COLUMNISTAS
EL 1-6 CONTRA ESPAÑA Y LOS VIRTUOSOS EN EL ARTE DE PATEAR AL CAIDO

El rayo argentinizador

Un nuevo sobre en mi escritorio, la misma torpe caligrafía con fibra azul, Asch escrito sin la ce, un pendrive y un papel escrito a máquina en mayúsculas.

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Tristeza. Por la humillación, por el desconcierto, por el baile. No salió nada bien. | AFP

¿A quién alquilarme? ¿Qué bestia hay que adorar? ¿Qué santa imagen atacamos? ¿Qué corazones romperé? ¿Qué mentira debo sostener? ¿Entre qué sangre caminar?

Arthur Rimbaud (1854-1891); de “Una temporada en el infierno” (1873): “La mala sangre”.

 

Un nuevo sobre en mi escritorio, la misma torpe caligrafía con fibra azul, Asch escrito sin la ce, un pendrive y un papel escrito a máquina en mayúsculas. Parece que hay ciertos clásicos que nuestros service men adoran. Esto dice:

Material secreto. Experimento de la Fundación John Edgar Hoover. Grabación: efectos de la radiación QSVT, el rayo argentinizador. Los profesionales que colaboraron firmaron un consentimiento por escrito y pidieron que lo expresado bajo los efectos del abominable fulgor argento se destruya, para resguardar su ética y su prestigio profesional. Todos ellos recuperaron el juicio gracias a un fuerte antídoto.

Caso I. Experiencia del rayo argentinizador en un medio alemán. Situación: cinco mundiales sin ganar, un subcampeonato en Corea-Japón 2002 y dos terceros puestos, de local en 2006 y en Sudáfrica.

Berlín 2010. Programa Animalen suelten de un laden de la grieten. Duro editorial del conductor, Alex Fanthünen, a horas de la eliminación de Alemania en la semifinal contra España, 0-1. (Primer audio).

¡Estoy repodriden de estos perdedoren, y Low los sigue convokanden! ¡Low! ¿Lo vieron sakarse los mokos de la nariz? Aj. Su úniko meriten fue llevarle la valijen a Klinsmann. No sabe nada. Basta de Lahm y su club de amiguen. Schweinsteiger no puede jugar más de 5; él, Lahm, Mertesacker, Podolski y Klose son la generación del frakasen. Cebolliten subcampeón y dos semifinales kaput, ¡una de local! Se nos ríen en la kara. ¡Somos Alemanien, viejen! ¡Que se vayan toden!

Antídoto: rayo alemanizador. Mismo conductor, mismo programa cuatro años después. Histórica goleada en el Mundial 2014: Alemania 7, Brasil 1, cinco días antes de levantar la copa. (Segundo audio).

Mantener el proyecto, la idea, más allá del resultado, es la clave. Brasil fue vapuleado en su propio Mundial por una Alemania que se hizo fuerte con sus históricos: Lahm, Schweinsteiger, Mertesacker, Podolski y Klose, y los jóvenes como Müller, Kroos y Ozil, que se fueron acoplando al equipo. (Corte).

Caso II. Efecto del rayo argentinizador en un medio español. Situación: España, el campeón mundial, tiene un debut pésimo en el Mundial de Brasil.

Madrid 2014. Programa: Hortera final. Marquín Livergham, el conductor, hace su editorial luego de la eliminación de España en primera ronda: 1-5 con Holanda y 0-2 con Chile. (Tercer audio).

Tú, que me siguez en mi otro programa de canal 273, en la radio PNT y en mi Twitter, sabez lo que pienso. El tiki taka era bonito, ¡pero basta ya con eso! El tremendo repaso que nos han dao debe espabilarnos. El tiempo pasa y estos tíos no dan la talla. Luego de esta manita en contra, el míster debe retirar a esa defensa. Azpilicueta, Sergio Ramos, Piqué y Jordi Alba ¡fra-ca-sa-ron! Iniesta ya no es el que supo ser y el Diego Costa, madre mía… ¡Devolvedlo a Brasil! La plantilla cumplió su ciclo. Llamen a futbolistas nuevoz, de raza. ¡Vete a tu pueblo, Del Bosque!

Antídoto: rayo ibérico normalizador. El mismo conductor, con tono TVE, comenta España 6, Argentina 1. (Cuarto audio).

Se trata de un resultado histórico, pero el míster Lopetegui no cayó en el triunfalismo. Fue cauto. Sabe que, más allá de la superioridad, el resultado es un accidente. Argentina, con Messi, será temible. El equipo mantuvo un gran nivel, Iniesta hizo jugar a Isco y Asensio, dos flechas, y Diego Costa anotó. Piqué, Ramos, Jordi Alba y luego Azpilicueta estuvieron firmes como siempre, salvo en el gol encajado, una falla a trabajar. Veremos en Rusia. (Corte final).

Wow. ¡Santo Orwell, ese rayo argento es un arma mortal! Bueh. Como a mí no me graban, o eso creo, mejor lo escribo.

El pospartido fue un aquelarre sangriento. Opiniones sensatas (no demasiadas), análisis apocalípticos, optimistas que reivindican la historia pero solo en el fútbol; virtuosos en el arte de patear al caído, barras con micrófono, cazadores de rating y de ser “tendencia” en las redes sociales. En fin.

¿Qué pasará en Rusia? A falta de un proceso serio, Argentina tiene al genio de Messi, y a los que mejor se conectan con él, adentro y afuera de la cancha. Por acción u omisión, siempre ha sido así.

Lo saben Pekerman, Basile, Batista, Sabella, Martino, Bauza, la caótica AFA y ahora Sampaoli; que llegó, algo omnipotente, dispuesto a imponer su estilo, y terminó rendido. Aceptando que si todo va bien, su equipo será el equipo de Messi. Ay. Para negociar con el poder, hay que tener con qué. Salvo que la idea sea decir que sí a todo, en modo genuflexo. Pasa con el FMI y pasa con Leo, que irá al Mundial con Agüero, Mascherano, Di María e Higuaín. Su grupo.

No hay tiempo. Ni para ensayar la línea de tres en el fondo, que espanta al plantel, ni para nuevos nombres. Es lo que hay. Ojalá Lautaro esté en la lista y demuestre que es crack. Se lo merece.

El primer tiempo, coincido con Sampaoli, fue increíble. Pero por el baile que nos dieron. Fue triste, por la humillación y el desconcierto. No salió nada, y el agujero negro del medio mató a todos de inanición. Tal vez en su libro de ambicioso título, Mis latidos: ideas sobre la cultura del juego, logre explicarse mejor. La oralidad, se ve, no es su fuerte.

Su planteo suicida frente a un equipo corto y veloz como España no lo dejó bien parado. No quería jugar, pero lo obligó un contrato firmado y cobrado. Quedó expuesto.

Ese 1-6 es una herida narcisista grave para los nativos de estas pampas de crisis, siempre sedientos de la mirada ajena. Sabernos lejanos, frágiles, tan empobrecidos, no es algo fácil de asimilar. Duele.

Veremos si hay una reacción o seguimos mansos, resignados, desandando el áspero sendero que nos lleva al matadero.