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despues del paro III

Golazo

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El paro nacional fue muy contundente a nivel nacional, tanto como lo es la agresión que los trabajadores sufren desde el inicio del ajuste neoliberal típico que lleva adelante el gobierno nacional.

No menos de 400 mil desempleados y una caída salarial promedio de 7 puntos en el universo formal y 10 pp promedio si agregamos al 33% de trabajadores informales
nos relevan de todo comentario acerca de las causas de la jornada de protesta. No hay antecedentes desde la recuperación democrática de una estampida del desempleo y caída del salario real similar a los primeros 14 meses del gobierno de Mauricio Macri.

Las causas son claras; sin embargo, este paro nacional sí tuvo especificidades de las que queremos señalar tres que consideramos importantes.

1) Fue un paro arrancado a la cúpula de la CGT, que no tenía en sus planes una determinación semejante sino la continuidad del diálogo –que tan buenos resultados les dio– hasta la irrupción del reclamo de las bases coreando la emblemática consigna “poné la fecha la puta que te parió”, pieza poética que ya figura en los anales del canto popular.
2) Resultó un paro extravagante convocado explícitamente “sin movilización”, demostrando la falta de voluntad de confrontación con el Gobierno combinada con un exceso de cautela de los caciques cegetistas de ser superados nuevamente por las bases en sus reclamos, todo esto en el marco de la ausencia absoluta de liderazgo en la cúpula sindical actual, donde el denominado “triunviro” apenas si puede acordar entre sí una declaración pública.
3) Por parte del Gobierno, se inauguró la etapa de represión explícita al conflicto social y lo hizo además con la convicción del que es consciente de que esa actitud represiva del Estado es necesaria estructuralmente para garantizar la continuidad y profundización del salvaje ajuste puesto en marcha el 10 de diciembre de 2015.

El que mejor verbalizó la necesidad objetiva de desplegar los aparatos estatales represivos como necesidad y virtud del gobierno neoliberal fue el siempre locuaz ministro de Transporte, “Guillo” Dietrich, que, según nos cuenta el periodista Alejandro Bercovich, reflexionaba sobre la necesidad estatal del verdugueo a los trabajadores.
Señala Bercovich: “Apoltronado en el stand que montó Clarín en la planta baja del Hilton, Guillermo Dietrich felicitó calurosamente a Eugenio Burzaco por la represión de los piquetes sobre Panamericana que había capitaneado un par de horas antes. ‘Fue un golazo. Ese es el mensaje que hay que transmitir’”.

Duro y contundente mensaje a favor de la represión del ciclista parlanchín y encargado del Ministerio de Transporte que, según reza en su cuenta Twitter (se lo revisamos),
“sueño con una Argentina unida, desarrollada y con pobreza cero. Trabajo todos los días para alcanzarla”. Se nota.

En fin, ciertamente puede molestar, pero no sorprender el festejo del ministro y menos a los que peinamos algunas canas (no es el caso de “Guillo”, claro, que no peina).
No sorprende el mensaje a favor de la represión al pueblo trabajador, decíamos, porque ya Rodolfo Walsh en su momento advirtió sobre la deliciosa tendencia de los sectores dominantes de castigar dura y muy frecuentemente fuera de toda legalidad los intentos de resistencia popular legítima frente a sus políticas de exclusión y castigar a la ciudadanía, no sólo con balas de goma, claro.

Adelantándose a los festejos de Dietrich por el “golazo” de Burzaco que supuso la represión a los trabajadores un día de paro nacional, sostenía Rodolfo Walsh en su reescritura de Operación Masacre del año 1969 respecto del espíritu constitutivo de “la nueva oligarquía” de aquellos y todos los tiempos: “Que esa clase esté temperamentalmente inclinada al asesinato es una connotación importante que deberá tenerse en cuenta cada vez que se encare la lucha contra ella. No para duplicar sus hazañas, sino para no dejarse conmover por las sagradas ideas, los sagrados principios y, en general, las bellas almas de los verdugos”.

*Director Consultora Equis.