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recorrido historico

¿Dónde está Santiago Maldonado?

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Está en las canchas, colegios, oficinas. En las conciencias de aquéllos que lo buscan y en las conciencias que lo niegan. En las multitudinarias marchas callejeras, en el reclamo de famosos e ignotos, en los medios internacionales, en las redes y en la calle. Santiago Maldonado está en todas partes y en ninguna.

La suerte que haya corrido este joven de 28 años, que eligió transitar por los confines de una realidad a la que el poder le suele dar la espalda, nos vuelve a interpelar acerca de un pasado que se suponía desterrado en la construcción del presente y del futuro. Más allá de algunos focos que resistan, el gen argentino posdictadura está felizmente contagiado de memoria.

Quizás es lo que nunca entendió el gobierno de Cambiemos, al que –más allá del discurso– pareciera costarle aprender de sus errores. La gigantesca movilización al cumplirse un mes de la desaparición forzada de Santiago, la marcha del 24 de marzo o el generalizado repudio a la aplicación del 2x1 a los represores, habla de funcionarios que piden disculpas cuando “no pasa”, pero reinciden cuando creen que es posible. Ante un reclamo por Maldonado que comenzó tímidamente, la estrategia oficial fue restarle trascendencia, sembrar pistas falsas que regaron algunos medios y, sobre todo, resguardar a Gendarmería como fuerza principal y de choque. “No voy a tirar a un gendarme por la ventana”, “Yo me la banco”, afirmaba desafiante la ministra de Seguridad en el Congreso, como si se tratara de medir atributos personales o de decisiones personalísimas.

Poco importa. Lo sustantivo es que el Gobierno “politizó” el caso por acción y omisión, por voluntad y por impericia. Lo politizó al negarlo, al no investigar a la fuerza de seguridad que actuó en la represión de la protesta, al no asumir la responsabilidad sobre esa fuerza, al no poner todos los recursos disponibles en función de su búsqueda. Lo “politizó” el Presidente que durante más de treinta días no mencionó palabra alguna sobre la desaparición ni se acercó a su familia, o al bajar la orden a sus funcionarios –según acotó Mirtha– de que del tema no se hablara en los medios. Lo “politizó” algún que otro periodista enardecido al anunciar que “nos han declarado la guerra”, sin precisar quiénes ni por qué. ¿La disyuntiva?, “voto o Molotov”.

Más preocupados por contrarrestar los efectos mediáticos que por el paradero de Santiago, la sobreactuación de la policía tras la marcha, con una clara “infiltración” entre los revoltosos, terminó con algún fotógrafo o transeúnte detenido, pero quedaron libres los “militantes uniformados” y violentos que gritaban “uno” para no ser confundidos y arrestados. Hubo un claro intento por imponer otra agenda. A la movilización genuina, amplia, masiva, le respondió con violencia.  Se trata de crear un clima enrarecido, de ocultar lo obvio, lo que molesta. Mientras los diarios del mundo narraban admirados cómo cientos de miles de argentinos poblaban las calles para exigir la aparición de un desaparecido en democracia, muchos medios locales titulaban con “disturbios”.

A veces la realidad se empecina y se impone. Recientes encuestas, elemento imprescindible en el universo de Cambiemos para fijar o corregir políticas, indican la necesidad de un volantazo. El relato nutrido de  hipótesis falsas y absurdas, ensañándose  y responsabilizando a la “víctima” por sus desgracias, parece tocar sus propios límites  y empieza a preocupar a un Presidente que mide sus acciones en función de octubre. A esto se suma la decisión del fiscal Federico Delgado de que la Justicia investigue la responsabilidad de Gendarmería y del gobierno de Macri.

Cambiemos intentó imponer el discurso: la política de la “antipolítica”. Quizás por ello se sorprenda de una reacción colectiva tan potente. Una sociedad que tiene 30 mil desaparecidos por la dictadura y algunos en democracia sabe que la verdadera grieta se abre y profundiza si una comunidad se distrae, cree cualquier cosa y empieza a mirar para otro lado.

**/**Expertos en Medios, Contenidos y Comunicación. *Politóloga. **Sociólogo.