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econOMISTA DE LA SEMANA

¿El salto digital amplía la brecha para Latinoamérica?

El panorama que muestra América Latina en materia de industria 4.0 es preocupante.

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Todo IA. La inteligencia artifical aplicada marca el futuro de las industrias. | Cedoc Perfil

El panorama que muestra América Latina en materia de industria 4.0 es preocupante. En las reuniones que el mes pasado organizaron Cepal, la Comisión Europea y Cainco, en el marco de AL Invest, en México DC, reafirmé mi visión de que hay vastas regiones de América Latina que se muestran poco preparadas para enfrentar el desafío que la revolución digital implica.

El impacto digital sobre la producción. La revolución digital no es un tema que compete sólo a las empresas de TICs y al mundo del consumo de ocio y cultura, ni tampoco es un fenómeno que incumbe a algunos sectores, cada día más, afectados por el cambio de modelo de negocios que genera el capitalismo de plataforma (el de la movilidad, la logística, las finanzas, el hospedaje, las comunicaciones).

La digitalización alcanzó la comercialización hace tiempo pero, también, se viene extendiendo, aceleradamente, en los procesos productivos y en las cadenas de valor. La gran cuestión es cómo el internet de las Cosas, el big data y la inteligencia artificial afectan a toda la economía, y en particular a la manufactura: los aparatos generan datos que son procesados y se pueden aplicar a la producción.

Además del fenómeno de la digitalización, aparecen sectores emergentes y tecnologías que están cambiando la geografía productiva de los países desarrollados, como son la robótica, los nuevos materiales, la impresión en 3 D, la nanociencia, la nanobiotecnología, la ciberseguridad, la economía verde y azul. También lo hacen, los sectores que permiten generar soluciones urbanas para ciudades sustentables e inteligentes: la movilidad inteligente, energías renovables, transporte limpio, gobierno electrónico, entre las más destacadas.

El caso de la Unión Europea. La UE ha lanzado, en el 2016, una estrategia (Smart Anything Everywhere) para alcanzar el Mercado Digital Unico que no sólo implica modificaciones regulatorias, mejoras de las infraestructuras, sino también incluye la profundización de la digitalización de las empresas, en particular de las Pymes. En este marco puso en marcha una serie de iniciativas, dentro de la que destaca la red de los Digital Innovation Hub, consorcios que deben contar con la presencia de un agente tecnológico y brindan, a las empresas, asesoramiento, capacitación, la posibilidad de experimentación y apoyo para la implantación de estas tecnologías habilitantes.

Además de este plan, se destacan las intervenciones llevadas adelante a nivel de las regiones, a partir de la Estrategia de Especialización Inteligente, de fines del 2013, que la UE exige para distribuir los fondos de cohesión. Estas estrategias, en las que la industria 4.0 y los sectores emergentes y nuevas tecnologías se han convertido en centrales: han significado un cambio importante en la filosofía de las políticas productivas, el rol de los distintos niveles de gobierno y el de los actores del ecosistema productivo regional (EPR).

Han puesto en primer plano las regiones como el espacio central de la concertación de las estrategias de desarrollo económico social y de las políticas públicas.

Determinaron que, a nivel regional, el sector privado (empresas), la academia, las universidades y los centros de investigación y el sector público deban poner en común sus visiones y aspiraciones y definir prioridades productivas.

Pasaron a considerar a las redes de los EPR como el sujeto de las políticas y pusieron el acento en la I+D+i, con independencia del tamaño de las empresas.

Si bien corrieron el objetivo de las políticas hacia la generación de EPR dinámicos, no dejan de prestar atención específica a las empresas de menor tamaño.

Se comprobó que el éxito de los territorios en alcanzar su desarrollo depende del modo en que se imbriquen las grandes empresas con las Pymes, las instituciones educativas y de investigación y los gobiernos. Mucho depende de la historia, porque el desarrollo es un proceso claramente path dependence, como lo muestran los casos exitosos de la región de Emilia Romagna en Italia o el País Vasco en España.

Por detrás. América Latina rezagada de nuevo. En América Latina, la casi no existencia de políticas de industria 4.0, la importante brecha de infraestructura de TICs respecto a los desarrollados (22% respecto a la Península Ibérica), el muy heterogéneo nivel de alfabetización digital y la relevante brecha digital (la mitad de la población no tiene acceso a la red) componen una realidad que puede profundizar la diferencia de productividad respecto a las regiones más desarrolladas.

Este cuadro es tan preocupante como el hecho de que: (i) no hay una masa crítica de instituciones como las que en Europa permiten estos ejercicios de especialización inteligente (vgr. los centros tecnológicos o los centros de investigación), (ii) no hay un trabajo a nivel regional en redes, porque las políticas y los recursos siguen estando centralizados a nivel nacional, (iii) los sectores productivos no están trabajando sobre nuevos sectores y nuevas tecnologías (por ej. el sector automotriz no está trabajando con nuevos materiales ni nuevas energías en Mercosur) y (iv) no se están impulsando diálogos públicos-privados, que generen vínculos de confianza, para la concertación de estrategias de desarrollo.

Esta nota quiere ser un llamado de atención para que la región ponga en serio y rápido manos a la obra para evitar quedar rezagada en esta revolución digital. A pesar de caberle las generales del diagnóstico, Argentina se encuentra dentro del pelotón de países en mejores condiciones relativas, en términos de indicadores y de algunas políticas. Sin duda, la experiencia europea, en particular de sus regiones, puede darle pistas, a la región, para encarar este desafío.