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Agenda exterior

Macri habla por Trump

Argentina apoyó el bombardeo a Siria y condenó a Venezuela. El rechazo de Trump en América Latina. Las relaciones carnales por otros medios.

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Sintonia. El presidente argentino declaró en línea con EE.UU. | Cedoc Perfil

Donald Trump es un presidente impopular. Su figura genera rechazo en casi todo el mundo. Pero es en América Latina donde más desciende su imagen. Según Pew Resarch Center, el centro de estudios norteamericano que mide el antiamericanismo desde hace décadas, la figura de Trump representa la mayor caída de un presidente de Estados Unidos en solo dos años. Su propuesta de construir un muro para frenar el ingreso de inmigrantes y su desprecio a los latinos hizo que en la actualidad solo el 14% de los latinoamericanos confíe en el presidente de Estados Unidos.

Sin importar ese contexto negativo para Trump en la región, Mauricio Macri se alineó la semana pasada sin disimulos con el presidente de los Estados Unidos. En la VIII Cumbre de las Américas que finalizó el sábado en Lima, Macri se convirtió en el primer presidente latinoamericano que aprobó el bombardeo contra Siria y desacreditó al gobierno de Venezuela. Tan solo ocho minutos necesitó el jefe de Estado argentino para condenar "el uso de armas químicas" utilizadas por el gobierno de Bashar Al Assad -sin mencionar que esa intervención se hizo sin la aprobación de la ONU-, y para anticipar que Argentina va a "desconocer" la elección que se realizará el 20 de mayo en Venezuela, porque "eso no es una elección democrática".

Argentina se ha convertido con el macrismo en el mejor aliado de Estados Unidos en la región. Desde estas columnas ya se ha mencionado el giro producido por la diplomacia argentina gracias a la relación personal entre Macri y Trump (La amistad de los presidente-empresarios), que se suma al posicionamiento ideológico del PRO con respecto a Washington (Las relaciones (casi) carnales).

Pero lo que se observa ahora es la profundización del alineamiento en cuestiones más sensibles: una intervención militar en Medio Oriente. Ocurre que el bombardeo de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia al país gobernado por el dictador Al Assad -hay que decirlo- luego de una clara violación a la comunidad internacional y porque el entramado geopolítico que rodea a Siria puede tener ramificaciones imprevisibles cuando empiecen a mover sus fichas Rusia, Irán y otros actores en juego del siempre confuso tablero que cruza al conflicto árabe-israelí.

Todo hace suponer un regreso del "realismo periférico", el evidente acercamiento entre Buenos Aires y Washington que se produjo en los 90 en medio del Consenso de Washington y la caída de Muro de Berlín. Pero para los diplomáticos de Cambiemos, siempre tan propensos a espantar los fantasmas noventistas, la estrategia de política exterior diseñada por Carlos Menem no tiene parangón con la protagoniza hoy la Argentina. El problema para los hombres del presidente es que no se evidencian muchas diferencias.

Sin embargo, algunos especialistas en política internacional también remarcan esos matices. Juan Gabriel Tokatlian aseguró recientemente que Macri esboza lo que se podría denominar como un "unilateralismo periférico concesivo", un tipo de estrategia que permite acercar a un país periférico a una potencia para obtener los beneficios de ese vínculo, pero sin descuidar su situación de alianzas regionales.

"El unilateralismo periférico concesivo también remite a un tipo de conducta de un Estado que pretende satisfacer sus preferencias pero sin desestimar del todo del multilateralismo (dada su condición de periferia) y que entiende que haciendo concesiones al poderoso se salvaguardan los intereses propios", explicó Tokatlian en artículo titulado “Relaciones con Estados Unidos: ¿nueva etapa?”, publicado en Clarín en febrero pasado.

Es interesante la apuesta teórica del profesor plenario de la Universidad Torcuato Di Tella porque, en parte, podría explicar que las concesiones que Argentina realiza frente a Estados Unidos serían positivas para recibir beneficios en materia económica. Tal sería el caso, por ejemplo, de la reciente decisión de Washington de excluir “temporalmente” a la economía argentina de la imposición de aranceles al acero y al aluminio.

Pero cuando Macri anticipa que va a desconocer al gobierno de Nicolás Maduro y, lo que es más alarmante, cuando aprueba un bombardeo unilateral en Medio Oriente, automáticamente se está convirtiendo en un presidente que coincide sin reparos con Estados Unidos. Y ese posicionamiento deja muy poco margen de maniobra para la Argentina.