COLUMNISTAS
UN PAIS EN SERIO

Democracia por mano propia

Los descontentos marchan, y los que apoyan al Gobierno y al ex gobierno marchan menos. Y hay funcionarios que marchan presos por copiarse.

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Estoy en mi oficina tratando de concentrarme para escribir mi columna de Perfil, cuando entra Carla, mi asesora de imagen, totalmente furiosa.


—¡Esta oficina es un asco! –grita.

—¿Sí? –pregunto sin entender muy bien de qué habla–. ¿Y por qué lo decís? ¿Por la calidad de los contenidos periodísticos que producimos?

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—¡No me jodas! –vuelve a gritar Carla, más furiosa–. ¿No te das cuenta de que está todo hecho un asco?

—No, la verdad que no me había dado cuenta –respondo tímidamente, temiendo una represalia brutal.

—¡Claro! ¿Cómo te vas a dar cuenta vos si sos periodista? Más alejado de lo que pasa a tu alrededor no podés estar, ¿no?

—Estoy tratando de concentrarme, Carla. ¿Por qué no le preguntás a Moira qué es lo que pasa?

Moira es mi secretaria.

—Ya le pregunté, y me dijo que Herminia tiene no sé qué problema y no puede venir.

Herminia es la señora que limpia.

—¿Por qué no la llamás a Mercedes de las Casas? –pregunto.

—¿Y ésa quién es?

—Una legisladora porteña del PRO que escribió el libro Cómo conseguir una mucama y no perderla en siete días.

—Debería haber escrito Cómo conseguir una banca y no perderla en siete días –agrega Carla.

—Hubiera sido mucho más realista –digo.

—Acá lo único realista es que se terminó la grieta.

—¿Vos decís? –pregunto, algo confundido.

—Por supuesto –sigue Carla–. A la marcha a favor del Gobierno, en el Obelisco, fueron 300 personas. Y a la marcha de la resistencia que convocó el kirchnerismo en Plaza de Mayo habrán ido unas veinte o treinta personas más.

—Pero a la marcha federal sí fue un montón de gente –digo yo.

—También a la peregrinación a Luján. Pero eso no tiene nada que ver con la grieta K-anti K. Eso es un montón de gente que está jodida y muy enojada con el Gobierno, y un montón de dirigentes políticos que quieren capitalizar ese descontento. Incluyendo a algunos kirchneristas. Que cada vez son menos.

—Creo que en la convocatoria kirchnerista hubo un par de errores.

—Es cierto, no tendrían que haber puesto a personas con tanto caudal de votos, como Guillermo Moreno, Amado Boudou o Luis D’Elía –dice Carla.

—Al menos pusieron a un Kirchner como orador.

—Sí, pero era Máximo, no Cristina –dice Carla–. Es como pensar que The Beats van a llenar el Estadio Unico de La Plata porque ya lo llenó Paul McCartney.

—¿Vos decís que Máximo es un político-tributo a Néstor y Cristina?

—Yo digo que hace covers –dice Carla–. Pero eso se usa bastante en la política argentina de hoy.

—¿Por qué lo decís?

—Y, fijate Margarita Stolbizer: se la pasa haciendo covers de Elisa Carrió.

—Ejem… –interrumpo, algo molesto–. Bueno, no es tan así. Es cierto que se la pasa denunciando al kirchnerismo, es cierto que se reunió con Macri, pero también es cierto que… ejem…

—¡Claro! –exclama Carla–. Cierto que estuvo en el congreso del Frente Renovador en Parque Norte junto a… ¡tu mujer!

—No pienso decir nada al respecto.

—¿Cómo que no? –pregunta Carla, levantando el tono de voz–. ¡La gente está esperando que digas algo al respecto!

—No.

—¿Se pasa al massismo?

—¿Viki? –pregunto–. Ya dijo que no. Bah, eso leí. En casa no hablamos de política.

—¿Estás casado con Viki Donda y en tu casa no hablan de política?

—Tratamos de mantener las cosas en calma en nuestro matrimonio.

—No te creo a vos y no le creo a ella –dice Carla.

—¿Y a ella por qué?

—Porque dijo que no iba a cambiar ni de partido ni de marido. Y no le creo: debería cambiar de marido. ¿En serio no se va a pasar al massismo?

—¡Ya dijo que no!

—¿Y vos? ¿Te vas a pasar el massismo?

Miro a Carla en silencio, no puedo creer lo que me está preguntando.

—¿Vos estás loca? –respondo–. ¡Yo soy anarquista! Bueno, también soy bastante zurdo. Así que tal vez me pase al massismo-leninismo. ¿Pero no creés que en mi columna debería hablar de cosas que realmente le importen a la gente?

—Por supuesto: la grieta.

—¿Cómo? –pregunto–. ¿No era que ya no existía la grieta?

—No existe tal como la conocíamos –responde Carla–. Ahora tenemos otra grieta mucho más actual: linchadores de clase media armados contra lúmpenes fumapaco armados.

—¿Vos estás loca? –me enojo–. ¿Cómo voy a poner algo así? Es muy fuerte lo que estás diciendo.

—Bueno, ponelo como quieras, pero la idea es esa.

—Voy a buscar alguna forma más simple de poner eso, lo de la nueva grieta. Que básicamente estaría representada por dos corrientes de pensamiento, dos corpus teóricos, ¿no?

—Por supuesto –responde Carla–. De un lado el ivocutzaridismo, y del otro, el motochorrismo. Aunque Ivo y el motochorro Aguirre ya se abrazaron en televisión, como si fueran Perón y Balbín. Y se sabe que los abrazos son muy malos para las grietas.

—Del motochorro Aguirre no se supo mucho últimamente, pero seguro que va a aparecer. Ivo ya anduvo haciendo declaraciones. Dijo que tiene que haber “robos a mano desarmada”.

—Me llena de orgullo que, cuando se trata de crímenes y delitos, los medios amplifiquen la palabra de un experto en el tema –casi se emociona Carla–. Si la liquidación por cierre total a precio irrisorio en una librería clásica es presentado como “un boom de la lectura”, ¿por qué Ivo Cutzarida no puede ser considerado “el hombre que propuso una nueva lectura de Vigilar y castigar de Michel Foucault”?

—Bueno, pero Ivo no es funcionario –trato de bajar el tono a la discusión–. Se presentó y no lo votó nadie. En cambio los funcionarios estudian los temas en profundidad.

—Exacto –asiente Carla–. Como el secretario de Seguridad, Gerardo Milman, que para explicar qué son y cómo funcionan las maras, citó textos aparecidos en El Rincón del Vago.

—No sé qué son las maras y no sé qué es El Rincón del Vago –digo.

—Las maras son organizaciones delictivas, googlealo –me dice Carla–. Y El Rincón del Vago es un sitio web que usan los estudiantes secundarios para hacer machetes y estudiar lo mínimo indispensable.

—¿Como la Wikipedia? –pregunto.

—Mm… –duda Carla–. Digamos que la Wikipedia es a El Rincón del Vago lo que la biblioteca de Alejandría es al puesto de diarios y revistas de la estación Constitución.

—Cómo conseguir un puesto en el ministerio de Patricia Bullrich y no perderlo en siete días.

—¿Qué? –pregunta Carla.

—La versión de Milman de Cómo conseguir una mucama y no perderla en siete días –respondo.

—Le faltó una frase al título ese –agrega Carla–. Debería haberse llamado Cómo conseguir una mucama y no perderla en siete días, siendo como soy yo: una conch…

—¡Pará, animal! –la interrumpo–. No digas esas cosas que después pongo cualquier barbaridad en la columna.

—Después del golpe institucional en Brasil, podés poner lo que quieras. Ahora el país lo gobiernan Temer y sus seguidores, los temerarios.

—La democracia ya no es lo que era –digo.

—La democracia nunca fue lo que era –concluye Carla–. El problema, lo que nos duele, es que la democracia ya no es lo que creíamos que era.