los hace tan intercambiables y parecidos. Nunca emprendo un viaje sin llevar conmigo un viejo ejemplar de la vida de San Francisco de Asís del dinamarqués Johannes Joergensen. Es un libro maravilloso (Francisco de Asís también lo fue: una vez leí un ensayo donde se demostraba que los primeros ready-mades no fueron de Marcel Duchamp sino de Francisco de Asís). La pregunta es: ¿quién, dónde, cuándo leyó ese libro? ¿Maqroll el Gaviero o el Corto Maltés? Si alguien lo descubre, por favor, hágamelo saber.