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laboratorio económico

Estamos lejos todavía...

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Norte. “Hay que decidir qué hacer con el tiempo concedido”, le dice Gandalf a Frodo. | cedoc perfil
La Argentina es un gran laboratorio para el análisis económico, de los mejores para investigar lo que no hay que hacer y extraer conclusiones útiles en cuestiones claves como la inflación, el crecimiento y la pobreza. Trece años con inflación de dos dígitos; siete años con el mismo PBI y otros tanto con 30% de la población en la pobreza es un cóctel difícil de encontrar, salvo en las economías comunistas o devastadas por la guerra.

Sin temor a equivocarnos, proponemos la siguiente síntesis: más inflación no es sinónimo de crecimiento económico. La pobreza empeora a causa de la inflación y de la ausencia de crecimiento. Y no hay política social o de precios e ingresos (subsidios directos e indirectos, congelamiento de precios, etc.) que pueda compensar sus consecuencias sobre la pobreza. Peor aún, el exceso de estas políticas tiene consecuencias fiscales y monetarias que repercuten sobre la inflación, incrementándola, y otras que impactan sobre la economía real, reduciendo adicionalmente su capacidad de crecimiento.

El año 2017 terminó con una tasa de inflación algo por encima y con un crecimiento apenas por debajo de las expectativas de la mayoría de los analistas que siguen de cerca la economía argentina. Es probable que en 2018 la inflación se reduzca algunos puntos respecto del 25% de 2017, pero seguramente resultará superior a la meta de 15% que persigue el Banco Central. Es probable también que el crecimiento se ubique entre un 2% y un 3%, repitiendo la performance del año pasado. 

Sería ya el tercer año del mandato del presidente Mauricio Macri, donde los resultados económicos lucen positivos cuando se los compara con los años previos, pero que todavía siguen lejos de los esperados, lejos del potencial de la economía argentina y muy lejos, sobre todo en materia de inflación, de los que alcanzan la mayoría de los países emergentes dentro y fuera de la región.

Frente a este escenario caben tres preguntas: ¿hay alguna posibilidad de que 2018 resulte mejor que el escenario descripto arriba? Difícil. La inercia fiscal y su financiamiento volverán a convalidar tasas de inflación del orden del 20%. Y el coqueteo del Gobierno con la inflación, plasmado en el relajamiento de las metas anunciadas a fines de 2017, lejos de generar más crecimiento, lo condiciona.

¿Hay alguna posibilidad de que pueda resultar peor? Sí. Si el cambio de las metas de inflación se tradujese en un perceptible relajamiento de la política monetaria, se podrían generar tasas de inflación más elevadas. En materia de actividad económica, la demanda agregada (consumo privado y público, inversión y exportaciones netas) apenas tiene fuerzas para crecer entre un 2% y un 3%, y una inflación más elevada podría tener consecuencias negativas sobre los ingresos reales y la expansión del crédito (que fue la gran vedette de la recuperación de 2017).

Por último, ¿cuáles son los principales riesgos que se enfrentan? La combinación de un déficit fiscal alto (de unos 6 puntos del PBI) y reticente a la baja, de un déficit externo elevado y creciente (de unos 5 puntos o más) y un peso fuerte o apreciado en términos reales, ha sido a lo largo de la historia argentina una invitación para una corrección macro.  El contexto internacional y el contexto político doméstico hoy son tales que no se percibe ninguna amenaza creíble a la sustentabilidad del actual programa (de convergencia fiscal e inflacionaria gradual). Pero esta ausencia genera una comodidad tal que constituye en sí misma otro de los riesgos principales con los que habrá que lidiar de ahora en más. Porque el incentivo del Gobierno a invertir capital político en continuar la corrección macro y profundizar las reformas estructurales se ve desdibujado frente a un horizonte que luce relativamente favorable y despejado.

Quiero terminar recordando un diálogo de El Señor de los Anillos de Tolkien. En las Minas de Moria, el mago Gandalf le dice al joven Frodo: “Todo lo que tú tienes que decidir es qué hacer con el tiempo que te fue concedido”.

*Director de Perspectiv@s Económicas.